Leandro Espino Córdova Cronista de Araro


El exvoto es la materialización de una promesa, es el pago por un milagro concedido, es una ofrenda en agradecimiento por un portento cumplido por un santo o figura divina.

La palabra exvoto proviene del latín «ex voto», es decir, algo que se promete realizar al cumplirse o recibirse un favor. Los exvotos han estado presentes en todas las culturas y toman diferentes formas dependiendo las características religiosas de cada una de ellas, pueden ser bailes, rituales, donaciones, oraciones u otro tipo de actos.

Los exvotos representan un intercambio entre lo terrenal y lo sagrado. Expresan gratitud por un hecho único y singular; también buscan fortalecer la relación y comunicación entre lo humano y lo divino de manera que se extienda en eficacia y duración en el tiempo, así como difundir la importancia de esa relación entre los que lleguen a conocer sus beneficios.

Es decir que la función del exvoto, va más allá de cumplir una promesa y agradecer, es fortalecer los sentimientos religiosos.

En el marco del catolicismo los exvotos muestran la necesidad de contar o revelar las historias de estos milagros; por ello, además de las representaciones pictóricas por medio de la pintura, estos cuadros incluyen una narración breve de los hechos, las plegarias y el supuesto milagro que motivaron la realización de la pieza.

Esta clase de exvotos surge en Italia en el siglo XV y se caracterizan por plasmar lo inesperado en la vida de los creyentes: el imprevisto se manifiesta en tragedias como el dolor, el peligro, el riesgo de muerte, enfermedades, accidentes, injusticias y otras peripecias; a la vez que conforman un testimonio de la fe y dan cuenta de las formas en las que los creyentes respondían a la adversidad, atribuyéndole a una fuerza superior la capacidad de cambiar el rumbo de sus vidas.

La práctica de depositar estas piezas en los recintos religiosos se extendió por Europa y llegó a la Nueva España. Para los siglos XIX y XX se mantuvo la realización de estos retablos, pero para este último comenzaron a llamar la atención de artistas y coleccionistas, por ser expresiones artísticas populares inscritas fuera de la academia.

Generalmente, las pinturas que conforman los exvotos son realizados al óleo sobre lámina o madera y sus autores son desconocidas; sin embargo, algunos se encuentran firmados o son atribuidos a un autor con base en el estilo o técnica utilizada para su elaboración.

Los exvotos no solo poseen un valor religioso dado por los creyentes que motivaron su realización, sino que son piezas culturales e históricas que dan cuenta de las expresiones artísticas populares y de la historia, organización y creencias de una sociedad.

Los retablos muestran siempre un beneficio al que no es posible acceder por medios naturales y quien narra es el propio pueblo creyente, pues el beneficiario del milagro muestra su propia interpretación de la protección divina, aunque esta contradiga lo que se predica desde el púlpito.

La riqueza cultural de los exvotos estriba entre otras cosas, en que muestran fielmente la idiosincracia, la personalidad y la cultura material y espiritual de quienes los elaboran, además de que son un reflejo nítido del tiempo histórico de los protagonistas.

En este sentido, los exvotos son un testimonio histórico, no solo por reflejar la religiosidad individual y colectiva en un determinado tiempo, sino también por indicar sucesos de la vida cotidiana como enfermedades, accidentes, desastres naturales, problemas sociales y políticos, hechos de violencia, costumbres, entre otros, además de reconocer en algunos casos los paisajes naturales, la traza urbana, los medios de transporte, la distribución de los espacios al interior de la vivienda, los muebles y los objetos de uso cotidiano.

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