FERMINA ARELLANO MANTERO

MARGARITA MAZA DE JUAREZ

PROMOTORA DEL LIBERALISMO

 


Durante la Segunda Intervención Francesa (1861-1867), Margarita Maza se vio obligada a separarse de nueva cuenta de su esposo. Vivió una década en constante zozobra. Pero su actuar congruente y solidario con la causa que defendía no cesó.

Con el apoyo de sus hijas, estuvo a cargo de una junta de señoras para conseguir suministros para hospitales de sangre, que dio como resultado la creación de la Junta principal proveedora de recursos y donativos en beneficio de los hospitales de sangre del Ejército de Oriente, la cual presidió y estuvo compuesta en comisiones, principalmente por mujeres.

Asimismo, organizó diversas actividades como funciones de teatro con el fin de reunir fondos para los hospitales y familiares de las víctimas de la guerra.

En 1862, Benito Juárez se trasladó a Puebla para honrar y condecorar a los héroes de las batallas de Acultzingo y Puebla. En la ceremonia, Margarita Maza y la esposa del Ministro de Guerra se encargaron de entregar las condecoraciones que el gobierno de la república otorgó a los triunfadores de la batalla del 5 mayo.

La participación de Margarita Maza y las mujeres en los actos públicos de apoyo otorgó un valor especial a la causa nacional y republicana, pues no se simplificaba solo en una lucha partidaria de lucha por el poder y la ambición; también se señalaban valores superiores como la defensa e independencia de la Patria.

Sin embargo, no hay que soslayar que la principal participación femenina durante el conflicto se manifestó en los campos de guerra. Un gran número de mujeres participó y éstas fueron indispensables para el funcionamiento de los ejércitos: muchas se desarrollaron como soldaderas, encargadas de los alimentos, en el cuidado de los heridos y en labores de correos; se considera que las mujeres formaban otro ejército que, junto con los hombres, sufrieron privaciones, persecuciones y muerte.

Con la llegada del Segundo Imperio de Maximiliano de Habsburgo, para evitar la persecución de los enemigos del presidente Juárez, Margarita Maza tuvo que huir otra vez. Se refugió con sus hijos en los Estados Unidos de América.

El 12 agosto 1864 salió a Matamoros para embarcarse en Nueva Orleans rumbo a Nueva York. Después, permaneció en Washington hasta el triunfo de la República en 1867, representando dignamente a México.

Fue recibida por el entonces presidente Andrew Johnson y el general Ulysses S. Grant como la distinguida esposa de un digno presidente que defendía a la república. Su presencia contribuyó a que el gobierno de Estados Unidos no reconociera el imperio de Maximiliano.

Fungió como enlace con políticos que respaldaban la lucha juarista en contra de los invasores franceses y los conservadores. La actividad diplomática de Margarita Maza es una de sus contribuciones más importantes. La prensa estadounidense continuamente destacaba su presencia en los actos públicos, lo cual en el ámbito diplomático implicaba el reconocimiento del gobierno de Benito Juárez y a México como una república, así como también mostraba la decisión de los Estados Unidos de no permitir una usurpación europea en el continente americano.

Margarita Maza Estableció una buena relación con el político William Seward, quien era secretario de Estado. Incluso, el Presidente Johnson le ofreció una recepción en la Casa Blanca y Grant llevó a cabo un baile en su honor.

Durante esta etapa, la correspondencia de Margarita Maza con su esposo, además de manifestar su sufrimiento por la pérdida de varios de sus hijos, muestra su gran decisión política, pues le advirtió sobre traiciones e intereses de quienes pretendían dejar los asuntos del país en manos de los norteamericanos, así como sobre el penoso papel que hacían los comisionados de Juárez en las negociaciones, solicitando su reemplazo, entre otras cosas. [4]

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