José Juan Marín
Evocar a Rulfo en el cercano 114 Aniversario de la Revolución Mexicana, es sumergirse en el México más auténtico, y su legado es uno que sigue vivo en la literatura y el arte de hoy.
La influencia de Juan Rulfo se ha extendido más allá de las fronteras de México, convirtiéndose en una referencia obligada para escritores de todo el mundo. Autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes han reconocido la influencia de Rulfo en sus propias obras.
Su estilo conciso y su habilidad para describir la crudeza de la vida rural mexicana, sin perder una prosa lírica, han hecho que su obra sea reconocida como parte del canon literario universal.
Aunque Pedro Páramo y El Llano en llamas son sus obras más conocidas, su contribución a la literatura y al arte visual continúa siendo objeto de estudio y admiración.
La exploración de los temas de muerte, pobreza y espiritualidad en un México profundo lo han hecho trascender épocas, y su escasa pero potente obra es un recordatorio de que, en la literatura, a veces menos es más.
Con motivo del estreno de la adaptación de Netflix, nos sumergimos en las páginas de Pedro Páramo para hallar en su obra, aquellas que revelan su grandeza.
Pedro Páramo es una novela corta, pero su riqueza es inmensurable.
Más allá de este legado, hay algo que hace de la historia creada por Juan Rulfo una única en su tipo: el habla “Rulfiana”, aquella que todos los mexicanos hemos escuchado alguna vez en algún mercado, en algún pueblo, de nuestras abuelas o nuestros abuelos.
El universo del escritor originario de San Gabriel, Jalisco, está repleto de personajes con expresiones y descripciones audaces, algunas poéticas, otras incluso rayan en la sabiduría. Aunque él mismo solía decir que Pedro Páramo requiere más de una lectura para entenderlo, desde ese primer fragmento en el que Juan Preciado acepta ir en búsqueda de su padre a Comala porque su madre “estaba por morirse” y él “en plan de prometerlo todo”, es imposible no terminar capturado por el estilo único de su autor.
Comenta el periodista Juan Villorio sobre Pedro Páramo: “En su novela, Rulfo reinventó el lenguaje cotidiano al construir una realidad alterna; nunca un campesino mexicano ha hablado como un campesino de Rulfo, pero jamás ha sido tan genuino como un campesino de Rulfo”, puede que no haya forma más acertada de describir el habla vulnerable de estos personajes que cargan, sobre todo, con tristezas y añoranzas: » Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace «.
Cada cuento, aunque breve, permite vislumbrar y reflexionar hoy a un México profundo y auténtico, así como la complejidad humana en su lucha por sobrevivir en un entorno hostil.