La historia de las mujeres, una historia desconocida
(segunda entrega)
Fermina Arellano
Como referí en la primera entrega, abordaré desde este espacio de Unanimidad la historia de las mujeres, con datos biográficos para ir socializando nuestra presentación. La experiencia me indica que posiblemente les gustara a quienes les interese, pero a otras no les resulte tan atractivo; otras opinaran que también debemos de hablar de los hombres, en fin, mi intención es aportar una visión más amplia de la vida de las mujeres en el mundo.
“Si la mujer puede subir al cadalso, también puede hacerlo a la tribuna pública”
Olympe de Gouges
En Francia en el Siglo XVIII, con pasión y a la vez también con entereza, las mujeres aportaron bases sólidas, pero peligrosas para la época, mujeres adelantadas en su tiempo. Una tarea que quedó pendiente después de que fueran promulgados los derechos del hombre y del ciudadano.
Una de las mujeres más significativa de esa época fue Olympe de Gouges/ Olimpia de Gouges. (1748-1793). Quien de origen humilde se esforzó en reivindicar lo que la Revolución Francesa olvidaba: las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres.
De acuerdo al contenido de la página virtual LA VANGUARDIA, en su sección Historia y Vida[1], señala que en 1791 la Revolución Francesa tomó un nuevo giro;. una mujer, Olympe de Gouges, advirtió que la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, que la había inspirado, parecía obviar a la mitad del género humano. El origen Olimpia de Gouges. Así como el entorno en que vivió la llevo a observar la situación desafortunada de las mujeres.
Decidida a intervenir para mejorar esta condición, publicó la que sería su obra cumbre: La Declaración de derechos de la mujer y de la ciudadana (La Déclaration des droits de la femme et de la citoyenne), un manifiesto que seguía el esquema de su predecesor, y en el que Olympe reclamaba con gran tenacidad un sistema jurídico basado en la igualdad fundamental entre hombres y mujeres.
De acuerdo a esta versión, Olympe de Gouges era una mujer formada por sí misma y que paso de oruga a mariposa por decirlo poéticamente. Su nombre real era Marie Gouze y había nacido en Montauban, una población occitana de la región de Tarn, el 7 de mayo de 1748 en el hogar de Anne-Olympe Mouisset, la hija de una fabricante textil, y un carnicero llamado Pierre Gouze.
Los rumores, la señalaban como el fruto de la relación extramatrimonial (eso la lastimaba mucho) de su madre con un aristócrata llamado Jean-Jacques Lefranc de Caix de Lisle, fue reconocida por parentesco por el marido de su madre, y como Marie Gouze recibió la educación elemental común a las mujeres de clase popular de la época.
Contaba con 17 años cuando sus padres decidieron casarla con Louis-Yves Aubry, quien era dueño de un mesón, diez años mayor que ella, le garantizaba un techo y alimentos. Una frase dicha por ella refleja lo que seguramente vivió en esa etapa de su vida: El matrimonio es la “tumba del amor”. De esta unión nació su único hijo, pero al año enviuda, una vez libre y en condiciones mejores en su economía, viaja a Paris para educar a su hijo.
Su meta: era convertirse en una mujer autosuficiente, y por ello inicio su formación e igualmente se cambia el nombre. En homenaje a su madre y para ennoblecer sus orígenes, añadió un “de” a su apellido, que transformó en Gouges. En ese momento, Olympe de Gouges dejaba de lado a Marie Gouze, la viuda del dueño de un mesón de Montauban, para emanciparse y dar lugar a una nueva mujer comprometida con su tiempo.
Estudió con ahínco para adquirir los conocimientos que necesitaba y que no había podido adquirir y formar parte de la élite parisina. Le pidió apoyo a su padrino –o posible padre–, Lefranc de Caix de Lisle, y este hizo posible sus intenciones, además de adquirir fama como dramaturga.
“Sus obras estaban dotadas de un gran contenido social, por lo que no tenía una posición cómoda. Corrían los años ochenta del siglo XVIII y Francia vivía vísperas revolucionarias. Olympe, vinculada a círculos de la masonería y miembro del llamado Club de los amigos de los negros, se implicó de lleno en la política antiesclavista”.
La publicación de sus obras sobre la esclavitud, donde pretendía que la ciudadanía conociera sobre las penurias de los esclavos negros y la sinrazón del tráfico de personas, le creo un ambiente hostil entre las personas que se habían enriquecido producto de la esclavitud. Su audacia le costó estar en la cárcel, aunque no fue mucho tiempo. y le fue cerrando círculos de interés. Cuando estalla la revolución vuelve a la carga con su activismo. En 1789 se lanzó nuevamente a la arena política con Lettre au Peuple ou le projet d’une Caisse patriotique (Carta al pueblo o proyecto de una Banca patriótica), publicada en el Journal Général de France, proponiendo una serie de estrategias que ayudarían a aminorar la situación económica por la que atravesaba el país.
Preocupada y ocupada por las desigualdades, que afectaban principalmente a las mujeres, a la infancia y las y los ancianos, desarrolló su gran contribución, y que se le reconocería como precursora de las mujeres.
Olympe, al igual que otras contemporáneas, como la británica Mary Wollstonecraft, cuya contribución en Inglaterra 1892, formara parte de la siguiente entrega, trabajaron sobre la preocupación de la reivindicación de las mujeres. En los salones ilustrados de discusión de las mujeres, llevaban años reclamando su derecho a la educación y al reconocimiento de su papel en el mundo; señalaban, la igualdad, la justicia y la fraternidad, además de la motivación sobre los derechos de los oprimidos y que no se consideraran los derechos de las mujeres.
Olympe decidió, con su Declaración de derechos de la mujer y de la ciudadana, darles voz. En la introducción del manifiesto señala: “las madres, hijas, hermanas, representantes de la nación constituidas en Asamblea Nacional”, en cuyo nombre solicito “los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer”. En tal posición continuaban diecisiete artículos, en los que se insistía en la necesidad de igualar a mujeres y hombres, en todos los aspectos de la vida pública y privada, en que se pedía el derecho al voto de las mujeres, el acceso al empleo público de las mujeres, a la vida política, a poseer y controlar propiedades, a formar parte del ejército, a gozar de igualdad fiscal, al derecho a la educación y a la igualdad de poder en los ámbitos familiar y eclesiástico.
A pesar de que su intervención en estas propuestas fue a finales del siglo XVII, en la parte final del documento, propone un contrato matrimonial cuyas características son similares al actual. En él se establece la obligatoriedad de poner en común las fortunas de ambas partes y constituir un sistema de protección hereditario de hijos e hijas resultantes de esta unión, reconociendo de forma oficial la paternidad y la maternidad, evitando así, las discriminaciones por bastardía, lo que era su caso. Asimismo, se insiste en que, en caso de separación, la fortuna se repartiría en partes iguales y que toda mujer abandonada tendría derecho a una reparación.
“El pensamiento de Olympe de Gouges, además de feminista, es heredera de Montesquieu, y aunque en un principio apoyó la monarquía constitucional –se dirigió a la reina María Antonieta solicitando la protección de la mujer y se opuso a la ejecución de Luis XVI–, pero se adhirió finalmente a la causa republicana”.
“Fue también una defensora de la protección de los menores y los más desfavorecidos, proponiendo la creación de maternidades públicas y talleres a cargo del Estado, para ocupar a quienes carecieran de trabajo, así como de hogares para quienes no dispusieran de un techo para cobijarse”.
“Las reivindicaciones de Olympe de Gouges no fueron atendidas por la Convención, por el contrario, la proclamación de la República en 1792 y el acceso al poder de la facción revolucionaria más radical, acaudillada por Robespierre y Marat, entre otros, la acallaron para siempre”.
“Sabiéndose perseguida, abandonó París para refugiarse en el valle del Loira. Sin embargo, en agosto de ese mismo año, regreso a la capital para publicar “Les trois urnes, ou le salut de la Patrie” (Las tres urnas, o la salvación de la Patria), fue detenida y conducida a prisión. El editor de la obra la había denunciado”.
“Unas semanas después, una pequeña herida infectada le permitió ser trasladada a la enfermería de la cárcel y, desde allí, previo soborno de sus captores con el dinero conseguido tras empeñar sus alhajas, pasó a una de las llamadas “pensiones burguesas”, donde se recluía a los detenidos enfermos procedentes de los estratos más elevados de la sociedad. No por ello mejoraron sus condiciones en la prisión”.
“La dureza del cautiverio no la hizo callar. Desde su celda, Olympe de Gouges no cesó de reclamar su presencia ante los tribunales a fin de refutar las acusaciones que pesaban sobre ella y eludir al expeditivo tribunal revolucionario. Confiaba en su oratoria para hacer valer su inocencia, pero, como en otras ocasiones, el papel impreso fue su mejor altavoz. Mediante la colaboración de antiguos correligionarios que están libres, publicó dos panfletos que tuvieron una amplia difusión: “Olympe de Gouges en el tribunal revolucionario” y “Una Patriota Perseguida”.
No sirvió de nada. El 2 de noviembre fue llevada ante el tribunal revolucionario. Se le negó el derecho a un abogado y hubo de defenderse ella misma. Lo hizo con valor e inteligencia, pero estaba sentenciada de antemano. Condenada a muerte por comulgar con los principios girondinos y haber apoyado un estado federado, fue guillotinada al amanecer del día siguiente”.
“Tal vez la muerte fue piadosa con Olympe. De haber vivido, habría tenido que ver cómo su único hijo, Pierre Aubry, renegaba de ella para librarse de la guillotina. Por otra parte, relegada al olvido, su talento no fue reconocido públicamente hasta bien entrado el siglo XX”[2].
Continuara………………………….
[1] avanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20210526/7479567/olympe-gouges-feminista-guillotinada-robespierre.html
[2] https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20210526/7479567/olympe-gouges-feminista-guillotinada-robespierre.html