Dejemos de comer pescado, aprendamos a pescar.

Por: Francisco Javier Rauda Larios


 

“Si alguien te pide de comer, dale un pescado. Si te vuelve a pedir, enséñalo a pescar.”

Refrán popular.

Creo, salvo su mejor opinión mi estimado lector, en México, y quizá en algunos países de América Latina, llevamos muchos años, tal vez demasiados, comiendo pescado y no hemos aprendido, o peor aún, querido aprender a pescar.

La razón puede ser, quizá, la falta de interés de los gobernantes en turno de enseñarnos a pescar y su predilección por darnos el pescado, dirían algunos, peladito y en la boca. Aunque también existe la alta probable posibilidad de que, de igual manera, hemos sido nosotros los ciudadanos los que hemos mostrado falta de interés en aprender el sutil y provechoso arte de la pesca.

La metáfora precedente hace alusión al hecho de que, hasta el día de hoy, nos han enseñado muchos conocimientos, pero no se nos ha enseñado a pensar.

Enseñar a pensar - La Mente es Maravillosa

Nos han enseñado nuestras culturas, pero no nos han enseñado a crear originalidad.

Nos han enseñado los frutos de la inteligencia, pero no nos han enseñado a ser más inteligentes.

Si bien es cierto y no lo dudo, ni lo niego, que, sobre todo en los últimos años, se nos han enseñado conocimientos de muy diversos tipos, tanto generales como específicos, no nos han enseñado, insisto, a adquirir una mayor capacidad mental para entender mejor, pensar mejor, para crear mejor.

Hemos crecido, al menos la generación de la cual soy parte, con algunos paradigmas, que bien puedo llamar mitos, tales como que la inteligencia es genética, que ya se nace con ella, o que los hombres son más inteligentes que las mujeres.

 

Otro mito, que estudios científicos en los años recientes han demostrado que es falso, es que la inteligencia se va desvaneciendo con la edad.

De hecho, la misma historia se ha encargado de demostrarlo, a su manera. Como ejemplo presento los siguientes casos:

Platón murió en plena capacidad creadora a los 80; Leibniz de igual manera a los 70; Kant, a los 80; Bergson, a los 72; Víctor Hugo, a los 83; Verdi, a los 80; Wagner, a los 70; Matisse, a los 83; Pasteur, a los 73; Fleming, a los 74; De Gaulle, a los 82; Adenauer, a los 91; Churchill, a los 91; Picasso, a los 91 y Casals, a los 96.

 

Así mismo se ha demostrado que no existe diferencia significativa entre la capacidad creativa de los hombres y las mujeres.

 

En este mismo tenor se puede afirmar que:

Ni la raza,

ni la herencia,

ni el sexo,

ni la edad,

 

determinan la capacidad intelectual de los seres humanos.

 

Otro tema que resaltaré en el presente artículo, es el hecho de que los seres humanos somos una, sino es que la única, especie animal que nace siendo totalmente indefensa, pero con la maravillosa capacidad de aprender.

 

Esa maravillosa capacidad es la que nos ha permitido desarrollar nuestras capacidades, inteligencias y talentos.

Y es aquí donde entra en el juego la enseñanza.

Ya que, si bien es cierto que los seres humanos alcanzamos con la edad la capacidad de aprender por nosotros mismos, también lo es el hecho de que en la primera etapa de nuestra vida no hay aprendizaje sin algún tipo de enseñanza.

Necesitamos de la enseñanza para vivir.

Se enseña la vida, se enseña la cultura y también se puede enseñar la inteligencia.

En este momento bien podemos definir al ser humano como el animal con mayor capacidad de aprender.

Lo anterior queda demostrado con el hecho de que como niños estamos capacitados para aprender de todas las fuentes de conocimiento que tenemos a nuestro alrededor, llevando a cabo el proceso de perfeccionamiento más asombroso que podemos contemplar.

Triste y lamentablemente con el paso de los años, nosotros mismos, nos vamos cerrando esos caminos.

Retomando la enseñanza, haré hincapié en que, de la naturaleza se aprende a ser y por la educación se aprende a aprender.

De igual manera considero que es necesario, y bastante quisiera enfatizarlo, aprender a entender.

Concluiré haciendo referencia a un párrafo del maravilloso libro de Luis Alberto Machado, “La revolución de la inteligencia”, en el cual esta basado buena parte del presente escrito.

 

Cito a continuación:

Un barrendero es barrendero porque nunca se planteo la posibilidad de ser otra cosa y si, llegó a planteársela, nunca estuvo dispuesto a realizar los esfuerzos necesarios para llegar a ser esa otra cosa.

EL BARRENDERO - cantinflas - YouTube 

… Si ese mismo hombre en un momento se propusiera obtener un título universitario que lo acreditara como médico y estuviera dispuesto, con ahínco y constancia, a todos los sacrificios que ello requiere, tenga la seguridad de que pasarán quince años, veinte años, treinta años, pero algún día ese hombre será médico.

 

Se trata fundamentalmente de un problema de voluntad.

Cómo ayudar a alguien a ir al psicólogo | Enric Parnau psicologia

Y la voluntad está condicionada por factores tanto internos como externos al propio individuo.

Como el propio Luis Alberto lo dice, lo que hay que lograr es la transformación de esos factores de manera directa, los referentes a lo externo e indirectamente los demás, para generar igualdad de oportunidades para todos los seres humanos.

Finalmente, no basta con que las oportunidades estén allí, abiertas para todos aquellos que quieran aprovecharlas. Hemos de procurar hacer crecer, cada vez más, el número de aquellos que, real y verdaderamente, quieran alcanzarlas.

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