SABINES SÓLO HAY UNO
José Juan Marín
La obra de Jaime Sabines es muy vasta y está retacada de tesoros literarios. Para sumarnos a la próxima celebración del Día de Muertos, hay que decir que Sabines es un poeta de la vida y la muerte.
» Cuando tengas ganas de morirte
Verás que hermosa es la vida…
Cuando tengas ganas de morirte
esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos «.
Según cuentan los que lo conocieron, este chiapaneco nacido en el año 1926, en Tuxtla Gutiérrez, era de ojos claros, alto, reservado y sabio. Hablaba como escribía y siempre tenía una anécdota interesante que compartir. La gente lo escuchaba, lo entendía, lo leía y lo dejaba entrar a sus rincones secretos: esos lugares recónditos donde sólo puede entrar la poesía.
Pocos poetas como él han sabido reflejar el misterio que habita la vida, el amor y la muerte, porque para él vida, amor y muerte son inseparables. ¿Somos un fugaz instante entre dos nadas o somos algo más?
Pocos poetas como él han sabido llegar al alma de su pueblo, un pueblo, el mexicano, que le ama sin remedio. Leer a Sabines, dice Carlos Olalla, » es adentrarte en el universo mágico de sus poemas, es ponerte frente al espejo de la vida, ese espejo que refleja la soledad y el inexorable paso del tiempo que nos convierte en quien somos, un puñado de sueños y poco más «.
Sabio como era, para él el amor era el aprendizaje de la muerte y la vida: una vida que amó profundamente y que devoró en la fugaz eternidad de cada instante. Como el mismo dijo: “¡Qué hermosa es la vida! ¡Cómo nos despoja todos los días, cómo nos arruina implacablemente, cómo nos enriquece sin cesar!”
Amante de la soledad, de la noche y las estrellas, para él “la luna será siempre el resplandor que sale de nosotros en la noche y en la soledad del alma”. Conocedor como pocos de la esencia de lo humano, dejó escrito que “La canción no es el canto. Al canto lo conocen los mudos”.
Su inquietud por conocer el alma humana fue constante en su poesía. El transcurrir del tiempo, lo que hacemos de nuestras vidas, las pequeñas cosas que nos hacen sentir plenos, fueron los caminos en que dejó que su mano escribiera lo que su alma le dictaba.
Sabines escribió mucho; dejó para la historia de la literatura decenas de antologías en las que, si uno busca, puede encontrar el sentido de la vida. Respecto a su oficio y a su talento, alguna vez dijo: «Creo que la poesía es como una bendición o como una maldición humana que nos salva del diario morir».
Sabines, un poeta al que la muerte le contaba todos sus secretos.