Dr. Julián Rodríguez Sesmas

Con el final de la Segunda Guerra Mundial y la llegada de Miguel Alemán Valdés a la Presidencia de la República, las tendencias que se presentaban con Ávila Camacho se afianzan y el modelo de desarrollo industrializador se acelera vertiginosamente.

En efecto, el conflicto bélico, que para este periodo estaba finalizando, cuando menos en su aspecto más generalizado, dio origen a que se introdujeran en la educación varios preceptos, tendientes todos a exaltar la paz, la concordia entre los hombres y a difundir los postulados de la Declaración de los Derechos Humanos, proclamados por la Organización de la Naciones Unidas (ONU).

Así en 1949, el Secretario de Educación Pública, Manuel Gual Vidal, declaraba: “La Secretaría de Educación Pública, ha prestado especial atención a los ideales internacionales de educación, formulados por los diversos organismos de este tipo, lográndose que las Direcciones Generales los convirtieran en motivos centrales de la actividad docente”.

A partir de aquí las actividades durante este periodo se centraron esencialmente en dos objetivos por estimar que en ellos residía el meollo del problema educativo:

  1. Erigir escuelas y reacondicionar edificios para que funcionaran como tales, para todos los niveles educativos.
  2. Disminuir el gran número de analfabetas.

En vista de lo anterior se destinaron la mayor parte de los recursos económicos de la SEP hacia la consecución de estos objetivos, que habían sido establecidos como campaña a seguir desde el régimen anterior, a estas actividades se añadieron dos más, pero ya como aspectos secundarios: La campaña pro-abaratamiento de libros de texto, y una campaña del ahorro escolar y la creación de cooperativas escolares.

Con respecto al primer punto – Campaña Nacional Pro-construcción de Escuelas- se siguió tratando de conseguir una mayor coordinación en los esfuerzos que en este sentido realizaban la federación y los gobiernos estatales.

La iniciativa privada no hacia aportaciones sustanciales, por lo cual mediante el lucro se le incentivo a que incrementara sus inversiones en la educación primaria, secundaria y superior, con una política que le dio completa libertad para el establecimiento de instituciones educativas, las cuales cubrirían en parte la demanda de educación de los sectores que tuvieran mayores recursos económicos, pero aun así, el gobierno tuvo que dar en algunos casos subsidios a algunas escuelas secundarias privadas del Distrito Federal. En 1949 estas subvenciones alcanzaron alrededor de 66 mil pesos.

En relación a la segunda actividad -atacar el analfabetismo- este se efectuó, pero ya sin la dinámica y el entusiasmo con que se había iniciado años atrás, no obstante que a este fin se destinaron 21 millones de pesos, entre 1947 y 1952. Se afirmó que al finalizar el sexenio se habían alfabetizado 2 millones de personas, en 15 mil centros establecidos en toda la república; a las cartillas existentes, se añadió una más, para que fuera utilizada por las personas que recién habían aprendido a leer y escribir, a fin de que también practicaran la lectura.

Por lo que respecta a otras actividades que se realizaron, podemos mencionar: las diferentes modificaciones que experimentaron algunas de las entidades responsables de la educación y de la extensión de la cultura del país, que se traducen más bien en redistribución y descentralización de funciones, todo dentro del campo administrativo, y no en cambios estructurales al interior del sistema educativo.

Se creó la Dirección General de Alfabetización, incluyéndose en ella la labor de las misiones que acentuaban en los centros demográficos constituidos por indígenas. Asimismo, inicio actividades la Dirección General de Enseñanza Normal; se confiaron a la S.E.P. los asuntos que eran de la competencia del Departamento de Asuntos Indígenas, para posteriormente crearse el 1 de enero de 1949 el Instituto Nacional Indigenistas. Se estableció el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, se crearon el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio de Educación Física, el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana y el Instituto Nacional de Investigación Científica.

Por otra parte, en lo que se refiere a los aspectos financieros, en este periodo presidencial se destinan fuertes cantidades de recursos económicos, para ampliar el sistema educativo nacional. Así en 1947 a 1952 los egresos totales del gobierno ascendieron a 23,364 millones de pesos. De los cuales se encauzaron a la educación 1,912 millones (8.2%) que sumadas a las aportaciones de los Estados dieron la cantidad de 2,543 millones de pesos. En este sentido puede concluirse que se destinaron fuertes cantidades a la educación pública para la alfabetización y la infraestructura educativa.

 

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