Piénsalo tres veces

Año nuevo, vida nueva

Francisco Javier Rauda Larios


No se trata de tener ideas, sino de hacerlas realidad” Scott Belsky

En ocasión del año que recién inicia, mi querido lector, comenzaré por desea que la Divinidad, Dios, el Universo, le provea en abundancia paz, amor, salud, no le voy a desear, honestamente, que le cumpla todos sus anhelos, porque considero que eso ya corre por nuestra cuenta.

Y, a propósito de buenos deseos, me queda claro que el Sr. Scott Belsky tiene toda la razón.

Aunada a su frase, citaré otro famoso dicho popular:

“Si quieres lograr tus sueños, no te quedes dormido”.

Una gran mayoría de personas, ya sea poco antes de que termine el año o en los primeros días del que inicia tienden a plantearse sus propósitos de año nuevo. Dichos propósitos suelen ser de la más diversa índole: Bajar de peso, ahorrar, conocer algún lugar, aprender un idioma, casarse, cambiar de trabajo, correr un maratón, y bien podría continuar con un largo et cetera, et cetera, et cetera.

Pero, parafraseando a Scott Belsky, no se trata de hacernos de uno ovarios propósitos, si no de cumplirlos.

Llegando a este punto, me surgen las siguientes preguntas:

¿Qué nos impide lograr nuestros propósitos?

¿Por qué nos es tan difícil llevarlos a cabo?

Le invito a hacer una pausa en la lectura y reflexionar por un momento en estas interrogantes.

Ahora permítame, apreciado lector, exponer, desde mi óptica, algunas respuestas a dichas preguntas:

  • Falta de planificación concreta: Este factor se refiere a la carencia de un plan detallado y específico para alcanzar los objetivos. La ausencia de pasos claros y acciones definidas puede llevar a la procrastinación y a la pérdida de dirección, dificultando el progreso hacia los propósitos.
  • Metas poco realistas: Ocurre cuando los objetivos establecidos son demasiado ambiciosos o inalcanzables en el tiempo previsto. Establecer metas poco realistas puede generar frustración y desmotivación, ya que es difícil mantener el compromiso con metas que parecen inalcanzables.
  • Falta de motivación sostenida: La falta de motivación a largo plazo es un obstáculo común. Inicialmente, las personas pueden sentir entusiasmo por sus propósitos, pero este puede disminuir con el tiempo. La ausencia de una fuente constante de motivación puede llevar al abandono de los objetivos.
  • Resistencia al cambio: Este factor implica la dificultad para adaptarse a nuevas rutinas o comportamientos. Las personas pueden sentirse cómodas con sus hábitos actuales y resistirse al cambio, incluso si este es positivo. La resistencia al cambio puede ser un obstáculo importante para la consecución de metas.
  • Ausencia de un sistema de apoyo: Cuando no se cuenta con un respaldo emocional o práctico de amigos, familiares u otros individuos que compartan los mismos objetivos, puede resultar más difícil mantener la motivación y superar los desafíos. Un sistema de apoyo brinda aliento, comprensión y posiblemente consejos útiles para superar obstáculos.

 

Y bien, ya está claro que estas y otras barreras pueden, y de hecho lo hacen, obstaculizar el logro de nuestros propósitos, metas y objetivos, la cuestión, entonces, es, …

¿cómo podemos superar estas barreras?

La respuesta viene, literalmente, implícita, amigo lector:

  • Establecer metas realistas y específicas: Dividir los propósitos en metas más pequeñas y alcanzables facilita el seguimiento y aumenta la motivación al experimentar logros tangibles.
  • Crear un plan de acción: Desarrollar un plan detallado con pasos específicos para alcanzar cada meta ayuda a mantener el enfoque y proporciona una guía clara.
  • Fomentar la consistencia: Desarrollar hábitos saludables requiere tiempo y consistencia. Establecer rutinas diarias y semanales puede ayudar a integrar los nuevos comportamientos de manera más efectiva.
  • Buscar apoyo social: Compartir tus metas con amigos, familiares o compañeros puede proporcionar motivación adicional y crear un sistema de apoyo. También puedes considerar unirte a grupos o comunidades en línea que compartan intereses similares.
  • Monitorear el progreso: Llevar un registro regular del progreso realizado ayuda a mantener el enfoque y permite ajustar el plan si es necesario. Aplicaciones y herramientas de seguimiento pueden ser útiles en este aspecto.
  • Aceptar la posibilidad de contratiempos: Reconocer que habrá desafíos y retrocesos ocasionales permite afrontarlos con mayor resiliencia. Aprender de las dificultades y ajustar el enfoque según sea necesario es crucial.
  • Cultivar la motivación intrínseca: Conectar emocionalmente con tus propósitos y comprender el valor personal que tienen para ti aumenta la probabilidad de mantener la motivación a largo plazo.
  • Celebrar los logros: Reconocer y celebrar los éxitos, incluso los pequeños, refuerza positivamente el proceso y fortalece la determinación.

En definitiva, y a manera de conclusión, llevar a cabo alguna o varias de estas estrategias puede mejorar significativamente la probabilidad de éxito al perseguir, no solo nuestros propósitos de año nuevo, si no cualquier meta u objetivo que nos planteemos, tanto en nuestra vida personal como profesional, incluso organizacional (estos principios aplican por igual) y transformarlos en hábitos saludables y duraderos.

Para cerra con broche de oro, le comparto la siguiente frase de Zig Ziglar:

El éxito significa hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos. El éxito está en el hacer, no en el conseguir; en el intentar, no en el triunfar. El éxito es un estándar personal, alcanzar lo más alto que hay en nosotros, convertirnos en todo lo que podemos ser.

 

 


 

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