Rosalinda Cabrera Cruz
Los futuros maestros no deben empezar su trayectoria como educadores de las nuevas generaciones surgiendo del fraude y el saqueo; hasta ahora, a lo largo de cada convocatoria de admisión, muchos aspirantes de escuelas Normales sin más ni más han venido comprando su acceso al sistema educativo estatal mediante el pago de las respuestas de su examen de ingreso, lo que desde siempre ha sido el escándalo en turno dentro de un muy golpeado sistema educativo estatal.
El ingreso a las escuelas de educación Normal es muy apetecido por miles de jóvenes en todo el país, no únicamente porque pudieran ser carreras de licenciatura con un alto contenido académico, sino porque es muy probable que, con ello, al concluir sus estudios, garanticen una plaza laboral de por vida, lo que en tiempos de desempleo es algo nada despreciable para muchos aspirantes y sus familias.
Esto lleva a que en esos centros de estudio no se haya dado prioridad al perfil vocacional de sus aspirantes (algo fundamental en el futuro profesionista de la educación, ya que su trato será con muchas generaciones de niños y jovencitos), sino a quienes aparentemente sacaran las mejores calificaciones a través de una herramienta de evaluación muy cuestionable, como lo ha sido un examen escrito que brindó la oportunidad a vividores dentro del sistema que habían hecho de la venta de las respuestas su modus vivendi.
Para el ingreso al sistema normalista, este año se ofertarán mil 080 espacios, según han reiterado desde hace semanas las autoridades de gobierno del estado, quienes precisaron que el examen de admisión en esta ocasión fue elaborado por el CENEVAL, el que además no será un instrumento genérico, sino el mismo que se aplica en 25 escuelas más, entre ellas la de Ayotzinapa, en Guerrero y en Mactumactza, en Chiapas.
Las fechas ya están establecidas en la convocatoria que salió esta semana; las fichas se expedirán del 6 al 20 de junio y se aplicará el instrumento el 1 de julio, día que también se hará entrega de los resultados para su publicación al siguiente día. Las inscripciones son del 8 al 12 de agosto, mes en que iniciarán clases.
El anuncio tuvo toda la formalidad del caso, pues se hizo uso del espacio informativo semanal del gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, para justificar que la aplicación del examen CENEVAL para combatir la corrupción que hay en el ingreso a las normales, más aún cuando en años pasados se han registrado demandas legales, alumnos admitidos irregularmente, sobrecupo al superar la matrícula autorizada en la convocatoria y problemáticas sociales, entre otras cosas.
Al quedar blindado el ingreso a las 8 escuelas normales y el Centro de Actualización del Magisterio en Michoacán (CAMM), así como en los 20 programas que se ofertan, es un compromiso no disminuir la matrícula, por lo que únicamente serán mil 080 espacios los que se abrirán en las Normales de Michoacán.
Es claro que este año nadie entrará a las Normales por otra vía, por lo que ya los involucrados están buscando como sostener sus engaños y fraudes.
Estudiantes inconformes
Las protestas estudiantiles registradas esta semana no son precisamente por parte de quienes quieren ingresar a las Normales (puesto que el proceso aún no da comienzo), sino de jóvenes que ya están adentro y que pueden ver afectados sus intereses en el proceso por iniciar.
En rueda de prensa, algunos de estos jóvenes, que se reservaron su identidad, argumentaron que “No es legal imponer un filtro para el ingreso a las Normales, además de que año con año incrementa el valor del examen de ingreso y el CENEVAL lo va incrementar aún más”. Ratificaron su postura de que este examen carece de “campos formativos” de habilidades, ya que aseguran únicamente miden los conocimientos y no las capacidades necesarias para la docencia, como si conocieran al dedillo los contenidos de la prueba.
Claro que prestaron oídos sordos a los señalamientos que también se hicieron al menos a dos Normales, la de Morelia y la de Arteaga, cuando descubrieron hace 2 años a más de 30 jóvenes con las respuestas del examen de ingreso pintadas en las uñas. Valdría la pena hacer una pequeña crónica al respecto:
En agosto de 2020 estalló sonado escándalo ante el ingreso a las escuelas de educación Normal de la entidad. Las expectativas se abrieron en abril de ese año, cuando fue difundida la convocatoria para el ciclo escolar 2020-2021. Conforme al proceso correspondiente, del 1 al 30 de junio se emitieron las fichas para realizar los exámenes de admisión.
Debido al tema de aceptación o no de la concesión de plazas automáticas a los egresados, el número de lugares ofertados se limitaron en ese momento a cerca de mil, con cifras muy similares a las de este año.
Todo iba en orden hasta la realización del examen, el cual se aplicó en cada institución los días 29, 30 y 31 de julio, en medio de rigurosas medidas de higiene y sana distancia exigidas por las autoridades sanitarias, aunque en lo oscurito ya se había gestado un jugoso negocio que permitió vender las respuestas del examen con precios que se establecieron de acuerdo a los compradores y que fueron de 25 mil a 50 mil pesos.
La bomba explotó antes de la medianoche del 31 de julio, cuando curiosamente y antes de ser subidas a las plataformas digitales, las calificaciones fueron pegadas en hojitas de papel a la vieja usanza en las puertas de cada escuela y en ellas se pudieron observar calificaciones sorprendentes, pues resultó que el estado de Michoacán había mejorado hasta un 20 por ciento, poniéndose incluso al nivel de excelencia académica de Corea, Irlanda y Finlandia (como fue denunciado por una madre de familia).
Aunque los cochupos y tráfico de calificaciones en estos procesos son frecuentes en las escuelas de educación Normal, lo cierto es que en esa ocasión fue más que descarado, porque fueron demasiados dieces, 9.9, 9.8 o 9.7, algo nada frecuente, que hizo sospechar del fraude a los aspirantes que estudiaron y que llegaron con su nivel real de conocimientos a presentar el examen.
La mañana de 1 de agosto ya había en redes sociales distintas versiones de los jóvenes afectados, donde denunciaban que habían sido contactados por personal de Evaluación de la SEE para ofrecerles previamente al examen la hoja “clave”, es decir, los resultados del examen, que no podían proceder de otro lugar que no fuera de donde se elaboró la prueba diagnóstica.
¿Los precios? fueron desde 25 mil hasta 50 mil pesos, de acuerdo a como se dejarán los prospectos de clientes, aunque muchos de ellos o no tuvieron el dinero o prefirieron apostarle a sus conocimientos y talento para poder ingresar. El escándalo persistió, pues la muy aguerrida Normal de Arteaga tuvo que admitir tanto a los “genios” de la primera evaluación como a los del examen de reposición, pues la prueba se tuvo que repetir, sin que hubiera noticias de que los responsables de este fraude hubieran sido denunciados o castigados.
El ingreso de los muy aplicados alumnos del examen fraudulento se dio tras intensas jornadas de bloqueo, quema de vehículos y tomas de dependencias. Los procedimientos y estrategias seguidos para salirse con la suya y sostener el cuestionable “negocio” se repiten ahora y están a la orden del día, sólo falta saber si las autoridades sostienen en los hechos los dichos emitidos a los medios de comunicación.