LEANDRO ESPINO CORDOBA, CRONISTA DE ARARO

Parte II

ANALISIS BREVE


Aparentemente el libro “Bautismos y Casamientos de naturales. 1625-1662” es el más antiguo que existe en el Archivo Parroquial de la Parroquia de San Pedro y San Pablo de Zinapécuaro, Mich. No lo puedo afirmar categóricamente porque mi acceso a tal archivo fue muy restringido.

En el presente trabajo, se trata de poner a consideración los diversos elementos que están en el libro y que según mi criterio son importantes para hacer la historia de la región que comprendía la Doctrina de Zinapécuaro y su relación con la Jerarquía de Valladolid.

Antecedentes necesarios.

Para 1530 se empezó la construcción del Convento Franciscano. Fray Francisco de Favencia fue el que puso la primera piedra. Antes que él, habían visitado esta parte del Imperio P´urhépecha otros franciscanos provenientes de Acámbaro. El cacique de Jilotepec Nicolás de San Luis y Montañez, aliado

de los españoles conquista esta región para 1526 y los frailes que venían acompañando a los ejércitos aliados, hicieron los primeros intentos de evangelización.

 

Entre ellos Fray Juan de Quemada y Fray Antonio Bermul. Pero el que más influyó, después de Fray Francisco de Favencia, fue Fray Juan de San Miguel continuador de la construcción del convento, obra que se terminó para el año 1570. Mismo año que fue elevada a Parroquia, por lo floreciente de su Doctrina, ahora dependiendo directamente del obispo de Valladolid. Los años que comprende el libro, son años ya de más estabilidad tanto para la evangelización como para el trabajo pastoral.

El libro.

Físicamente es un libro en buenas condiciones de modo general, a pesar de su edad. Cocido a mano como se acostumbraba encuadernar en aquel tiempo. Las pastas son de piel, posiblemente de vacuno, burda, arrugada y tiesa, color amarillento claro, en los pliegues un poco más oscura. En la portada se alcanza a leer el asunto del libro: “Bautismos y Casamientos de Naturales” y un poco más abajo el año de 1625. Contiene 407 páginas, de las cuales 289 son ocupadas por los registros de Bautismos y el resto por los Casamientos.

Los bautismos empiezan el 23 de noviembre de 1625 hasta el 12 de ggosto de 1663. Los casamientos inician el 26 de octubre de 1625 y terminan el 17 de diciembre de 1662.

Se podría pensar que al ser un libro donde únicamente están asentadas las actas de bautismo y casamientos, no tendría ningún valor histórico. Sin embargo, es todo lo contrario, pues nos ayuda a hacer todo un inventario de muchos elementos que conforman la historia de la Doctrina de Zinapécuaro.

El Archivo Parroquial en su conjunto hasta donde yo sé sólo ha sido someramente visto por Ramón López Lara. Poco ha servido para hacer la historia de Zinapécuaro en estos siglos de la Colonia. Ahí está esperando que alguien se anime y aventure en ese camino.

La Escritura.  Es un castellano de hombres que vienen del siglo XVI. Difícil, duro, escueto y eclesial. Podemos deducir varias cosas: la preparación intelectual de los frailes no era la óptima. Más bien, podemos decir que era deficiente, escasa.

La escritura es terrible en la mayoría de los casos. La ortografía es deficiente, si acaso alguna “coma” por ahí y algunas mayúsculas. No más. Por la variedad de escrituras, podemos decir que no había un secretario que se encargara de llevar el registro o el asentamiento de las actas.

Cada fraile que bautizaba o casaba hacía la anotación correspondiente antes o después de celebrar el sacramento. El tiempo ha hecho su labor y sobre todo las diferentes clases de tinta empleada son la causa de que algunas partes estén borrosas y casi son ilegibles. Otras veces, el papel no era de la misma calidad y no se alcanzaba a secar y hay partes manchadas.

Podemos decir que en general el libro está bien conservado. Sí sería lo óptimo para su conservación alternativa que se trabajara en la digitalización de todo el Archivo. Traería muchos beneficios, uno de ellos sería la facilidad para consultarlo y promocionarlo para todo aquel que se interese en el estudio de dicho Archivo.

Siendo más bien benévolos, en cuanto a la escritura, podemos afirmar que era un aspecto poco importante para ellos. Su mira estaba puesta en la evangelización, es decir, en atraer lo más pronto posible a la fe cristiana al mayor número de indígenas. Así lo demuestran los continuos Autos de Visita que están insertos en el libro, donde se insiste que se corrija, que se obedezcan las directrices del Concilio de Trento. Que se pongan todos los datos que se mandan en las actas.

 

 

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