Lugupe el Palabrero


Si en mis locos delirios

no te imploro,

busco que ames un poquito

porque mi alma esta anhelante

saborear el néctar de tus besos

Luis Manuel Rodríguez G.

 

Grandes pasillos, jardines verdes

honor a quien honor merece

hombres de prisa siempre

amables, sonrientes, gustosos

vestidos como las palomas

impecable, blanco, puro

lleno de inocencia y de nubes.

 

Atención de seis estrellas

diez lunas, soles nuevecitos

de bienvenida un coctel de pastillas

con ensalada de frutas

sentados en la mesa enorme

dispuesta para la fiesta

que locura, pensaba yo

tan maravillosa y creativa

que gente tan divina

las paredes adornadas con flores

colgando papel picado de dolor.

 

Manteles recién lavados

las habitaciones de-sinfectadas

brillantes como las estrellas

pétalos de rosas por el camino

tanto gozo y a dormir la mona

el mono también a dormir.

Sueño perfecto, de ruido nada

ni aparatos que mienten en noticias

silencio absoluto, plena calma

para admirar el océano de regalo

toros hermanos del olvido

pintábamos de colores los días

cuando comamos, ese manjar

de amansa locos, con placer.

 

No sé quién borró el tiempo

no existía el pasado, ni el futuro

era un absoluto devenir

sin trabajos forzados

con toda libertad de pensar en Dios

o en el diablo, así nomás gratis el gran hotel

cortesía del sistema socialista

comunista, capitalista o cualquiera.

 

Un día con intensa lluvia

un amigo se aloca y gritaba

soy gran poeta y democrático

pateo el desayuno de pastillas

lloro como niña

aunque era hombre

golpeando la rabia muda.

 

Rompió el cordón umbilical

del capitalismo dominante

para transformarse en comunista

tiró el líquido del suero

corrió por los jardines

ya cuerdo, insultó al gobierno.

 

Desde entonces nos encerraron

amarraron nuestra memoria

dañando con ideología la piel

el sol lo escondieron de los ojos

nos tacharon como locos

nunca supe dónde quedó la felicidad.

 

Empecé a escribir incongruencias para mostrar que poeta era nunca loco, menos destrampado sano como un gusano

ellos sin decir palabra alguna me hicieron un homenaje encerrándome en el calabozo como un premio a mis poemas para que gozara plenamente de la oscura soledad

Desde entonces me volví poeta nunca supe como

¿ni para qué escribo? Pero escribo

No tengo más que hacer.

 

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