Piénsalo tres veces

Disciplina Personal, Vida Excepcional

Parte III

Francisco Javier Rauda Larios


“Donde hay buena disciplina, hay orden y rara vez falta la buena fortuna.”

– Nicolás Maquiavelo.

Estas consecuencias subrayan la importancia de cultivar la disciplina como una habilidad esencial para el éxito y la estabilidad en todos los aspectos de la vida. Si bien ser disciplinado requiere esfuerzo y compromiso, los beneficios de una vida y una organización bien ordenadas y estructuradas son invaluables y fundamentales para alcanzar el éxito a largo plazo.

Finalmente, debo añadir, estimado lector, que volverse una persona disciplinada requiere compromiso, consistencia y un enfoque estructurado.

 

A continuación, le ofrezco cinco sugerencias clave para desarrollar la disciplina, seguidas de un Plan de 90 días para implementarlas de manera efectiva.

  1. Establecer metas claras y alcanzables:

Define qué quieres lograr con precisión. Las metas claras y específicas te proporcionan un enfoque y te motivan a mantener la disciplina. Utiliza la técnica SMART (Específicas, Medibles, Alcanzables, Relevantes, con Tiempo definido) para establecer estas metas.

  1. Crear una rutina diaria:

La disciplina se fortalece con la repetición. Diseña una rutina diaria que incluya actividades relacionadas con tus metas. Esta rutina debe ser realista y sostenible, incorporando tiempo para el trabajo, el descanso y el autocuidado.

  1. Eliminación de distracciones:

Identifica las distracciones que te alejan de tus objetivos (redes sociales, televisión, etc.) y minimízalas. Crea un entorno que favorezca la concentración, estableciendo horarios específicos para el uso de dispositivos electrónicos y otras posibles distracciones.

  1. Aplicar la técnica del «recompensa-esfuerzo»:

Asocia el cumplimiento de tareas con recompensas pequeñas y gratificantes. Este enfoque te ayuda a mantener la motivación a corto plazo mientras construyes hábitos disciplinados a largo plazo.

  1. Practicar la autocompasión:

La disciplina no significa ser inflexible. Es importante ser amable contigo mismo cuando enfrentes dificultades o no logres cumplir un objetivo. Reflexiona sobre los errores, aprende de ellos y vuelve al camino con renovada determinación.

Plan de 90 Días para Volverse Disciplinado.

Día 1-7: Establecimiento de Metas y Preparación

Día 1: Escribe tus metas utilizando la técnica SMART. Divide estas metas en hitos semanales y mensuales.

Día 2: Diseña tu rutina diaria, asegurando que cada día tenga tiempo asignado para trabajar en tus metas. Incluye momentos de descanso y tiempo libre.

Día 3-4: Identifica distracciones comunes en tu entorno y crea un plan para minimizarlas (por ejemplo, desactivar notificaciones, designar un espacio de trabajo específico).

Día 5-6: Piensa en pequeñas recompensas que te motivarán a cumplir con tu rutina diaria. Estas recompensas pueden ser cosas simples como un pequeño descanso, un snack favorito, o tiempo libre.

Día 7: Reflexiona sobre tu preparación y ajusta cualquier aspecto de tu plan que consideres necesario. Asegúrate de tener una mentalidad positiva y realista.

Día 8-30: Implementación y Ajuste

Día 8-14: Comienza a seguir tu rutina diaria. Anota cualquier dificultad que enfrentes y ajusta tu rutina si es necesario. Concéntrate en cumplir con tus hitos semanales.

Día 15: Revisa tu progreso. Evalúa si estás cumpliendo con tus metas y ajusta tu rutina según sea necesario. Revisa tus distracciones y asegúrate de que sigues controlándolas.

Día 16-21: Refuerza la técnica de “recompensa-esfuerzo” celebrando tus logros semanales, por pequeños que sean. Mantén la consistencia en tu rutina diaria.

Día 22-30: Reflexiona sobre los hábitos que has comenzado a formar. Anota cualquier progreso notable y ajusta tu plan si sientes que hay áreas donde podrías mejorar.

Día 31-60: Consolidación de Hábitos

Día 31-37: Evalúa tu nivel de motivación y disciplina. Si notas una disminución, revisa tus metas y recompensas para asegurarte de que siguen siendo motivadoras.

Día 38-45: Incrementa el nivel de dificultad en tus metas si sientes que puedes manejarlo, pero sigue siendo realista. Comienza a centrarte en hitos mensuales.

Día 46-50: Reevalúa las distracciones y ajusta tu entorno para seguir minimizándolas. Podrías introducir nuevas técnicas para mejorar la concentración, como la Técnica Pomodoro.

Día 51-60: Revisa nuevamente tus hábitos y la rutina. Evalúa cuánto has mejorado en comparación con el comienzo. Ajusta tu plan si es necesario para garantizar que sigues avanzando hacia tus metas.

Día 61-90: Mantener y Perfeccionar

Día 61-70: Reflexiona sobre tu progreso general. Evalúa la eficacia de la rutina y las recompensas. Identifica áreas donde puedas mejorar y haz los ajustes necesarios.

Día 71-80: Introduce una nueva meta o desafío si sientes que estás listo. Asegúrate de que esta nueva meta se alinee con los hábitos disciplinados que has desarrollado.

Día 81-90: Revisa el plan de los 90 días, celebra tus logros y haz una autoevaluación completa. Reflexiona sobre cómo la disciplina ha cambiado tu vida y decide cómo mantendrás estos hábitos en el futuro.

En conclusión, la disciplina es una virtud que, aunque requiere esfuerzo y dedicación, ofrece innumerables ventajas tanto en la vida personal como profesional.

Ser disciplinado no solo permite alcanzar metas y objetivos con mayor eficacia, sino que también aporta una sensación de control, equilibrio y satisfacción personal.

Recuerde mi querido lector, invertir tiempo y energía en desarrollar esta esencial habilidad vale, y mucho, el esfuerzo realizado.

Y como corolario le dejo estas palabras de tan célebre personaje:

“Con fe, disciplina y desinteresada devoción al deber, no hay nada que merezca la pena que no puedas lograr.”

Muhammad Ali Jinnah.


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