Piénsalo tres veces

Disciplina Personal, Vida Excepcional.

Francisco Javier Rauda Larios


“Donde hay buena disciplina, hay orden y rara vez falta la buena fortuna.”

– Nicolás Maquiavelo.

La disciplina es un concepto que, aunque valorado en muchas culturas, parece ser particularmente difícil de cultivar y mantener en contextos latinoamericanos, incluyendo México. Esta dificultad puede atribuirse a una combinación de factores históricos, culturales, sociales y psicológicos que han moldeado las actitudes y comportamientos de las personas en la región.

Ser disciplinado en el contexto mexicano y latinoamericano es un desafío complejo que va más allá de la simple falta de voluntad o esfuerzo. Lograr la autodisciplina libre y conscientemente aceptada es el reto.

Es un reflejo de una historia cargada de incertidumbre, una cultura que valora las relaciones humanas, estructuras educativas y laborales que no siempre fomentan la autodisciplina, y presiones económicas y psicológicas que pueden desmotivar a las personas.

No obstante, es importante reconocer que, a pesar de estas dificultades, muchos mexicanos y latinos han logrado sobresalir y mantener una disciplina admirable. Estos ejemplos demuestran que, aunque el contexto puede ser desafiante, la disciplina no es inalcanzable, y que con un entendimiento profundo de los factores que la dificultan, es posible crear estrategias para cultivarla y mantenerla en la vida cotidiana.

A continuación, amigo lector, expongo algunas de las razones más significativas por las que nos cuesta tanto trabajo ser disciplinados:

§  Herencia histórica y cultural

La historia de México y gran parte de América Latina está marcada por la colonización, la desigualdad y la inestabilidad política y económica. Durante siglos, las sociedades latinoamericanas han sido testigos de cambios abruptos de poder, crisis económicas recurrentes y la imposición de normas y valores extranjeros. Estas experiencias han generado una cultura donde la incertidumbre y la improvisación se vuelven necesarias para la supervivencia.

En este contexto, la disciplina, que requiere previsibilidad y control a largo plazo, puede parecer menos relevante o incluso impráctica. La historia ha enseñado a muchos latinoamericanos a adaptarse rápidamente a los cambios y a ser flexibles, más que a seguir un plan estricto. Esta adaptabilidad, aunque valiosa, puede entrar en conflicto con la necesidad de una disciplina rigurosa.

§  Normas sociales y colectivismo

La cultura latinoamericana tiende a ser más colectivista, priorizando las relaciones sociales y la cohesión grupal sobre los objetivos individuales. En una sociedad donde las relaciones interpersonales son fundamentales, el conformarse con las expectativas del grupo puede llevar a una cierta relajación de las normas personales de disciplina. Por ejemplo, llegar tarde a una reunión puede ser socialmente aceptable si la mayoría de los participantes lo hacen, lo que refuerza la falta de rigor en la puntualidad.

Además, la importancia de la familia y las redes sociales puede llevar a priorizar compromisos personales sobre obligaciones profesionales o académicas. Esta dinámica puede hacer que la disciplina, especialmente en términos de trabajo o estudio, se vea sacrificada en favor de mantener relaciones sociales fuertes.

§  Estructuras educativas y laborales

El sistema educativo en muchos países latinoamericanos no siempre promueve la autodisciplina de manera efectiva. En algunos casos, las escuelas y universidades pueden enfocarse más en la memorización de contenidos que en el desarrollo de habilidades de gestión del tiempo, planificación y autocontrol. Esto puede llevar a que los estudiantes no adquieran los hábitos necesarios para ser disciplinados en su vida adulta.

En el ámbito laboral, la informalidad que caracteriza a muchas economías latinoamericanas también juega un papel. La falta de contratos formales y de seguridad en el empleo puede fomentar una mentalidad de «trabajo para sobrevivir», donde la disciplina a largo plazo se ve menos importante que la necesidad de cubrir necesidades inmediatas. Este enfoque a corto plazo puede perpetuar la falta de disciplina en otros aspectos de la vida.

§  Factores psicológicos y económicos

Las presiones económicas también tienen un impacto significativo en la disciplina. En países donde una gran parte de la población vive en condiciones de pobreza o enfrenta una desigualdad extrema, las personas pueden sentirse desmotivadas para seguir un camino disciplinado que no garantiza mejoras inmediatas en su situación. La lucha diaria por sobrevivir puede hacer que la disciplina, vista como un lujo o una habilidad de quienes ya tienen sus necesidades básicas cubiertas, sea menos prioritaria.

Psicológicamente, la falta de oportunidades y la percepción de que «el esfuerzo no vale la pena» pueden minar la motivación para ser disciplinado. Si una persona cree que, independientemente de cuánto se esfuerce, su situación no mejorará, es menos probable que invierta en comportamientos disciplinados a largo plazo.

§  El impacto de la modernidad y la globalización

En la era moderna, la globalización y el acceso a tecnologías han introducido nuevos desafíos para la disciplina en Latinoamérica. La abundancia de distracciones digitales, la gratificación instantánea y la presión por consumir y estar al día con las tendencias globales pueden dificultar la concentración y la adherencia a hábitos disciplinados.

Al mismo tiempo, la globalización ha traído consigo modelos de éxito que a menudo enfatizan el individualismo y el logro personal, lo cual puede entrar en conflicto con las normas culturales tradicionales de muchos latinoamericanos. Este choque de valores puede generar confusión y dificultar la construcción de una disciplina coherente y sostenida.


Información sobre cursos, conferencias y servicios de coaching y consultoría.

+52 443 123 69 90

paco.rauda@diseñadordelfuturo.com

Deja un comentario