Leandro Espino Córdova Cronista de Araro


Los exvotos como expresión gráfica, contienen tres elementos principales: la imagen divina que obró el milagro, la representación gráfica de los hechos y el personaje que solicita el don, que generalmente se representa de rodillas en actitud de oración, que indica el fervor y la humildad del oferente. En la mayoría de los casos se anexa un cartel o un breve texto que describe el favor recibido.

Para su elaboración, como ya lo dije, se emplea todo tipo de materiales, sobresaliendo los óleos sobre madera o lámina, pero incluso hay algunos que son bordados en tela. Son elaborados por artistas no profesionales y en su mayoría son anónimos.

De ahí que la mayoría de los retablos adolecen de calidad artística, pero esto se suple con creces por la policromía, la originalidad y la contundencia del mensaje a veces solemne y las más de las veces simpático, moviendo a compasión, ternura o una franca sonrisa por la ingenuidad implícita.

Los exvotos permiten un acercamiento directo, una mirada profunda, a las vivencias, actitudes, aspiraciones y valores de las personas en su diario batallar para resolver los problemas cotidianos, Destacan la manera como las personas vivieron con sencillez sus creencias y esperanzas de un mundo sobrenatural. Este aspecto es muy importante porque implica un rasgo esencial de la cultura de nuestros antepasados.

Por eso, el exvoto se convierte en una práctica religiosa, memoria, texto, identidad, sociedad en transición y movimiento; los textos e imágenes  transcriben historias personales incrustadas en una sociedad mexicana compleja y viva que transcurre dejando huella de su historia personal y, al mismo tiempo colectiva. Estas promesas votivas son un documento histórico rico en información que permiten reconstruir las preocupaciones que tuvo la gente de épocas pasadas.

A los exvotos no se les aplicó ningún medio de conservación,ni hubo interés por parte de los sacerdotes por mantenerlos en buen estado. Este descuido se debió a la falta de aprecio por este tipo de expresiones, que en modo alguno se consideraban como arte. Esta actitud es comprensible, puesto que los exvotos pertenecen a un medio cultural distinto al de la jerarquía eclesiástica. A ello se añade a menudo algún recelo por parte del clero al estudio de tales manifestaciones del arte religioso y popular. Y es que el retablo establece una relación directa entre el ente sobrenatural y el humano, volviendo la intervención clerical totalmente prescindible.

Aunque la mayoría de los exvotos son de extracción popular, los hay también procedentes de otros grupos sociales, los cuales a menudo están insertos en la misma mentalidad religiosa que el pueblo. En su conjunto, por lo tanto, vale decir que representan una vivencia cultural, en buena medida compleja y variada. Precisamente porque en su mayoría lo producen las clases populares, el exvoto nos permite asomarnos al discurso de aquellos que tradicionalmente no tienen voz en la historia, es decir, quienes no gozan de condición para aparecer en la historia oficial.

 

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