Parte I

Unidos por la Historia

Por: Elizabeth Zamudio Olivares, cronista de Ciudad Hidalgo


Este trabajo nace de la inquietud de conocer sobre la presencia y relaciones sociales que tuvo don Miguel Hidalgo y Costilla en la antigua Taximaroa, hoy Ciudad Hidalgo, así como, las actividades financieras, agropecuarias y de infraestructura que desarrolló en las haciendas, propiedad de su familia, ubicadas en la comarca de Taximaroa de 1792 a 1810.

Cuando inicié el trabajo, pensé que sería algo rápido, no imaginé la gran cantidad de información que iba a encontrar sobre la vida de Miguel Hidalgo, previa a 1810, si de por sí, son abundantes las referencias bibliográficas como líder insurgente, es sorprendente la cantidad de noticias que tenemos de su vida como niño, estudiante, catedrático, filosofo, intelectual, artista, investigador, rector del colegio, amigo, párroco, empresario, terrateniente, agricultor, etc. etc.

Por este motivo, he decidido abordar a Hidalgo desde algunas de las facetas que nos permiten tener una mejor comprensión del personaje que le ha dado el nombre a nuestra ciudad, es por eso, que en este trabajo me enfocaré a Hidalgo como ser humano y como intelectual, así, los ciudad-hidalguenses estaremos conscientes de la talla de este personaje y nos encontraremos en condiciones de poder honrar con nuestros actos y acciones a nuestra ciudad y a quien le dio su nombre.

Ciudad Hidalgo, Michoacán, ubicada al Oriente del estado y con una historia que inicia desde el preclásico, es una ciudad única, cuenta con al menos cinco nombres a lo largo de su historia y, hoy en día, es una de las dos ciudades del país que tienen el honor de llevar el nombre del Padre de la Patria, aunque sabemos que Hidalgo es su apellido, pero por costumbre, tradición y cultura todos los mexicanos lo conocemos así, como el cura Hidalgo o Hidalgo o Miguel Hidalgo o Miguel Hidalgo y Costilla, todos esos nombres se refieren a la misma persona y ningún otro Hidalgo le hace sombra, ya sea hermanos o parientes.

Los nombres reconocidos de la población son: Otompam, Tlaximaloyan/Taximaroa, Villa Hidalgo y Ciudad Hidalgo, los estudiosos dicen que al menos cuenta con otro nombre perdido en la oscuridad del tiempo, además, del de San José Taximaroa que llevo durante la Colonia, perdiendo el San José a mediados del siglo XIX, regresando nuevamente a pueblo de Taximaroa, el cual fue elevado a Villa en 1908.

Se le puso su nombre actual de Hidalgo, bajo el argumento que se dio para hacer tal cambio: para que Michoacán honrara la memoria del Padre de la Patria en el Centenario  de 1910,  había que ponerle su nombre a una población del estado y se escogió al pueblo de Taximaroa, porque este lugar fue visitado con cierta frecuencia por Hidalgo los últimos veinte años de su vida, además, la nueva categoría política era el resultado del auge económico presentado durante el porfiriato, el nombre de Villa Hidalgo duró 14 años, ya que en noviembre de 1922 se elevó de Villa a Ciudad con la misma toponimia, así nació el nombre de Ciudad Hidalgo.

Es una emoción personal y debería ser colectiva de los habitantes originarios del lugar, saber que el Padre de la Patria recorrió las calles y visitó algunas casas de nuestro centro histórico,  observó la geografía del lugar, la misma que observamos nosotros hoy en día, se hospedó muchas veces en la casa del curato, donde realizó sus famosas tertulias, seguramente, celebró en varias ocasiones la santa misa en el altar de la parroquia de San José; en mi imaginario, he recreado la figura del cura Miguel Hidalgo recorriendo los pasillos de todo el edificio religioso y no dudo, que el Santuario también haya estado dentro de sus visitas.

Hoy en día, el Padre de la Patria sigue en las encuestas ocupando uno de los primeros lugares en la aceptación generalizada de la sociedad mexicana, en la categoría de “Héroe”, su carisma, generosidad, inteligencia, entusiasmo, alegría, espíritu renovador, sociabilidad, rebeldía a las formalidades de su época, su habilidad para trasmitir el conocimiento y sembrar en las nuevas generaciones las ideas de la ilustración francesa, lo han trascendido hasta nuestros días como un líder nato.

Un día normal de Hidalgo comenzaba a las cinco de la mañana, trabajaba todo el día, atendía varias actividades, tanto las religiosas como las de enseñanza en los talleres que había fundado para que la gente aprendiera oficios y pudiera mejorar su vida, le interesaban los problemas de los pobres y los apoyaba en todo lo que le era humanamente posible, por la noche organizaba lecturas en voz alta de libros o periódicos, con diferentes temas para que los que no sabían leer pudieran enterarse. A pesar de todo el trabajo que tenía, buscaba que le quedara tiempo para dedicarse a la lectura él, leía sobre diferentes temas: historia de México, historia eclesiástica, sobre política, economía, agricultura, así como, poesía y teatro, poco a poco fue formando una buena biblioteca.

Ya lo decía uno de sus primeros biógrafos del siglo XIX, el historiador y político Luis Castillo Ledón, quién aseguró que Miguel Hidalgo “sabía más de lo que saber debiera” y en efecto así fue, estuvo adelantado dos siglos a su tiempo, su pensamiento y estilo de vida es perfectamente entendible en el año 2023, pero no fue así en el momento que le toco vivir 1753-1811, motivo por el cual fue ejecutado a los 58 años de edad.

 

 

 

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