Luis Girarte Martínez

 

Apenas como a un paso de la luz, planto mi sombra.

Es como clavar mi nombre a la figura

de un caminante que perdió el camino.

Muerdo la voz. Fustigo la palabra.

Me flagelo los ojos. Me martirizo.

Y soy como la huella en el sendero

como herida de arado a la mitad del surco,

como cuchillo abriendo la esperanza,

como clavo en el cuenco de las manos,

 como labios resecos por la sed asomándose al agua.

Pero ni el nombre ni la figura, ni la planta del pie,

ni la herida en el pecho ni la hiel en los labios,

ni el anticipo de la muerte,

tienen, para mi corazón, tanto sentido,

como no sean

las raíces del árbol

que plantaron mis padres en la calle.

Ahora sé que el motivo de esta siembra

Es para que ni el viento ni el agua ni la piedra

Logren borrar su huella remarcada con cincel y con fuego

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