Piénsalo tres veces

El cambio organizacional, un proyecto de cambio personal

Francisco Javier Rauda Larios


Nada cambió, solo yo cambié, por lo tanto, todo cambió.” Anónimo.

En uno de mis artículos más recientes hablé sobre las iniciativas de algunas Empresas y Organizaciones para rediseñar y recrear su Cultura Organizacional.

De hecho, en estos momentos estoy colaborando con un par de Empresas, una del ramo abarrotero y la otra en la industria ferretera, ambas quieren, precisamente, cambiar su Cultura Organizacional.

De lo que me he percatado en el proceso es de que, como lo indica el título del presente artículo, el cambio organizacional no es otra cosa que un proceso de cambio personal.

Si las personas que integran la Empresa/Organización no cambian, nada cambiará, literalmente, en la manera de ser y hacer de la misma.

El reto en este tipo de iniciativas es, nada más ni nada menos, lograr que TODAS o al menos un número considerable de personas cambien, empezando obviamente por aquellas que forman la alta dirección o, dicho de otra manera, aquellas que dirigen la Empresa/Organización.

Uno de los principales atenuantes en este tipo de iniciativas es, sin lugar a dudas, el tiempo.

Explico el por qué, mi querido lector.

La gran mayoría de, por no decir que todas, las Empresas y Organizaciones que emprenden este tipo de proyectos sienten de alguna manera la urgencia del cambio.

El problema radica en que el cambio, lamentablemente para ellas, no sucede a la velocidad que ellas quisieran y, por ende, los resultados tampoco se presentan de inmediato.

Con base en lo anterior, suelo recomendar y, de alguna manera, prevenir a la alta dirección de que, si realmente quieren lograr esa transformación en su Empresa/Organización, deberán desarrollar y mantener la paciencia necesaria para darse y darle a los miembros de su Empresa/Organización la satisfacción de cosechar los frutos de su esfuerzo.

Como dice en uno de sus versos el soneto de Manuel Sandoval:

… nunca en el breve termino de un día madura el fruto, ni la espiga grana. No son jamás en la labor humana vano el afán ni inútil la porfía. Quien con Fe y valor lucha y confía los mayores obstáculos allana”.

En estas breves palabras el autor deja muy claro la relación entre en el tiempo, el esfuerzo, la perseverancia, el poder de logro del hombre, la Fe y la confianza.

Deja, a su vez, muy claro que la lucha está animada por el valor y la confianza por la Fe.

A manera de moraleja, creo dejar suficientemente claro, amigo lector, el hecho de que, como dijo el Sr. Albert Einstein, si queremos obtener resultados diferentes, tendremos que hacer cosas diferentes.

Las personas, porque son las personas, no las Empresas las que cambian. Un edifico no cambia por sí mismo, de la misma manera que un escritorio o una computadora. Insisto las que cambian, si así lo desean y lo hacen, son la personas.

Luego entonces, dichas personas deseosas de cambiar a la Empresa/Organización deben estar muy consientes de que ellas y solo ellas serán las protagonistas del cambio en la manera de ser y hacer de sus Empresas y Organizaciones y de que la única forma de lograrlo es cambiando ellas primero.

A manera de conclusión, citaré una de las frases más famosas de Mahatma Gandhi:

Conviértete en el cambio que quieres ver en el mundo”.


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