Piénsalo tres veces

La Pereza: Esa amiga íntima que no nos permite prosperar

Francisco Javier Rauda Larios


“En un inmenso mar de oportunidades, los perezosos se ahogan en la orilla.” Anónimo.

Aunque no muy profundamente, he de confesarlo, en los últimos tiempos me ha dado por estudiar, si puedo decirlo así, la pereza. También conocida como flojera por algunos.

Lo que originalmente despertó mi curiosidad es el hecho de que sea considerada un pecado capital, digo, eso de entrada, ya significa algo.

Bien, amigo lector, entremos en materia.

Desde hace no mucho tiempo he sostenido, y sigo haciéndolo, que es la pereza o flojera, como sea que le queramos llamar, la que verdaderamente impide nuestro progreso tanto a nivel personal como organizacional e incluso como país.

La corrupción, por ejemplo, se debe entre otros factores, a que nos da flojera hacer fila o desplazarnos para realizar algún trámite.

Así como éste, continuaré con algunos otros casos como los siguientes:

Nos estacionamos en los lugares para personas con habilidades diferentes porque no queremos caminar tanto.

Nos damos vuelta en lugar prohibido porque no queremos ir hasta el semáforo para hacerlo correctamente.

Tiramos la basura en la calle porque no queremos cargarla hasta encontrar un bote donde tirarla.

Copiamos en los exámenes, dejamos de actualizarnos, no leemos, preferimos la comida chatarra, no hacemos ejercicio y podría continuar con un sinfín de ejemplos cuya principal, si no es que única causa, es la pereza.

La pereza, entendida como la falta de voluntad o disposición para realizar actividades, es, insisto, el principal factor limitante en el desarrollo de las personas, las organizaciones y, en última instancia, de un país.

A nivel personal, la pereza actúa como un freno para el crecimiento individual. Aquellos que sucumben a la pereza tienden a postergar tareas importantes, limitando así su desarrollo académico, profesional y personal. La falta de iniciativa y la renuencia a esforzarse pueden resultar en oportunidades perdidas y estancamiento en la vida.

En el ámbito organizacional, cuando la pereza hace de las suyas, las consecuencias pueden ser devastadoras. Los empleados que no están dispuestos a esforzarse pueden afectar la eficiencia, disminuir la calidad del trabajo y generar un ambiente laboral tóxico. La falta de motivación y compromiso puede llevar a la falta de innovación y al estancamiento de la empresa/organización socavando directamente la productividad.

Las personas perezosas pueden no cumplir con plazos, generar retrasos en proyectos y afectar la eficiencia operativa. En un mundo cada vez más competitivo, la productividad es clave para el éxito económico, y la pereza puede minar, y de hecho lo hace, la capacidad de una empresa/organización para mantenerse al día y prosperar.

A nivel nacional, la pereza puede convertirse en un obstáculo significativo para la productividad y competitividad del país.

Los países cuya cultura fomente la procrastinación y la falta de esfuerzo pueden encontrarse rezagados en términos de innovación, educación y desarrollo económico.

La pereza puede traducirse en una fuerza laboral menos calificada y menos competitiva en el escenario global, con sus respetivas consecuencias.

Como se va dibujando el panorama hasta aquí, considero conveniente establecer algunos de los factores detonantes de la pereza. La pereza, cabe la pena recalcarlo, es un comportamiento complejo y puede tener diversas causas.

He aquí cinco de ellas:

Falta de Motivación: La falta de motivación es un factor clave que lleva a la pereza. Cuando las personas no encuentran un propósito o recompensa significativa en una tarea, es probable que carezcan del impulso necesario para realizarla. La ausencia de metas claras y motivadoras puede llevar a la apatía y la procrastinación.

Confort y Condiciones Favorables: La comodidad y la presencia de condiciones favorables pueden ser un obstáculo para la acción. Si las personas se sienten cómodas en su situación actual y no experimentan presiones externas, es probable que eviten el esfuerzo adicional. La resistencia al cambio y la preferencia por la comodidad pueden contribuir a comportamientos perezosos.

Falta de Autocontrol: La falta de autocontrol es otro factor que contribuye a la pereza. La capacidad de resistir la gratificación inmediata y mantener el enfoque en objetivos a largo plazo es esencial para superar la pereza. La falta de habilidades de autocontrol puede llevar a la procrastinación y al incumplimiento de responsabilidades.

Miedo al Fracaso o Perfeccionismo: El miedo al fracaso o el deseo de lograr la perfección puede paralizar a las personas y evitar que inicien tareas. El temor a no cumplir con las expectativas, combinado con la preocupación por el juicio de los demás, puede conducir a la inacción y a la preferencia por no hacer nada en lugar de enfrentar la posibilidad de fallar.

Problemas de Salud Mental: Los problemas de salud mental, como la depresión o la ansiedad, pueden contribuir a la pereza. Las personas que luchan con su bienestar emocional pueden experimentar una disminución en la energía y la motivación, lo que dificulta la realización de tareas cotidianas. La falta de energía mental y emocional puede manifestarse en comportamientos perezosos.

La pregunta que inevitablemente surge en este momento, mi apreciado lector, es:

¿Cómo podemos evitar la pereza y abrazar la proactividad?

Bueno, ya le presenté cinco de las causas principales de la pereza, lo menos que puedo hacer es presentarle…

cinco pasos para superar la pereza y lograr convertirnos en personas más proactivas y prósperas:

Establecer Metas Claras: Definir metas claras y alcanzables. Establecer objetivos específicos proporciona un propósito claro y una dirección hacia la cual trabajar. Dividir las metas en tareas más pequeñas y manejables para hacer el proceso menos abrumador. Esto ayudará a mantener la motivación y el enfoque.

Crear un Plan de Acción: Desarrollar un plan de acción detallado para alcanzar tus metas. Dividir las tareas en pasos específicos y asignar tiempos definidos para realizarlas. Tener un plan estructurado brinda un marco de referencia para trabajar y reduce la sensación de desorganización que a menudo contribuye a la pereza.

Vencer la Procrastinación: Identificar las causas de la procrastinación y trabajar para superarlas. Eliminar distracciones, establecer plazos realistas y utilizar técnicas como la Técnica Pomodoro (trabajar en intervalos cortos con pausas programadas) para mantener la concentración.

La acción constante y la resistencia a posponer tareas ayuda a combatir la pereza.

Cultivar la Disciplina Personal: Desarrollar y mantener hábitos de disciplina personal. Comprométase a realizar las tareas incluso cuando no se sienta motivado. Establezca rutinas diarias que incluyan tiempo dedicado a los objetivos y adquiera el hábito de cumplir los compromisos, independientemente de su estado de ánimo.

Encontrar la Motivación Interna: Busca fuentes de motivación interna. Reflexionar sobre por qué sus metas son importantes. Al conectar sus acciones con valores personales y aspiracionales, encontrará una fuente interna de motivación que va más allá de la gratificación externa. La motivación intrínseca es más sostenible a largo plazo.

En conclusión, para combatir la pereza a nivel personal, es esencial fomentar la educación y la conciencia sobre la importancia del esfuerzo y la autodisciplina. A nivel organizacional, las empresas deben promover una cultura que valore el compromiso, la motivación y la responsabilidad. A nivel nacional, es crucial invertir en educación y programas que fomenten la ética laboral y el desarrollo personal.

La pereza, en sus diversas manifestaciones, puede tener consecuencias significativas a nivel personal, organizacional y nacional. Superar este obstáculo requiere un esfuerzo conjunto de individuos, empresas y gobiernos. Al promover una cultura del trabajo, la autodisciplina y la responsabilidad, es posible mitigar los efectos negativos de la pereza y avanzar hacia un desarrollo más sostenible y competitivo.

La superación de la pereza no solo es un desafío individual, sino también un imperativo para el progreso colectivo.

Recuerde, mi querido lector, las sabias palabras de Albert Einstein:

“Nada sucede hasta que algo se mueve”.


Informes sobre cursos y conferencias:

[52] 443 123 69 90

paco.rauda@diseñadordelfuturo.com

 

Deja un comentario