La historia de las mujeres, una historia desconocida
tercera parte
Fermina Arellano
“Entre todos los prejuicios no hemos encontrado ninguno que se adapte mejor a sus objetivos; nos referimos a la tan extendida diferencia entre hombres y mujeres. Como las mujeres están sometidas a las costumbres y los prejuicios, es normal que al final les parezca normal la discriminación y creen que las mentes de hombres y mujeres son tan distintas como sus cuerpos, y que, por eso, debe haber una diferencia entre los sexos para cualquier función. Pero la diferencia solo está en el cuerpo. Si nos referimos a la inteligencia, hay que decir que la inteligencia no tiene sexo”
François Poullain de La Barre.
Esta historia desconocida tiene la participación de hombres como ya lo habíamos referido en ocasiones anteriores; comentaremos aquí algunos detalles de un personaje varón, que es necesario referenciarlo cuando se habla de la historia de las mujeres en su búsqueda de la ciudadanía.
Es un referente común en la historia del feminismo, con una gran aportación que incluso le da legitimidad a la lucha de las mujeres, desde nuestro punto de vista, aunque existen voces que reseñan una crítica de lo poco que valió su aportación, porque estaba elaborada desde el “privilegio” de un varón burgués.
Nos referimos a François Poullain de La Barre[1], del que no se sabe mucho sobre su vida, sin embargo, diversas historiadoras/es coinciden en que nació en París, Francia, en 1647 y murió en Ginebra Suiza en mayo de 1725. Fue un filósofo y pensador feminista del siglo XVII que vivió en el contexto de la Francia de Luis XIV. Perteneció a una familia burguesa. Su padre le destinó a la carrera eclesiástica y desde la edad de nueve años estuvo formándose para ella.
Poullain obtuvo el grado de Maestría a los 16 años y, tres años más tarde, en 1666, el grado de Bachiller de teología en la Sorbona y empezó los estudios de doctorado en Teología.
Llevó una existencia poco corriente, fue un sacerdote católico que desde muy temprana edad aborreció la “autoridad” y la “intolerancia”. Su espíritu crítico le llevó a enfrentarse con las jerarquías y a sufrir las consecuencias ―entre ellas ser desterrado de París y destinado a parroquias pobres y lejanas―, hasta finalmente convertirse al calvinismo, también conocido como cristianismo reformado, hecho que le valió no sólo el repudio familiar sino además el ser perseguido y finalmente tener que huir a Ginebra después de la revocación del edicto de Nantes en 1685.
En Suiza le acogen como ciudadano. Se casó y tuvo dos hijos. Publicó su último libro conocido y se dedicó hasta el fin de sus días a la enseñanza. Además, escribió dos obras feministas’: “De la igualdad de los sexos” (1673) y “De la educación de las damas” (1674).
Los temas que Poullain de La Barre abordó en sus libros permitieron, que hasta nuestros días, sea considerado como el padre del feminismo. Pero antes de ahondar en el tema, vayamos por partes. En la época de Poullain de La Barre el debate sobre la igualdad ya estaba abierto. Sin embargo, en su obra “De la igualdad de los sexos”, hace una afirmación muy controvertida para su época[2].
Dentro de sus tesis sostiene que el cerebro humano no tiene sexo:
“La diferencia entre los sexos está en la distinta distribución de las partes del cuerpo, y esa diferencia es necesaria para la reproducción. Pero el Señor les ha dado la misma alma a los hombres y a las mujeres (…) el mismo espíritu, el mismo razonamiento y la misma capacidad para utilizar la palabra les ha dado a hombres y mujeres”. De la Barre. Basado en lo anterior, Poullain de La Barre afirma que el trato desigual hacia las mujeres no tiene fundamento racional. De hecho, asegura que proviene de los prejuicios culturales
Francois Poullain de La Barre está considerado como uno de los primeros defensores de la educación de las mujeres. Estaba convencido de que ellas podrían acceder a cualquier carrera superior o científica. A su parecer, tanto los hombres como las mujeres tienen las mismas posibilidades de acceder a la ‘razón universal’.
Es muy temerario afirmar que fue el padre del feminismo, como afirman algunos autores, ya que las ideas que el discutía fueron desarrolladas más profundamente por las mujeres de la época y aun hoy en día se sigue escribiendo sobre el tema, pero es indiscutible que Poullain de La Barre abrió el debate a temas que los hombres con todo ese pensamiento filosófico sobre la igualdad y la justicia no se atrevían ni siguiera a pensar, mucho menos a decirlo.
De hecho, décadas después de su obra “De La igualdad de los dos sexos”, surgieron algunos de los textos más icónicos del movimiento de las mujeres como son: “Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana” (1791) – Olympe De Gouges. “Vindicación de los derechos de la mujer” (1792) – Mary Wollstonecraft. “Declaración de Sentimientos de Seneca Falls” (1848) – (Elizabeth Cady Stanton). “¿No soy una mujer?” – Sojourner Truth (1851), entre otros.
El debate continua, se asegura, dicen algunos que el filósofo francés es la prueba clara de que los hombres, pueden hablar de feminismo y de hecho ser feministas.
Continiara…
[1] https://mujermexico.com/el-por-ella/francois-poullain-de-la-barre-invento-el-feminismo/
[2] http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:Endoxa-2011-27-5020&dsID=Documento.pdf