Piénsalo tres veces
El secreto de la pornografía
Francisco Javier Rauda Larios
“Sea usted el dueño de su atención. El precio de la libertad es la vigilancia permanente. Recuerde que donde vaya su atención irán sus emociones y su energía. Donde ponga su atención se hará siempre más real para usted.”
– Mario Alonso Puig
Éste es, precisamente, el secreto de la pornografía, mi querido lector.
¡La ATENCIÓN!
Haciendo uso de mis dotes de adivino, podría apostar a que, entre otras, al menos dos cosas le llamarón poderosamente la atención:
- El título del “artículo” y
- El hecho de que yo sea el autor del mismo.
La mayoría de los lectores juzga a priori, dejándose llevar por la primera imagen, y peor aún, la mayoría de las veces no se dan el tiempo para ver la imagen completa, esto es, el contexto de la situación.
Lo anterior no es privativo de las imágenes, nos sucede igual con las personas.
De acuerdo con las probabilidades, más de algún lector, bien pudo pensar, al ver la imagen, y el título del artículo, que cómo yo me atrevería a publicar pornografía y más aún, cómo la revista lo permitiría.
El asunto, o la verdadera intención del presente escrito, es hacer hincapié en el hecho de la importancia que tiene ahora, más que en otras épocas, ser capaces de llamar la atención.
En un mundo saturado de información, captar la atención se ha vuelto uno de los activos más valiosos, tanto en el ámbito personal como organizacional. En lo personal, destacar implica poder comunicar nuestras ideas de manera clara y persuasiva, lo que puede marcar la diferencia en relaciones, oportunidades laborales y crecimiento individual. Si no somos capaces de atraer la atención, nuestras habilidades y talentos pueden pasar desapercibidos, diluyéndose en medio del ruido constante de la sociedad digital.
En el ámbito organizacional, las empresas que logran captar la atención de su audiencia se colocan en una posición estratégica clave. La sobresaturación de información implica que el público tiene menos tiempo y paciencia, por lo que es vital que los mensajes sean impactantes, relevantes y diferenciadores. La atención es el primer paso para generar conexiones significativas con clientes, empleados y colaboradores, lo que a su vez puede traducirse en una ventaja competitiva en mercados cada vez más dinámicos.
Las siguientes preguntas dan cuenta de ello:
¿Cómo llamo la atención de mis clientes?
¿Cómo llamo la atención de mi jefe?
¿Cómo llamo la atención de mis hijos?
¿Cómo llamo la atención del profesor?
¿Cómo llamo la atención de mis vecinos?
Y usted, amable lector, puede bien continuar la lista.
Las respuestas a las anteriores interrogantes y a las que usted mismo se hizo, no son tan simples como podrían suponer, porque dichas respuestas están directamente relacionadas con la influencia POSITIVA (recalco) que deseamos causar en los demás.
Ejemplos:
Mis vecinos notan como cuido el agua, separo y reciclo la basura.
Mi jefe nota como me actualizo constantemente y estoy proponiendo soluciones a los problemas que se presentan en mi departamento y/o en la empresa.
Mis hijos notan como me comporto de manera ética cuando se presenta una situación donde se ven comprometidos los valores.
De hecho, autores como Herbert Simon, desde hace algunas décadas ya hablaban de la economía de la atención.
Si bien es cierto que este concepto representa un cambio de paradigma en la forma de entender la comunicación humana dada la abundancia y accesibilidad de la información, también es cierto que la atención se considera ahora, debido a lo anterior, un bien escaso.
Finalmente, dejo abiertas las siguientes preguntas:
¿Qué estoy haciendo en estos momentos para llamar la atención?
¿Sobre qué aspectos me interesa llamara la atención?
¿De quién o quiénes me interesa llamara la atención?
Tal vez y solo tal vez, de sus respuestas dependa su futuro y/o el futuro de su Empresa/Organización.
“Todo aquello en lo cual ponemos nuestra atención adquiere mayor fuerza en nuestra vida. Cuando experimentamos dolor, tratamos de evitarlo o de escapar de él. Pero mientras más tratamos de hacerlo, más ponemos nuestra atención en la idea del dolor.”
– Deepak Chopra.