Mario Ensástiga Santiago
Tres son las grandes interrogantes que me asaltan ante los actuales crispados escenarios internos de Morena y la inseguridad de algunas regiones y municipios del país, frente a las elecciones locales a punto de concluir el periodo de registro de las planillas municipales, para iniciar formalmente las campañas constitucionales del 15 de abril al 29 de mayo; 1. ¿está en riesgo el triunfo de Claudia Sheinbaum?; 2. Está en peligro el cumplimiento de los objetivos del Plan C? y 3. ¿En qué porcentaje el pueblo votará de manera diferenciada por las inconformidades de las candidaturas a los congresos locales y ayuntamientos?.
Veamos, de alguna manera ya se había señalado que las definiciones de las candidaturas locales de la Coalición Juntos Seguimos Haciendo Historia, serían procesos por demás complicados, más que la definición de las candidaturas estatales y federales, por diversas razones, principalmente entre ellas por el número tan amplio de candidaturas, por la confrontación de manera más intensa y concreta de los intereses y cacicazgos locales, principalmente de carácter económico y del control político de los gobernadores de los estados, grupos políticos (corrientes) nacionales, estatales, municipales y desde luego los de la delincuencia organizada en cada territorio.
Una vez que la Comisión Nacional de Elecciones de Morena ha concluido la publicación, a cuenta gotas, de las listas de los candidat@s a las presidencias municipales y diputaciones locales, prácticamente casi para concluir el periodo de registros ante los órganos electorales de cada entidad, varios grupos de morenistas de diversos estados de la República han empezado a manifestar públicamente sus inconformidades ante tales definiciones.
La prensa y redes sociales han estado dado cuenta de las inconformidades de los procesos electivos internos, principalmente de Morena, en la CDMX y en los estados de Chihuahua, Guerrero, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Yucatán, Sinaloa, Zacatecas, Hidalgo y ahora en Michoacán, principalmente por militantes y simpatizantes autodenominados fundadores de Morena, protestas por lo que denominan reparto de candidaturas a los llamados “chapulines”, hombres y mujeres provenientes recientemente de otros partidos políticos, principalmente del PRI.
Los argumentos de los inconformes, palabras más o palabras menos, son en esencia los mismos, ya que fundamentan que el movimiento nació en busca de erradicar la vieja política, de combate a los corruptos y a los políticos que representan a las viejas prácticas neoliberales del PRI y del PAN, y en consecuencia estas políticas resultan ser censurables e incomprensibles para algunos de sus militantes.
“Nosotros fundamos el partido para combatir a los priistas y panistas corruptos y ahora resulta que los que están teniendo las candidaturas son esos mismos que combatimos y nos combatieron, están sacrificando nuestros principios, están entregándole todo a los candidatos corruptos y nos sentimos defraudados”; “lo que pasa es que la Comisión Nacional de Elecciones junto con los gobernadores de los estados y Comités Ejecutivos Estatales de manera antidemocrática eligieron a los candidatos que ellos quisieron, fueron candidatos del PRI, PAN e incluso del MC, sin tomar en cuenta a las bases morenistas, sin tomar en cuenta a los fundadores, entonces, pues ese es el descontento”.
Es claro que los argumentos y posiciones de las instancias partidarias, dirigentes y destacados militantes de Morena, han sido sobre la base de la estrategia pragmática de primero “derrotar al enemigo principal”, para luego combatir a los enemigos secundarios, se entiende que serán los ahora “chapulines” que no se alinien a los planteamientos de la 4t y del segundo piso, ello justifica la inclusión de personas con perfiles principalmente de peso electoral antes que otra cosa para alcanzar la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, objetivo del llamado Plan C; es claro que Claudia Sheinbaum.
Tienen razón, “los morenistas no ganan las encuestas”, es cierto, no existen verdaderos liderazgos locales con el suficiente trabajo social-político que supere a los tradiconales cacicazgos politico elerctorales del priísmo en cada municipio y estado de la República, de ahí el pragmatismo electoral de Morena.
A juzgar por los posicionamientos políticos esgrimidos de los inconformes, miembros de la base morenista de algunos territorios locales, visiblemente de una docena de entidades, no aceptan tal justificación, afirman que dar cargos legislativos a los llamados “chapulines”, puede repetir lo sucedido con German Martínez y Lili Téllez, por lo que consideran que ello pone en riego el Plan C, sí en efecto eso es un riesgo.
Por su parte la dirigencia nacional, así como los comités directivos estatales del partido, han negado que exista crisis, rebeliones e imposiciones de candidaturas, Mario Delgado, presidente nacional de Morena declaró en rueda de prensa, el 5 de marzo, “los estatutos establecen que el 50 por ciento de las candidaturas son para perfiles externos porque es un movimiento y nosotros promovimos una reforma estatutaria para que se disminuyera al 40 por ciento, sin embargo, es un tema que siempre genera polémica; la suma de gente a nuestro movimiento ha permitido que Morena siga creciendo, ha permitido la incorporación de liderazgos muy valiosos para el movimiento”.
Hasta el momento sólo se sabe que en los estados de Morelos y Yucatán se han presentado desprendimientos de militantes, candidatos y candidatas de Morena, si bien es cierto que hasta el momento las manifestaciones de inconformidad y sus escenarios no ponen en riesgo el triunfo de Claudia Sheinbaum, con todo lo que se diga y se cuestionen las encuestas, no podemos desconocer que reflejan en conjunto una clara tendencia nacional sostenida y holgada de 20 puntos en promedio, por lo que mi respuesta a la primera interrogante queda resuelta, no hay duda alguna del triunfo electoral de la 4t rumbo al segundo piso.
En relación a la segunda interrogante de sí las inconformidades ponen en riesgo el Plan C, en mi opinión, no lo creo, es evidente que la extraordinaria coyuntura política que estamos viviendo en México, entre muchas otras cosas ha logrado despertar el interés del pueblo de México por la “cosa pública”, la gente está más informada y clara de lo que está en juego entre los dos proyectos de Nación en disputa, el de la derecha y del progresismo de la 4t.
Todo indica que la mayor parte del pueblo que va a acudir a las urnas el próximo 2 de junio, votorá principalmente por las candidaturas federales de la Coalición Juntos Seguimos Haciendo Historia, pese a las inconformidades con las candidaturas locales, por lo que me parece que el cumplimiento del objetivo del Plan C de lograr la mayoría calificada en el Congreso de la Unión tiene altas posibilidades de lograrse, asi resuelvo mi segunda interrogante.
Es posible que las evidentes inconformidades, justificadas, explicables e inevitables en los procesos internos de los partidos políticos al definir sus candidaturas, con mayor razón ante los actuales excenarios tan álgidos del proceso electoral 2024, inconformidades que de ninguna manera hay que desconocer y minimizar, sin embargo no veo que Morena tenga- por lo menos hasta ahora- una crisis política e institucional que ponga en riesgo el avance y triunfo electoral de la 4t, lo que si creo, es que los y las morenistas votarán de manera diferenciada, ¿en que porcentaje?, eso no lo sé, esa si es mi tercera interrogante sin resolver, a pesar de los reiterados llamados incluso de la misma Claudia Shienbaum.
No olvidemos que toda reforma constitucional, aunque se voten y aprueben en el Congreso de la Unión, tienen que ser ratificadas por la votación de la mayoría de los 32 congresos locales del país, de ahí la importancia de ver en qué porcentaje habrá voto diferenciado de la base morenista inconforme; los previsibles reveces electorales de Morena serán en los municipios, simple y sencillamente por el evidente descuido y desinterés de la 4t por fortalecer los poderes locales. Asi las cosas considero que las dirigencias políticas de Morena y de los partidos coligados, PT y Verde Ecologísta, tendrán que reforzar democrática e inteligentemente su capacidad de solución o contención de los conflictos internos para contrarrestar y disminuir la votación diferenciada.