PINCELADAS DE HISTORIA, CULTURA, RECURSOS NATURALES Y PERSONAJES DEL ORIENTE MICHOACANO.

Parte IV

Celebrando 200 Años de la Fundación del Estado Liberal de Michoacán

Elizabeth Zamudio Olivares, Cronista de Ciudad Hidalgo, Michoacán.


Mientras que el doctor Moisés Guzmán Pérez comenta que hablar de la historia de los pueblos otomíes del Oriente michoacano no es nada fácil, las fuentes son escasas, no hay tradiciones ni anales indígenas como los hay para otros pueblos y las fuentes etnográficas son muy limitadas. Su historia la conocemos por otros pueblos como los nahuas.

 

Considera que los primeros contactos que pudo haber de los otomies de la región Oriente con los purépechas pudieron ocurrir durante el reinado del Cazonci Tariácuri (1360 a 1420 d. C.) y esta relación se pudo dar de dos maneras: por migración o conquista.

 

Fue una etapa de continuos movimientos de población, motivada por una fuerte militarización en las zonas fronterizas entre purépechas y mexicas con pugnas constantes, y los otomianos se vieron inmersos en estos conflictos, sin ser un pueblo belicoso.

 

Los otomíes del Oriente michoacano, ya fuera por causa de la guerra o por el intercambio comercial, tuvieron que aprender otras lenguas como la mexicana, la tarasca, la mazahua y la matlazinca. Durante la conquista los otomíes fueron participativos, ya fuera como guías, interpretes, mensajeros o soldados.

 

Por otra parte, el doctor Moisés Guzmán Pérez nos refiere que los mazahuas fueron protagonistas durante el Posclásico Tardío (1200-1500 d. C.) como parte de las migraciones chichimecas encabezadas por Xólotl proveniente del Valle del Mezquital con rumbo al Valle de México.

 

El Mazahua fue un pueblo relativamente pequeño que se asentó en un extenso territorio localizado del noroeste al suroeste del territorio matlazinca, siempre en las márgenes con la frontera michuaque por ambas partes. Ixtlahuaca, Xocotitlán y Atlacomulco fueron poblaciones mazahuas que se pueden consideran más o menos pobladas y mejor organizadas, el resto vivían asentados en los bosques y valles, a eso se debe de que hayan sido los últimos en ser colonizados por los mexicas y por los españoles.

 

Con la consolidación del estado militarista mexica en el siglo XIV, es cuando se dio un éxodo de grupos mazahuas, otomíes y matlazincas hacia el reino de Mechuacán en busca de protección y de tierras para su sustento. Las fuentes etnohistóricas demuestran la presencia de estos pueblos en los dominios tarascos durante los reinados de Tariacuri y Zizispandaquare.

 

Los asentamientos mazahuas en el Oriente michoacano, pueden ubicarse entre los años de 1479 y 1480, poco después de que el Huey Tlatoani Axayácatl extendiera las conquistas hacia el Poniente de sus dominios.

 

Guzmán Pérez nos dice que los otomíes y mazahuas lograron sobrevivir manteniendo su lengua, costumbres y tradiciones, gracias a su capacidad de adaptación frente a la conquista militar y espiritual, así como a las negociaciones empleadas por los gobernadores e indios principales con las autoridades coloniales.

 

No hay información precisa sobre el rol que tuvieron los mazahuas en la conquista.

 

En la primera mitad del siglo XV, la expansión territorial del pueblo purépechas los llevo a conquistar las poblaciones ubicadas en la región de los que hoy es el Oriente michoacano. Formando con ellos la frontera oriente del estado tarasco, que estuvo ocupada por una diversidad de pueblos otomíes, mazahuas y matlazincas subordinados al señor de Mechuacan, la cual comenzó a definirse durante la segunda mitad del siglo XV a través de construcción de guarniciones y la ocupación de sitios estratégicos de vigilancia de los cerros. Fue la frontera más complicada de administrar para el reino purépecha, debido a la política expansionista del estado militar mexica.

Por su relevancia demográfica y económica, en Taximaroa paso a radicar de manera permanente uno de los caracha capacha, que eran los funcionarios encargados de organizar y dirigir las actividades militares de carácter defensivo y ofensivo. Es en este marco que se dieron las llamadas Guerras Tarasco-Mexicas que fueron una serie de conflictos bélicos, que tuvieron las dos entidades más poderosas de Mesoamérica una fue entre 1476-78 y otra en 1517. Las dos se desarrollaron en la región oriente y en ambas salieron victoriosos los purépechas.

 

Los primeros contactos de los invasores europeos con los tarascos y otopames se registraron en la región Oriente de Michoacán, por su proximidad geográfica al valle de México. Ello sucedió antes de que se llevara a cabo la caída de México-Tenochtitlán. El 23 de febrero de 1521, un individuo de apariencia nunca antes vista y montando un caballo tampoco conocido en estas tierras, y previa autorización del caracha capacha, traspaso la muralla de Taximaroa para entrevistarse con ese funcionario. Se trataba de un soldado español, identificado en las fuentes como Parrillas o Porrillas. Era un emisario de Cortés con propósitos de exploración y adquisición de alimentos.

 

Al ser informado Cortés sobre el potencial de recursos naturales y humanos que había en el señorío tarasco, de inmediato organizó un grupo de exploración al mando de Francisco Montaño, que fue bien recibido por los gobernantes y vecinos de Taximaroa.

 

Al consolidar sus posiciones en el valle de México, Hernán Cortés organizó una expedición para efectuar la conquista del reino de Michoacán poniendo al frente a Cristobál de Olid. La expedición entró en la amurallada Taximaroa el día 17 de julio de 1522, se celebró una misa a la que asistieron Cuinierángari capitán de las huestes purépechas y sus colaboradores, siendo este acto litúrgico cristiano uno de los primeros en territorio michoacano y dando inicio así a la conquista territorial y espiritual del reino tarasco.

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