Las redes sociales y la salud mental de los jóvenes.

José Juan Marín

TikTok se ha convertido en la red social de moda. Esta aplicación se posiciona como una de las plataformas con mayor crecimiento.

En el caso concreto de esta aplicación de videos, en sus inicios estaba destinada a personas entre los 14 y los 20 años, pero ha terminado popularizándose entre las mujeres y en menores y mayores de esa edad. En el caso de los más jóvenes, algunos challenges (retos) han provocado muertes o puesto en riesgo la vida de niños y adolescentes.

Algunos expertos afirman que no existe en Internet un riesgo con más impacto negativo en niños y niñas que los retos virales.

  • A) La plataforma utiliza un diseño adictivo que compara con las máquinas tragamonedas de los casinos, con un refuerzo intermitente que incita a buscar la posibilidad de ganar la recompensa, aunque, en ocasiones, no llegue.
  • B) La diversión y la gratificación sin esfuerzo generan una respuesta cerebral que desequilibra los circuitos de dopamina. En otras palabras, manda señales al cerebro de que se puede conseguir una recompensa sin necesidad de esfuerzos y sin moverte de casa.
  • C) El algoritmo de la red social es capaz de detectar qué contenidos consume con más interés el usuario, procurando mostrarle más contenidos similares para mantener la atención y aumentar el tiempo que pasa haciendo uso de la misma.

Advierten especialista en salud mental que, si bien TikTok no tiene por qué ser el origen del problema, sí puede estar reforzándolo.

Con respecto a las continuas acusaciones acerca de su funcionamiento, TikTok dijo en un comunicado en marzo de 2022 que limita sus funciones por edad, proporciona herramientas y recursos a los padres, y diseña sus políticas teniendo el bienestar de los jóvenes.

Sin embargo, esta declaración no ha sido suficiente para frenar las prohibiciones de uso de la aplicación que han aplicado en algunos países como India, Hong Kong y algunos estados de Estados Unidos.

En EE UU, las escuelas públicas de Washington presentaron una demanda contra Meta, YouTube y TikTok acusándolas de “daños” a la salud mental de los jóvenes.

En la demanda presentada por las instituciones educativas aseguran que “el aumento de los suicidios, los intentos de suicidio y las visitas a salas de emergencias relacionadas con la salud mental no son una coincidencia”.

Un argumento que también usa el presidente estadounidense Joe Biden, quien cree que se debe “responsabilizar a las redes sociales por el experimento que están realizando con nuestros niños con fines de lucro”.

La ansiedad, depresión y estrés son enfermedades que en los últimos años han impactado a millones de personas en el mundo, al punto de que según la Organización Mundial de la Salud 1 de cada 8 personas padece de algún trastorno de este tipo.

Comparto algunas consideraciones que emiten especialistas al resaltar algunos puntos en los que estas plataformas inciden sobre los trastornos depresivos:

Primero: La comparación con amigos y figuras públicas: compararse con otros, al ver los lugares a los que viajan, la ropa que usan y su aspecto físico, conduce a que los jóvenes no crean que estén disfrutando de su vida como otros de su edad, desarrollen baja autoestima y una percepción falsa de su imagen corporal, y se obsesionen con la necesidad de verse igual que los demás en sus redes sociales.

Segundo: El tiempo que pasen en las aplicaciones: al pasar más de dos horas en ellas puede afectar negativamente la salud mental.

Tercero: El ciberacoso, las redes se utilizan como medio para difundir mensajes, imágenes, videos y otros contenidos virtuales que intimidan, se burlan, amenazan, avergüenzan a una persona (o grupo de personas). Entre las consecuencias del ciberacoso, también se encuentra la posibilidad de abusar de sustancias nocivas, ausentismo y/o fobia escolar, estrés, sentimientos de ira y frustración, irritabilidad, trastornos del sueño, dificultades de aprendizaje e ideación suicida.

Es importante que se debata en familia y se aborde con los hijos la importancia de la privacidad, reflexionar sobre el contenido que suben a sus redes y que comparten, en caso de ser posible hacer uso de los controles parentales sin dejar de lado los demás aspectos comentados anteriormente.

 

 

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