Por: Elizabeth Zamudio Olivares
Cronista de Ciudad Hidalgo, Mich.
Parte I
El 8 de junio de 1923 se casa en la parroquia de San José de Ciudad Hidalgo Michoacán, el joven veracruzano Aquiles de la Peña Ortega y la señorita María Jovita Marín Martínez, perteneciente a una de las familias distinguidas de la población. Don Herminio Marín, su padre, había sido Presidente del Ayuntamiento de Taximaroa en 1890 y en 1897, a él se le reconoce ser el diseñador y haber dirigido la construcción del Palacio Municipal que fue inaugurado en 1900, con motivo de la celebración del Centenario de la Guerra de Independencia.
Por su parte, Aquiles llegó a Villa Hidalgo en 1918, tenía 21 años de edad, estaba en auge la empresa maderera ubicada en la hacienda de Chaparro, fue nombrado representante del Gral. Ambrosio Puente para proteger sus intereses al momento de haber comprado la producción entera de durmientes de madera a dicha negociación que pertenecía a la familia Olivares Cuevas.
Al aceptar el encargo encomendado, nunca se imaginó Aquiles que se establecería definitivamente y formaría su familia en ese lugar, desde muy chico mostró gran capacidad para trabajar y colocarse en lugares estratégicos que le permitieron con el tiempo adquirir un gran poder económico y político, no concluyó sus estudios en la Escuela Nacional de Agricultura, lo cual no fue impedimento para tener éxito en la vida.
Con su esposa tuvo tres hijos: María Teresa, Beatriz y Aquiles. Inició sus propios negocios relacionados con la madera y rápidamente su presencia en la región comenzó a cobrar fuerza; de manera paralela incursionó en la vida política y es así como en agosto de 1928 se desempeñó como Presidente Interino del Ayuntamiento de Ciudad Hidalgo y de 1931 a abril de 1932 fue electo para dicho puesto. No volvió a ocupar la silla presidencial, pero si influiría en la decisión de quien se sentaría en ella, así nacieron los ayuntamientos “aquilistas” que obedecían a los intereses del grupo encabezado por este personaje.
Como diputado tuvo una trayectoria más amplia: en la legislatura XL de 1924 a 1926 fue diputado local suplente; en las siguientes dos ocupó la curul como legislador local propietario en el recién formado distrito electoral de Hidalgo; en 1929 fue activo fundador de Partido Nacional Revolucionario; en la XLIII legislatura de 1930-32 fue diputado suplente por el distrito de Zitácuaro pues el de Hidalgo había quedado fusionado con este, en la siguiente legislatura alcanzó la curul de propietario de dicho distrito, en los comicios federales de 1944 fue electo diputado suplente por el mencionado distrito y en la legislatura federal del periodo 1952-1955 de la Peña fue diputado propietario por el segundo distrito de Michoacán.
Para llegar a ser legislador del Congreso local y federal, tuvo que contar con muy buenas relaciones y protección de un político poderoso, tal fue el caso del Gral. Lázaro Cárdenas del Río, de manera que cuando éste inicia como gobernador, don Aquiles toma la agenda política cardenista fundando la Federación Regional Obrera y Campesina de Ciudad Hidalgo, la cual se adhirió a la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo, convirtiéndose así el veracruzano en el líder campesino de la región oriente, participando abiertamente en favor de los núcleos campesinos que luchaban por la dotación o restitución de tierras, estas acciones lo llevaron a conseguir un compadrazgo con el mismísimo Gral. Cárdenas.
Durante el sexenio presidencial de 1934-40, dicha Federación Regional jugo un papel muy activo en la formación de la estructura social corporativa del Partido de Estado y de la implementación de la Reforma Agraria en el Municipio, consolidándose el liderazgo y poder de don Aquiles, quién encabezó a las defensas agraristas que combatieron a la sublevación cristera de 1935, cuya misión era sabotear el movimiento agrario e impedir la impartición de la educación socialista, esta participación lo enemistó con diversos sectores de la comunidad católica que mucho tuvieron que ver en su caída el 6 de abril de 1959.
En 1938 asumió el control de los trabajadores sindicalizados de la “Fábrica de Hilados y Tejidos, La Virgen”; fue nombrado presidente del “Comité Ejecutivo de la Unión de Industriales Forestales del Noreste de Michoacán”; manejó el gremio de los trabajadores de Chaparro y de muchos grupos de ejidatarios, para ese entonces, tenía ya el dominio total de la región oriente del estado y su relación con el presidente Cárdenas era inmejorable.
Los abuelos vienen contando que en 1936 se hizo el trazo de la carretera federal No. 15 y que por estrategia geográfica este no iba a pasar por Ciudad Hidalgo, actualmente hay una brecha a la altura de Tuxpan por la cual se llega a Agostitlán, ese era el camino natural trazado por los ingenieros, el cual se conectaba más adelante con Mil Cumbres, pues bien, cuando don Aquiles se dio cuenta de que Ciudad Hidalgo no sería beneficiado con el paso de la carretera, dicen que habló directamente con el presidente y le dijo: ¡oye compadre! ¿Qué no va a pasar la carretera por Ciudad Hidalgo?, ¡Tiene que pasar!, ¡No lo sueltes de la mano!, ¡No te olvides del pueblo!. Lo cierto es que se abandonó el trazo original y se ejecutó el que actualmente pasa por en medio de Ciudad Hidalgo, esto fue resultado de una petición personal de don Aquiles al Ejecutivo Federal y gracias a ello el polo de desarrollo y progreso ha sido la cabecera municipal.
Don Aquiles estaba muy “bien palancas” como se dice en el argot político, su carrera como legislador iba en rápido ascenso y a su vez eso se reflejaba en su exitosa vida como empresario maderero, tenía el aserradero más grande del pueblo donde monopolizaba la materia prima de toda la región, cuentan los abuelos que don Aquiles “no autorizaba”, a través del departamento forestal, la creación de ningún taller, ni tampoco se otorgaban permisos para que los dueños explotaran su recurso maderero, todo se tenía que hacer a través de la gente del “cacique”, como ya se le comenzaba a llamar, las personas que se resistían a la política de control impuesta en la región, eran constantemente hostigados por los “matones del cacique” y por la policía quien tenía fama de aplicar la Ley Fuga, hay personas que dieron testimonio de que en una celda de la cárcel, había un agujero en el techo y que a quien querían matar, lo encerraban ahí, para que por la noche que intentara escapar, se lo despacharan rapidito.
Dicen los abuelos que solo don Aquiles y dos o tres amigos suyos podían andar armados públicamente, que si alguien le estorbaba mucho lo mandaba matar y no pasaba nada; que si veía una jovencita en la calle y le gustaba, sus guaruras se la robaban para entregársela; que era juez y parte en los conflictos existentes; que imponía a las autoridades municipales; que le gustaba jugar baraja en las cantinas, a las que iba todos los días y desde ahí se gobernaba y arreglaban todos los conflictos existentes, pues los presidentes municipales tenían que reportarse con él a diario por las tardes.
Como vemos, don Aquiles fue un hombre muy polémico, que todavía ¡hoy día! puede ser tema de sobremesa o de reunión de amigos, en cualquier lugar que alcanzó a cubrir con su poder, hay sectores de la población que lo defienden, hay otros que no lo bajan de cacique, asesino y arbitrario, mi intención no es tomar partido en favor o en contra, tengo mi propia percepción del tema a través de la información que me dio mi padre, pero esa me la guardo, yo voy a exponer los hechos realizados por un veracruzano en su tierra adoptiva y cada quien sacará sus propias conclusiones.