OTOÑO ENCARCELADO
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Ramón Martínez Ocaranza
Todas las soledades de mi vida
me vinieron a ver, una por una:
Las blancas soledades de la luna;
La soledad de la inocencia herida.
Isla del ser en agua dolorida
quebró la soledad de mi fortuna.
Todas las soledades de la luna
formaron una soledad caída.
¡ Qué divagar del tiempo por el agua !
las palabras s van en la piragua
de la consumación de los sentidos.
Y con la fuga de las dulces horas,
Se van las soledades voladoras
que nos dejaron, en el mar, perdidos.
Morelia, noviembre 1966