Tranquilino González Gómez
Cerca del amanecer. Siembro la noche.
Es como si los ojos se pegaran a las sombras
del sueño, que no encuentra su camino de retorno.
Respiro espantado, presiono las palabras,
ahogo los miedos, brinco para despertar.
Soy como el caminante que recorre las huellas
buscando las heridas de sus pies descalzos en las calles.
Soy como el borracho que sueña su mezcal
en las banquetas frías del jardín.
Como el viento que amanece sin rumbo
buscando al sol que caliente sus brazos.
Pero ni el cuerpo, ni el asombro de verme, ni los pájaros
que cantan maravillas,
le dan sentido a este despertar,
en esta quimera en que se multiplicaron los quebrantos
en que se prolongaron los delirios,
y no despierto
porque siento que las ausencias
de quienes no están conmigo,
son la muerte que me sueña
con el amor que les guardo,
o quizás solo sea su recuerdo
que se esconde en el refugio de la noche.