–HOMENAJE POSTUMO–

Ángel Ramírez Ortuño/ Huetamo

Con gran pesar y tristeza nos confirman la muerte del apreciado amigo José D’Labra Carbajal, la que ocurrió el pasado miércoles en Querétaro, donde después fue cremado y planea su familia traer sus cenizas a su amado pueblo de Tamákuaro, Gro; lugar donde nació en el año de 1930.

Con un nudo en la garganta, por su ya esperada partida, las penas y  los sentimientos nos golpean duro, dado que este año del 2022, ya son tres los entrañables amigos que parten a la eternidad, el primero allá por el mes de julio fue el profesor  Leonel Santibáñez Torres, el pasado 13 de noviembre falleció el profesor Leodegario López Ramírez, y ahora, este 29 de noviembre partió el alegre, jovial y siempre combativo amigo de mil batallas, D’Labra Carbajal, de la misma forma que hace unos tres años también muriera otro gran amigo escritor y periodista, Viliulfo Gaspar Avellaneda, y antes, nos ganaba la partida el egregio profesor, poeta y escritor Teobaldo González Palacios, y todos ellos aúnsobreviven Virgilio Bermúdez Núñez, Teobaldo González Alvear y este servidor.

Fue José D’Labra dueño de una pluma rebelde y poética que marcó un precedente en las letras de la Tierra Caliente del Balsas, y ello fue producto de la publicación de su famosa novela “El Guache”, que apareció en los años 70, y en quelogró proyectar una visión de lo que era para él, la geografía del entorno terracalentano, y con él un  argumento novelístico autobiográfico de su amarga infancia cuajada de pobreza y abandono, sin que su madre, una humilde profesora rural pudiera sacarlo del remoto pueblo de Tamakuaro, su tierra natal.

Sin embargo, aquel guachito suriano logra salir del cascaron nebuloso de su raigambre y se lanza a la aventura de la educación apoyado por un mecenas norteño que le cambiará el destino, y así regresa el joven estudiante con otra mentalidad, tan distinta, que solo le permitirá describir con lujo de detalles una radiografía del pueblo de Cutzamala, donde se desarrollara finalmente, antes de irse definitivamente a la Ciudad de México.

Su espíritu rebelde y sus conocimientos básicos de medicina, lo acercaron a personajes como Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, y fue médico particular de Genaro Vázquez, y no le importaba el peligro que corría, y su fama de médico herbolario, curandero, oculista y luchador social lo encumbró a la fama, pero nunca dejó de ser siempre un hombre sencillo, agnóstico, disipado y costumbrista, tal como lo constaté al conocerlo en su consultorio médico de Azcapotzalco, donde era vecino de Viliulfo Gaspar Avellaneda,  éste escritor de San Lucas.

Nuestra amistad creció con los años y nos fundimos en nuestra terracalentanía, de tal forma que al surgir la Asociación de Cronistas de la Tierra Caliente del Balsas, de Guerrero y Michoacán, encontramos otra plataforma para acercarnos con los intelectuales de Zirándaro, Arcelia, Ajuchitlán, Tlapehuala, Coyuca, San Miguel Totolápan,  Huetamo y San Lucas y otros pueblos hermanos y conformar desde entonces una especie de cofradía de “locos sublimes” que creció en poco tiempo, y lograr en particular con D’Labra poner en marcha el Primer Encuentro de Poetas en Huetamo en el año 2000, mientras ya todos escribíamos en periódicos locales, íbamos al radio y a Telecable a dar rienda suelta a nuestras propuestas literarias, y a la edición constante de libros y revistas, mientras que D´Labra dictaba conferencias y explicaba sus contrastantes puntos de vista sobre el origen de la humanidad: de la que una vez le oí decir que el hombre descendía del…delfín.

De Labra triunfo con su novela “El Guache” y vinieron varios libros más, pero ninguno logró superar su opera prima, y escribiría, sin descanso, ni paga, en diarios como El Universal, periódicos de Estados Unidos, de diversas partes de la república, con ese estilo irreverente del que  era dueño, y con el que supo ganarse la admiración y respeto de sus lectores, tal como sucedió con El Real Huetamo y Tariácuri,  pero su fama creció´ también como médico quiropráctico, y era costumbre anunciar en radio sus visitas para atender a gente que confiaba en él.

D’Labra fue viajero itinerante en Europa, según lo relataba, y afirmaba haber encontrado valiosos informes en museos de España e Italia, y fue también u ejemplar esposo y padre de familia, sobre todo amigo sin tacha, franco y abierto, crítico mordaz e incorruptible, por eso no era del todo bien visto en el entorno regional por los políticos, pero se impuso la sensatez de su periodismo diferente, donde criticaba al gobierno, al sistema, a la iglesia, a la corrupción y a la propia inseguridad regional que determinó suspender sus constantes viajes, por sentir en carne propia esos abruptos cambios sociales de principios de siglo en la región del Balsas.

Sabemos, sin certeza, que su familia piensa traer sus cenizas a Tamákuaro en fecha próxima, y sus amigos, seguramente, lo acompañaremos a su morada final en su tierra natal, donde una biblioteca lleva su nombre y la gente de ese pueblo lo admiraba por el desbordado amor que profesaba a ese terruño, donde un día filmamos un documental que guardo en su memoria.

Adiós amugo José D*Labra, nos dejas aturdidos con esta noticia, y quedó pendiente la tarea final de investigar como se dice “humanidad” en Purépecha, dado que con ahínco preparabas tu último libro…” El Origen de la Humanidad”.

 << Un recuerdo en uno de sus poemas… Desde hoy mía, ya no quiero la vida, ya no vivo sin ti, / pobre ciego de amor en tinieblas / quedé al faltarme la luz de tus ojos /flor de té, flor de té, flor de té…>>

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