José Juan Marín
En los casi 12 años de papado de Jorge Mario Bergoglio, el nombre de pila del Papa Francisco, la Iglesia Católica vivió cambios trascendentales que redefinieron tanto su estructura interna como la percepción global sobre su papel en el mundo.
El pontificado del primer papa latinoamericano estuvo marcado por una renovada búsqueda de justicia social, el cuidado del ambiente, la defensa de los derechos humanos y una serie de medidas internas. Sin embargo, su legado también fue blanco de críticas y controversias, especialmente desde los sectores más conservadores de la fe religiosa y del mundo político. La huella de Bergoglio será difícil de borrar.
El 13 de marzo de 2013, Bergoglio asumió el papado tras la histórica renuncia de Benedicto XVI. El nuevo pontífice se encontró con el desafío de una Iglesia que había perdido relevancia desde hace un par de décadas.
Más allá de las controversias, su papado será recordado por su intento de modernizar la Iglesia y por su énfasis en la compasión y la solidaridad. Con su eventual sucesión, queda la incógnita de si su legado será continuado o si la Iglesia tomará un rumbo diferente, expertos mencionan a cardenales liberales y conservadores como posibles sucesores:
El Cárdenal Pierbattista Pizzaballa, italiano de 60.
El cardenal Pietro Parolin, de 70 años,
El cardenal Fridolin Ambongo, de 65 años arzobispo del Congo.
Luis Antonio Tagle, de 67 años, cardenal filipino.
El cardenal italiano Matteo Maria Zuppi, de 69 años.
El cardenal húngaro Peter Erdo, de 72 años.
El arzobispo de Estocolmo, Anders Arborelius, de 75 años.
Lo cierto es que Francisco marcó un antes y un después en la historia del Vaticano y de la fe católica en el siglo XXI.