Piénsalo tres veces

El dilema del líder: Inspirar o motivar

Francisco Javier Rauda Larios

“El talento depende de la inspiración, pero el esfuerzo depende de cada uno.”
Pep Guardiola

En el entorno empresarial, la motivación y la inspiración son dos conceptos que a menudo se entrelazan pero que, en realidad, tienen significados distintos y consecuencias divergentes en cuanto a los resultados y el bienestar de los colaboradores.

Comprender esta diferencia y su impacto es crucial para los líderes y gestores que buscan maximizar el desempeño y la satisfacción dentro de su equipo de colaboradores.

Como diría Jack “el destripador”, vamos por partes, amigo lector.

Si bien es cierto que la motivación, en su forma más básica, implica estimular a las personas para que realicen una acción específica o alcancen un objetivo determinado. Suele estar ligada a recompensas tangibles o intangibles, como aumentos salariales, reconocimientos o promociones. La motivación puede provenir tanto del exterior como del interior del individuo, siendo esta última conocida como motivación intrínseca.

Cuando se trata de motivar a los colaboradores en una empresa, los líderes a menudo recurren a estrategias como programas de incentivos, reconocimientos públicos o metas específicas. Estas tácticas pueden ser efectivas para lograr resultados a corto plazo y generar un cierto nivel de compromiso, pero tienden a ser transitorias y dependientes de factores externos. Además, la motivación basada únicamente en recompensas materiales puede generar una cultura de dependencia y desmotivación cuando dichas recompensas no están presentes o son insuficientes.

Por otro lado, la inspiración se refiere a la capacidad de generar un sentido de propósito, significado y conexión emocional con una causa o visión más amplia.

A diferencia de la motivación, que tiende a ser externa, la inspiración surge desde el interior de cada individuo y está intrínsecamente relacionada con sus valores, creencias y aspiraciones personales y profesionales.

Los líderes que inspiran a sus colaboradores son aquellos que articulan una visión convincente, fomentan un ambiente de confianza y autonomía, y sirven como modelos a seguir a través de su propio ejemplo y comportamiento.

Al inspirar a los demás, estos líderes despiertan un sentido de compromiso y dedicación que va más allá de simples recompensas externas. La inspiración nutre el sentido de pertenencia, la pasión por el trabajo y el deseo de contribuir al éxito colectivo.

En cuanto a la capacidad de lograr resultados, tanto la motivación como la inspiración pueden influir, y de hecho lo hacen, en el desempeño de los colaboradores, eso no está en discusión. La diferencia fundamental radica en su durabilidad y efectividad a largo plazo.

La motivación, al depender en gran medida de estímulos externos, puede ser eficaz para impulsar la productividad a corto plazo, pero tiende a perder su efecto una vez que las recompensas se vuelven rutinarias o insuficientes. Por otro lado, la inspiración, al alimentar un sentido de propósito y conexión emocional, tiene el potencial de generar un compromiso duradero y una dedicación intrínseca hacia los objetivos de la empresa. Los colaboradores inspirados están dispuestos a dar lo mejor de sí mismos no solo por el beneficio personal, sino por el bienestar del equipo y el logro de la visión compartida, lo cual hace que el logro de los resultados se vuelva un proceso sostenible y sustentable a lo largo del tiempo.

Con base en lo anterior la tarea, si cabe la expresión, es determinar cuál de los dos roles de liderazgo, el líder inspirador o el líder motivador, tiene un mayor impacto en el desempeño de los colaboradores.

El desafío, amable lector, se vuelve interesante ya que ambos desempeñan funciones importantes y complementarias en el ambiente laboral. Sin embargo, si tenemos en cuenta el impacto a largo plazo y la capacidad de generar resultados sostenibles, el líder inspirador suele tener un impacto más significativo en el desempeño de los colaboradores.

La razón principal detrás de esta afirmación radica en la naturaleza intrínseca y duradera de la inspiración en comparación con la motivación.

En resumen, si bien tanto la inspiración como la motivación son elementos cruciales del liderazgo efectivo, el líder inspirador tiende a tener un impacto más profundo y duradero en el desempeño de los colaboradores debido a su capacidad para cultivar un sentido de propósito, conexión emocional y compromiso intrínseco hacia los objetivos de la empresa.

A manera de conclusión, considero que la motivación puede ser un primer paso para estimular el desempeño laboral, pero es la inspiración la que tiene el poder de transformar la cultura organizacional y generar resultados sostenibles a largo plazo.

Finalmente resaltaré el hecho de que los líderes efectivos reconocen la importancia de ambos conceptos y trabajan para cultivar un ambiente que combine elementos de motivación externa con una inspiración genuina arraigada en valores compartidos y un propósito significativo.

“Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, a hacer más y ser mejores, eres un líder.”

Jack Welch

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