Piénsalo tres veces

Ser o no ser, líder

Francisco Javier Rauda Larios


Tu éxito depende más de tu constancia que de tu talento”. Silvia Portella

El liderazgo desempeña un papel crucial en el éxito y la sostenibilidad de cualquier empresa. Una deficiencia en el liderazgo puede tener consecuencias significativas que afectan no solo el rendimiento financiero, sino también la moral de los colaboradores, la retención del talento y la capacidad de la empresa para adaptarse a un entorno empresarial en constante cambio.

En mis casi 25 años como consultor y facilitador de procesos de desarrollo organizacional me he dado cuenta que uno de los factores más representativos, por decirlo de alguna manera, en el bajo rendimiento de las empresas es, sin lugar a dudadas, el liderazgo o mejor dicho la falta o deficiencia del mismo.

De hecho, sostengo y seguiré sosteniendo que, al menos para mí, el liderazgo es el factor determinante del éxito o fracaso de las empresas y organizaciones.

No voy a mencionar nombres, para no herir susceptibilidades, pero tengo una anécdota con una empresa relativamente grande del sector financiero, la cual pretendía llevar a cabo una reingeniería de sus procesos, pero cuando platiqué con la encargada de desarrollo de talento de la empresa, después de haber hecho mi diagnóstico y sugerido que deberíamos comenzar con la parte del liderazgo, me dijo: “no, liderazgo no, ese es un tema muy trillado”.

Por lo que sé, creo que hoy día siguen teniendo problemas de muy diversas índoles.

Pero, ahí no termina la cosa, he seguido colaborando con muchas empresas, gracias a Dios, y tristemente sigo encontrando la misma deficiencia.

Y la interrogante sigue siendo la misma:

¿Por qué?

Porque muchos dueños y/o directores de empresas y organizaciones siguen descuidando este aspecto fundamental del desarrollo empresarial.

Peter Senge, uno de mis autores favoritos, dice:

Los escenarios los crean los líderes”.

Y me pregunto, ¿qué parte de eso no queda claro?

Por su parte, otro de mis autores favoritos, tengo muchos, el Señor Fred Kofman, expone este hecho maravillosamente en su no, menos maravilloso, libro “Liderazgo consciente”, en él habla de las siete distinciones de dicho liderazgo consiente, las cuales cito a continuación:

  1. Responsabilidad Incondicional
  2. Integridad Esencial
  3. Humildad Ontológica
  4. Negociación Constructiva
  5. Comunicación Auténtica
  6. Coordinación Impecable
  7. Competencia Emocional

Con base en lo anterior surge, nuevamente, la pregunta recurrente:

¿Por qué?

¿Por qué la mayoría de los “lideres”, no tienen plenamente desarrollada esa consciencia?

¿Qué les impide darse cuenta de que de su desempeño como líderes depende el futuro de su empresa/organización?

Y, para invitar a la reflexión, cito a continuación algunas de las consecuencias que la deficiencia en el liderazgo provoca en las empresas y organizaciones:

Desmotivación y Desconexión de los Empleados: Un liderazgo deficiente puede resultar en la falta de claridad, dirección y apoyo para los empleados. Esto puede llevar a la desmotivación, la desconexión y la disminución del compromiso laboral. Los empleados que no se sienten respaldados por un liderazgo efectivo son propensos a disminuir su productividad y pueden buscar oportunidades laborales en otros lugares.

Falta de Innovación y Adaptabilidad: El liderazgo deficiente a menudo se traduce en una falta de visión y una resistencia al cambio. Las empresas necesitan líderes que fomenten la innovación y la adaptabilidad para mantenerse competitivas en un entorno empresarial en constante evolución. Sin un liderazgo efectivo, las empresas pueden quedarse rezagadas y perder oportunidades cruciales.

Alta Rotación de Personal: La relación entre el liderazgo y la retención del talento es innegable. Un liderazgo ineficaz puede generar un ambiente laboral tóxico, donde los empleados talentosos se sientan desvalorizados y desmotivados. La alta rotación de personal resultante no solo aumenta los costos de contratación y formación, sino que también afecta negativamente la cohesión del equipo.

Reputación Empresarial Dañada: La reputación de una empresa está estrechamente ligada a la calidad de su liderazgo. Escándalos, decisiones cuestionables o una gestión deficiente pueden dañar la imagen de la empresa en el mercado. La pérdida de confianza de los clientes, inversores y socios comerciales puede ser difícil de recuperar.

Estancamiento Organizacional: La falta de liderazgo efectivo puede llevar a la falta de dirección estratégica. Sin una guía clara, las empresas pueden estancarse, perder oportunidades de crecimiento y quedarse atrás en comparación con sus competidores.

Para finalizar propondré, de igual manera, cinco estrategias que, a mí juicio, pueden ayudar a mejorar la efectividad del liderazgo en las empresas y organizaciones:

Desarrollo Continuo de Líderes: Implementar programas de desarrollo de liderazgo para identificar y cultivar habilidades de liderazgo en todos los niveles de la organización. Esto puede incluir mentorías, capacitación ejecutiva y programas de liderazgo en cascada.

Cultura de Retroalimentación Constructiva: Fomentar una cultura donde la retroalimentación constructiva sea valorada y utilizada para el crecimiento. Los líderes deben recibir comentarios de sus subordinados y colegas para identificar áreas de mejora y fortalezas.

Fomentar la Diversidad e Inclusión: La diversidad en la alta dirección aporta diferentes perspectivas y enfoques, fortaleciendo el liderazgo. Las empresas deben esforzarse por crear equipos de liderazgo diversos e inclusivos que reflejen la variedad de talentos y experiencias.

Liderazgo Inspirador: Los líderes deben inspirar a sus equipos a través de una visión clara, valores compartidos y una comunicación efectiva. Inspirar a los empleados promueve la motivación intrínseca y el compromiso.

Adaptabilidad y Aprendizaje Continuo: Fomentar una mentalidad de aprendizaje continuo y adaptabilidad en el liderazgo. Los líderes deben estar dispuestos a evolucionar, aprender de los errores y adaptarse a las cambiantes condiciones del mercado.

En conclusión, la deficiencia en el liderazgo empresarial tiene consecuencias profundas y duraderas. Sin embargo, mediante la implementación de estrategias efectivas, las empresas y organizaciones pueden elevar el nivel de liderazgo y crear entornos organizativos más saludables y exitosos. El liderazgo sólido es esencial para superar los desafíos, fomentar la innovación y garantizar la sostenibilidad a largo plazo.

De igual manera, como lo señala la frase de Silvia Portella que encabeza el presente artículo, la constancia en el liderazgo será, sin duda alguna, otro factor determinante del desempeño de las empresas y organizaciones.

Finalmente, amigo lector, me tomaré la libertad de parafrasear la famosa interrogante del, no menos famoso, personaje de Shakespeare, Hamlet:

 

Ser o no ser, líder.

Esa es la cuestión.

 


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