José Juan Marín


Nuestra ley electoral dicta que, desde el primer segundo del jueves anterior a la elección, hasta el momento de cierre de las casillas, se acaben las campañas electorales y no se difundan resultados de encuestas. El objetivo es brindarle a la ciudadanía la oportunidad de reflexionar su voto.

 

Esto no sucede en todos los países del mundo, en Estados Unidos el mismo día de la elección se puede hacer campaña. También es cierto que México no es el único país que impone estos días de silencio.

 

Quiero reflexionar sobre tres cuestiones que me parecen importantes, independientemente de los resultados de las encuestas o las elecciones:

 

Primero. A pesar de la percepción de la guerra sucia entre partidos y del uso de la justicia electoral como parte de las estrategias de campaña, en este proceso electoral hubo un descenso importante en el número de juicios de protección de derechos ciudadanos.

 

Dicho de otra manera, la gran mayoría de candidaturas se decidieron por acuerdos cupulares, lo que acusa un importante déficit de democracia interna en los partidos. Y luego nos extrañamos de la gran carencia de demócratas que sepan ganar y perder en los procesos electorales.

 

Segundo. Ningún partido o coalición puede permanecer ajeno al importante número de asesinatos de políticos y candidatos durante este proceso electoral. Con independencia de quien gane la Presidencia, las gubernaturas y los demás puestos de elección popular, será indispensable entender y explicar que está sucediendo, y, sobre todo, tomar acciones para que este saldo rojo no vuelva a repetirse en ningún otro proceso electoral.

 

Los ganadores tendrán que reconocer, con una buena dosis de humildad, que no hay nada efectivo que puedan hacer solos. En el futuro, gobiernos y partidos tendrán que hacer alianzas que trasciendan la fragmentación partidaria para darles seguridad a las personas que deciden militar en un partido político y aceptan postularse como candidatos.

 

Hay violencia política del crimen organizado y violencia política de género, ambas inadmisibles, ambas ponen a la democracia mexicana en riesgo.

Tercera. La Ley de Transparencia exige que los partidos suban al portal de obligaciones de transparencia el currículo con fotografía incluida de precandidatos y candidatos a los cargos de elección popular, con información básica.  La visita a las páginas de los partidos es desoladora, entiendo que el INAI hizo una revisión después de que los partidos registraron a sus candidatos, sin embargo, por los plazos legales que los partidos tienen para corregir las observaciones de la autoridad, no tendremos información hasta que termine el proceso.

 

Habrá que revisar la ley y los procedimientos del INAI, esta información después del lunes 3 de junio será absolutamente inútil para el electorado.

 

Un panorama similar tenemos con las declaraciones 3de3 (patrimonial, fiscal y de intereses).

 

Queden estas reflexiones para la evaluación final del proceso electoral y la viabilidad de nuestra democracia.

 

Sólo queda decir: ¡Vayamos a votar el domingo!

 

 

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