Leandro Espino Córdova y Raymundo Isidro Alavez


En la época de la conquista, ante la llegada de los españoles y conociendo los estragos que ocasionaron en Tenochtitlán, el rey purépecha Tangáxoan Tzintzicha se rinde ante el ejército español en 1522, aceptando la propuesta de colaboración con la corona española, lo que no se puede considerar como conquista, ni tampoco como una traición, sino como estrategia militar para evitar masacres y empleando la táctica política de negociar: La política es el arte de transar, derivado de transacción, ¿qué das?, ¿Que doy?.

La Historia forja al hombre, porque a través de ello demuestra afecto a su ascendencia, con la práctica de sus tradiciones, porque las consideran el legado sagrado por sus ancestros, a pesar de participar en la permanente competitividad las han conservado e influido en una forma de vida que caracteriza a la estirpe a la que pertenece. Sin embargo, por desventura algunas costumbres han perecido y al desaparecer éstas también se pierde una cultura.

“Cultura. Las ideas, los valores y los patrones de comportamiento colectivos de un grupo humano determinado. La cultura consiste en un conjunto de subsistemas interrelacionados cuyas fronteras, generalmente borrosas, no necesariamente coinciden. Estos subsistemas culturales se transmiten y se aprenden, adaptándose continuamente a los cambios en el contexto geográfico y social del grupo.”  (David Charles Wright Carr-  GLOSARIO: CULTURA, LENGUA, ARTE Y ESCRITURA. 16 DE AGOSTO DE 2010)

El pueblo purépecha se distingue por una amplia cultura, manifestado en la lengua, sistema de comunicación que no pertenece a ninguna familia lingüística mesoamericanas, tampoco a ningún otro pueblo, a excepción de algunas fuentes escritas que los asocia con la cultura Inca de Perú.  Es exclusiva, en tanto los antropólogos, arqueólogos, historiadores y lingüistas no localicen los orígenes de este pueblo y su parentesco con otras hablas.

La lengua se hablaba, pero no se escribía, las ideas eran manifestadas con signos, o en su caso dibujos. Un ejemplo, nos remonta a lo plasmado en el Códice Carapan: 

El códice muestra nueve personas sentadas en una glosa onomástica en tarasco. Siete están vestidas como guerreros prehispánicos con arcos y flechas y dos llevan ropa española. El documento también incluye planos de dos propiedades de la tierra con una pirámide prehispánica, una casa, trabajadores indígenas, un cerro, árboles y un ojo de agua. Varios puntos geográficos están marcados con flecha. Un trozo de papel menciona 1597, mientras un texto en tarasco indica que el documento representa los señores valientes de Carapan que protegen su territorio.

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Por eso es importante conservar la memoria histórica porque: “La memoria va unida directamente a la construcción de la identidad, y la memoria a su vez es el contenedor de los contextos históricos en los que los individuos se desarrollan”. (Stella, 2008, p. 89)

Todo grupo social profesa una cultura que se distingue de las demás por las ideas, valores y patrones de comportamiento en específico, estas ideas la representan en forma materializada, otras veces en forma simbólica. Los valores no necesariamente son compatibles con el resto de los agrupados, porque estos estan en constante cambio al igual que el comportamiento humano. Lo mismo sucede en las lenguas, se enriquecen con el contacto de otras culturas, esta interacción propicia el enriquecimiento cultural. La cultura se manifiesta de diversas formas, como en la arquitectura, escultura, vestimenta, música, danza, alfarería, agricultura, artesanía, gastronomía en las actividades productivas, cestería, usos, costumbres y tradiciones 

Con el propósito de dar más elementos para la comprensión sobre el término de la cultura, retomo del siguiente artículo “El carácter simbólico del lenguaje como constituyente de la cultura” de la autoría de Sara Luz Alvarado Aranda:

 

«Las culturas de todos los tiempos de la humanidad son los mundos construidos históricamente por sus comunidades, porque la actividad de construcción de una cultura es una empresa colectiva e histórica; juntos los miembros de una comunidad fabrican herramientas, hacen y edifican espacios en dónde habitar, inventan lenguajes, crean y se adhieren a instituciones y valores adecuados a todas las dimensiones de la vida humana» (Alvarado, 2008: 28-29).

 

El activismo de algunos promotores purépechas en actividades culturales, lograron que la ciudad de Pátzcuaro, Michoacán haya sido la sede del Primer Congreso indígena Interamericano, la cumbre se realizó del 14 al 24 de abril de 1940, asistiendo el Presidente de la República de aquel momento “Lázaro Cárdenas del Río”, por su parte, el representante de México fue el Director de Asuntos Indígenas Luis Chávez Orozco, Asistieron también Aaron Sáenz Garza y Lombardo Toledano. 

Todos los pueblos poseen una memoria histórica, ya que sus componentes de determinado lugar tienen un pasado en común, experiencias que los mantiene en sólida cohesión social entre los habitantes de la comarca o comunidad. El sentir de ellos consolida en las diversas y variadas prácticas que a lo largo de los años se han vuelto en tradiciones.

La palabra tradición tiene su origen en el latín “tradere” que significa “dar algo a alguien para rituales del “El Día de Muertos” de la magnitud de las que realizan en Pátzcuaro Michoacán. Del mismo modo, en los sistemas de creencias que se ejecutan con tanta veneración: “Se reconocen un pasado y un origen común, se habla una misma lengua, se comparte una cosmovisión y un sistema de valores profundos, se tiene conciencia de un territorio propio, se participa de un mismo sistema de signos y símbolos (Bonfil, 1991: 11.) 

La identidad cultural es el conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elemento cohesionador dentro de un grupo social y que actúan como sustrato para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia. En ambas ceremonias se cultivan de generación en generación

Las tradiciones difieren en otras culturas, porque la historia cultural de cada pueblo, por consiguiente, sus prácticas. no son homogéneas; dentro de ellas se encuentra grupos o subculturas que hacen parte de la diversidad al interior de las mismas en respuesta a los intereses, códigos, normas y rituales que comparten dichos grupos dentro de la cultura dominante.

Los purépechas ante la globalización

La sociedad en su conjunto se va trasformando y cumpliendo con las leyes de la dialéctica, la cual nos dice que nada es perpetuo, todo se va modificando, salvo los sucesos sociales y vestigios de las obras arquitectónicas que aún existen en la memoria colectiva. Existe el deseo porque “el reconocerse como indígena, la incesante búsqueda de “un lugar para vivir juntos” y la esperanza de una vida mejor para sus hijos expresada para sus planes y los sueños en que se proyectan hacia el futuro” (Bayardo, Lacarrieu. 1997, p. 48)

Pero, al mismo tiempo, la globalización estrecha las relaciones entre tradiciones culturales y modos de vida distintos, las hace más visibles y propicia su valorización” (Ocampo. 2003.

 Es importante que el pueblo Purépecha, al igual que otros pueblos originarios, mantenga su riqueza cultural, sobre todo que tenga   reconocimiento de la identidad:  como punto de partida del derecho a constituir desde esa identidad la comunidad libre de iguales: mientras no se produce ese reconocimiento, la no negociable persiste”. (Lucas del 1999. P. 282

La globalización económica propicia la exclusión de determinados grupos sociales,

por consiguiente, es obligatorio la innovación de la tecnología, también exige la

convivencia con otras culturas a través del multiculturalismo:

 

“el multiculturalismo, más que un concepto normativo, es un hecho social, esto es, la presencia de una misma sociedad de grupos con diferentes códigos culturales (identidades culturales propias) como consecuencia de las diferencias étnicas, lingüísticas, religiosas o nacionales, que es lo que también se designa como sociedades multiétnicas” (Salcedo, 2007: 47)

Conclusión

 

La importancia de conocer la trayectoria de la cultura Purépecha implica que la persona que pertenece a este pueblo conozca su historia, reafirme su pertenencia a esta colectividad. Esta ratificación puede ser de forma consciente o inconsciente, pero que haga suya la historia de este grupo social.  El Purépecha, al igual que otras culturas tienen una larga permanencia en la región del Altiplano Central, sólo que: “cada uno de los pueblos indios que viven en México posee un perfil cultural distintivo que es el resultado de una historia particular cuyos inicios se pierden en la profundidad de épocas remotas” (Bonfil, 1987: 51)

Con el ritmo de las condiciones económicas, crisis, estabilidad o crecimiento, también van cambiando, la misma sociedad se va trasformando y cumpliendo con las leyes de la dialéctica, la cual nos dice que nada es perpetuo, todo se va modificando, salvo los vestigios de las obras arquitectónicas que aún existen en la memoria colectiva de los grupos originarios permanecen sin notables cambios.

 

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