Leandro Espino Córdova y Raymundo Isidro Alavez

 


Los Tarascos han sido renuentes en aceptar este gentilicio, ya que es considerado en forma despectiva, los hablantes se han esmerado por ser reconocidos de forma pública por Purépechas.

Este pueblo originario ha sido y es conocido por los intensos momentos que guarda en su historia. En palabras de especialistas de este campo de conocimiento: “La historia, incluye todo rastro y vestigio de cualquier cosa hecha o pensada por el hombre desde su aparición en la tierra” (James Harvey, Robinson, Burke. p. 20

El purépecha como grupo social profesa una cultura que lo distingue entre otros. La cultura material son sus construcciones, herramientas de trabajo, artesanías, gastronomía y vestimenta. En la cultura inmaterial incluyen su: lengua, creencia, valores, patrones de comportamiento, organización política, sistema de justicia, estructura administrativa, literatura, música, danza, y cantos.

El pueblo purépecha ha resaltado en la historia por esa fuerza anímica de practicar y conservar los rasgos de identidad cultural, manifestaciones dignas de ser conocidas en la historia. Además, de haber consolidado su identidad de todos los conjuntos que le han permitido identificar y mostrar una cultura que tiene en común y que lo hace distinto de otros pueblos prehispánicos. 

Las culturas originarias, entre ellas la purépecha han logrado sobrevivir a la colonia sosteniéndose en su universo de comunidad, aferrados con persistencia de hábitos cotidianos, prácticas religiosas y su idioma. En estas destrezas llevan implícitas su cosmovisión, permitiéndoles mantenerse y perpetuarse hasta la actualidad, dentro del esquema de la sociedad moderna.

Cultura e identidad en los Purépechas

Los pueblos originarios sobrevivientes con el transcurso del tiempo han demostrado afecto a su ascendencia con la práctica de sus tradiciones, mismas que consideran el legado sagrado de sus ancestros, a pesar de participar en la permanente competitividad las han conservado e influido en una forma de vida que caracteriza a la estirpe a la que pertenece. Sin embargo, por desventura algunas costumbres han perecido y al desaparecer éstas también se pierde parte de la cultura.

Guillermo Bonfil Batalla, etnólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y Dr. en antropología expresó:

 “La cultura abarca elementos muy diversos, incluye objetos y bienes materiales que este sistema social organizado que aquí denominamos pueblo, considera suyos: un territorio y los recursos naturales que contiene, las habitaciones, los espacios y edificios públicos, las instalaciones productivas y ceremoniales, los sitios sagrados, el lugar donde están enterrados nuestros muertos, los instrumentos de trabajo y los objetos que enmarcan y hacen posible la vida cotidiana. (Bonfil, 1987: 47)

Con otra perspectiva, el Dr. en filosofía José Alejandro Salcedo Aquino, contribuye en clasificar los elementos distintivos del aglutinado grupo de personas nativas, al definirlo de la siguiente manera: “Pueblos originarios son también unidades de cultura que pueden, uniéndose, formar naciones, mediante la conformación de un proyecto histórico común y una exigencia de autodeterminación frente a otros grupos” (Salcedo, 2007: 37) 

El pueblo purépecha se caracteriza por su espíritu bravío, en la década de 1470 a 1480 el tlatoani Axayacatl invadió al imperio de Tlatelolco, su afán de dominio lo padecieron también los moradores de la región de Toluca. Posteriormente continuó al occidente hasta el asentamiento de los purépechas, su objetivo fue fallido al ser derrotados en una guerra de resistencia y por el empleo de armas de metal, pues los purépechas ya usaban el cobre en la elaboración de armas.

Por estos años el imperio purépecha era segunda en extensión territorial, su gran dominio abarcó a pequeñas regiones de Jalisco, Colima, Guerrero, Querétaro, Guanajuato y Estado de México. Asimismo, en la actualidad se considera que habitan en 93 Municipios de los 113 que conforma el Estado de Michoacán, teniendo mayor presencia en los siguientes municipios: Coeneo, Charapan, Erongaricuaro, Los Reyes, Nahuatzen, Nuevo Parangaritiro, Paracho, Pátzcuaro, Periban, Quiroga, Tancitaro, Tangamandapio, Tangancicuaro, Tingambato, Tinguindín, Tocumbo, Tzintzuntzan, Uruapan, Zacapu y Ziracuaretiro.

En lo que compete al espíritu guerrero de los Purépecha, la Dra en Antropología. Rosa Brambila Paz, especialista en estudios novohispanos y de otomíes expone que, en 1519, que el Cazonci: 

      Tangáxoan Tzintzicha, invadio una región de Toluca, abarcando hasta Xiquipilco habitado por otomíes, destruyeron Jilotepec “avasallado los otomíes, se les impuso como tributo grandes cantidades de naguas, huipiles, mantas de gran variedad y hermosura de diseños, como las actuales- mantillas, águilas vivas y prendas de indumentaria militar. Solo de textiles se presentaban 26,000 cargas en cada entrega, que por lo menos eran cada dos años. Además, debían de entregar maíz, frijol, de todo género de legumbres (calabazas, tomates, jitomates) semillas aguamiel, pulque nopales y tunas, maderas y otras cosas, amenas gentes de servicios, para la construcción y esclavos de guerra, para sacrificio, 7-. Arqueología vol. XIII. NUM. 73, pág. 24 

Deja un comentario