José Juan Marín


El 2024 vio aproximadamente al 49% de la población mundial en 70 países, salir a las urnas, en medio de un convulso contexto global definido por las guerras en Ucrania y Medio Oriente, la crisis inflacionaria, el nacimiento de nuevas tecnologías y la creciente desconfianza en los modelos democráticos occidentales que han imperado en las últimas décadas, con tendencias revisionistas que toman fuerza cada día.

Mañana será la elección en Estados Unidos y, como en ciclos anteriores, Donald Trump se ha vuelto a colocar en el centro de la conversación. Desde que Kamala Harris asumió la candidatura y hasta el debate presidencial, logró desplazarlo de esa posición. Durante esas semanas, Trump se mostró desorientado, con una rival inesperada.

La situación parece haber dado un giro en las últimas semanas. Parece, porque es cierto que, según las encuestas, Trump ha logrado recortar la ventaja de Harris en Wisconsin, Michigan y Pensilvania y, además, ampliar la que tenía en Arizona y Georgia. Sin embargo, ni Harris en su mejor momento, ni Trump ahora han mostrado ventajas claras más allá de los márgenes de error típicos de las encuestas. Si nos guiamos por el promedio de encuestas, la contienda está empatada.

Al final, la elección se está reduciendo a una disyuntiva entre el temor a lo que Trump representa y el rechazo a la continuidad que Harris encarna.

En esta semana el mundo vivirá en peligro. Si Kamala Harris gana la elección en Estados Unidos, la estratagema Trump de impugnar o de plano torcer el resultado en los estados que gobiernan los republicanos abrirá las puertas a una crisis constitucional, y las protestas de sus seguidores suscitarán turbulencias sociales, sentencia Agustín Basabe.

Y si gana Donald Trump se retrocederá en la agenda global de medio ambiente y de derechos humanos por su desprecio por el cambio climático y su impulso a políticas antiinmigrantes inhumanas y se atizarán los conflictos bélicos: si bien como presidente no inició guerras, tampoco le interesa terminar ninguna de las que estallaron, y alienta a Rusia a dar rienda suelta a su expansionismo y a Israel a escalar la conflagración en el Medio Oriente.

Con frecuencia se ha dicho que la elección de Hitler en los años treinta constituyó una dura lección respecto al hecho de que las masas no siempre tienen la razón.

Una mala pasada de la historia, reflexiona Jorge Zepeda Patterson.

Seguramente mañana sabremos qué inquietud pesa más para ese sector del electorado que definirá la elección en Estados Unidos.

El 2024 represento un desafío mayúsculo para la democracia mundial y su funcionamiento en un contexto conflictivo, pospandémico y con la amenaza del cambio climático más latente que nunca.

El futuro de los modelos políticos contemporáneos pasaron por un arduo examen este año.

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