Luis Manuel Rodríguez García nos ofrece
HUELLAS EN EL POLVO
Poeta Sahuayense Luis Girarte Martínez
21
Amiga mía, te extraño.
En tus manos de polvo se guarda una caricia.
Hay un placer de amores que se me da al tocarte
y presumo en el tiempo
un ocaso de pájaros.
No permitas que planten
una cruz en mi sombra
ni en las ramas del árbol
haga nido el recuerdo.
Deja que solo vayan mis ojos al olvido
que es la única forma de salir a tu encuentro.
Mira cómo mis brazos, sin sol,
sin ansiedad y sin agravios,
segadores del alba, náufragos de la lluvia,
esperan, de tu abrazo,
el alfiler del último segundo.
Desde hace varios días, te busco y te deseo.
Atrás quedan los pueblos que nunca fueron míos.
Una greca de sustos me taladra los huesos
y de pié no sostengo la línea de mi sombra.
Amiga mía, te extraño.
El fantasma del polvo se me pega a la piel.
Y una brizna de ausencias me bendice los labios
igual que una palabra beatifica al silencio.
Ven.
Busca mis ojos.
Ambiciono tu abrazo.
Atrás está la historia que nunca, sin ti,
grabara mi voz, en los libros abiertos de mis ojos
y en las lápidas frías de mi tacto.
22
No encuentro en la memoria
el pacto de este amor que tengo con la muerte.
Mi infancia fue un camino
de inquietudes agrícolas,
desde el barbecho y el arado,
desde el canal y la compuerta.
La juventud traía
ojos de espiga tierna,
cintura doblegada por el viento,
alfarería de barro en las caderas.
Y una brizna de luz como las garzas.
Y una ilusión de júbilo en los ojos.
Y el velo del engaño bajo la bruma del dolor y el abandono.
Y la esposa, y los hijos, y el trabajo.
Y el mordisco del hambre masticando los labios.
Y la pobreza, y la injusticia, y el salario,
y aquel trozo de pan incompartido
porque no es suficiente para aplacar el daño.
Por eso y por lo otro y por todo lo que sabes,
a veces es más fácil romper con todo
y aceptar la cadena de tu abrazo.