Por: Mtro. José Arturo Villaseñor Gómez
Presidente de la Asociación de Cronistas por Michoacán
Apenas consumada la Guerra de Independencia los mexicanos se enfrentaron al dilema de forma de gobierno para su nueva nación: algunos de los dirigentes pensaron en adoptar una monarquía, en tanto otros opinaban que era mejor seguir el modelo republicano.
Así iniciaron las disputas que durarían cerca de cinco décadas, sin que lograran ponerse de acuerdo, situación que ocurrió con el triunfo liberal juarista en 1867.
Las primeras décadas de vida independiente fueron difíciles para la gran mayoría de la población: había precariedad en todos los ámbitos: Pobreza en el campo, la minería sin producir y el comercio paralizado, los caminos eran malos y plagados de bandidos.
En ese contexto surgió el municipio con un enfoque que buscaba terminar con los problemas antes descritos; sin embargo, no era tan fácil.
La primera Constitución independiente buscó dar vida a los municipios como primera célula gubernamental que vinculara a los mexicanos con el gobierno. Para ello los Ayuntamientos debían estar integrados por personas de «amplio respeto y solvencia moral», entre otros requisitos.
Los gobiernos estatales en turno, buscaban darle al municipio cohesión para ordenar así el país. No obstante, las guerras por el poder político y control del país entre los bandos centralistas (conservadores) contra federalistas (liberales) dificultaron la buena organización de los municipios.
Por ende, fue difícil la regularización del cobro de impuestos con lo que se debía brindar servicios a los habitantes de cada municipio; situación que se reflejó en aspectos como la seguridad (pocos e ignorantes guardias) orden, mala iluminación pública, falta de agua potable, caminos inseguros, viviendas en pésimas condiciones, inexistencia de servicios médicos, y falta de escuelas de instrucción elemental, básica y media superior.
En Michoacán desde el inicio de la Guerra se habían cerrado los Colegios Seminario de Valladolid (Seminario Tridentino) y el de San Nicolás Obispo (Actual Colegio de San Nicolás de Hidalgo).
A la ciudad de Morelia llegaría, al iniciar los años treinta del siglo XIX, la Escuela Lancasteriana que, con su método de educación, fue una buena medida en esa época, no obstante, el resto de los municipios seguirán sin escuelas hasta mediados de ese siglo.
Por ello a manera de ejemplo es importante resaltar que el municipio, para su buen funcionamiento debe tener buenos funcionarios, recursos económicos adecuados, una buena relación con el gobierno estatal y federal y armonizar con las instituciones públicas y privadas locales en beneficio de la colectividad.