La Tradición Tsalagui

T.A-O Domingo Días Porta, Guía y Custodio de la Orden


 

Las enseñanzas tradicionales Tsalagi (Cheroqui), son historias que se han transmitido de abuelos a nietos y de generación en generación. En 1969, tras haber mantenido el secreto durante generaciones, decidieron compartir las enseñanzas de la tradición Tsalagui con los pueblos no nativos a fin de fortalecer las relaciones de los individuos con sus familias, comunidades, naciones y con la tierra, nuestra tierra.

Son una invitación para que la gente viva en armonía con sus semejantes y respeten las enseñanzas de sus familias de origen, y de este modo contribuir a exteriorizar una imagen de paz en el mundo.

Son enseñanzas de nivel elemental, adecuadas para personas de cualquier religión y nacionalidad comprometidas en la búsqueda de paz y relaciones amorosas. Cuando a los niños se les transmiten estas enseñanzas sus maestros lo hacen por medio de diagramas dibujados en la tierra y mediante la disposición de objetos naturales en determinadas composiciones, como un triángulo con diez piedras en su interior.

El canto y el batir de tambores son, asimismo, una parte importante de la esperanza, ya que equilibran la actividad de ambos hemisferios cerebrales. De este modo perciben de forma inmediata la idea que se les transmite.

Sus enseñanzas proceden de la tradición oral. Han sido transmitidas en susurros y en voz alta, mediante cantos y danzas durante cientos de años, y están imbuidos del misterio de la luz de las estrellas, del fuego y del alba.

El fundamento de estas enseñanzas consiste en impregnar cada momento con los tres principios fundamentales: intención, compasión y recto obrar. Estos tres principios y sus relaciones con los individuos, las familias, naciones y el universo son conceptos fundamentales de la nación Tsalagi del mundo e impregnan todos los aspectos de la enseñanza.

A menudo nos referimos a ellos como los Fuegos Primigenios del cielo o como los “tres fuegos sagrados”, la voluntad, el amor y la inteligencia activa. Cada enseñanza ofrece al menos siete recordatorios sobre el modo en que estos principios primarios se manifiestan en nuestras vidas.

Se espera que quienes lean esto examinen en profundidad las pautas que tejen nuestros pensamientos y acciones y desarrollen un sentimiento de conciencia y generosidad como legado para las generaciones futuras.

Que la compasión nazca en nuestros corazones y que consideremos a todos los seres humanos como vuestros allegados en este sueño de vida. La oportunidad de vivir es preciosa y pasa con gran rapidez. Que estas palabras muevan a todos a actuar con rectitud para aliviar el sufrimiento de todos los pueblos del mundo.

Que todos los seres se libren del sufrimiento y que todas las ideas conflictivas alcancen una solución, que el gran Fuego de la Sabiduría arda en nuestros corazones e ilumine cuanto hacemos, para que esta acción iluminada beneficie todas nuestras relaciones.

EL ORIGEN DE LOS TRASTORNOS Y DEL SUFRIMIENTO Desde la perspectiva Cheroqui, existen cinco causas que provocan las enfermedades y el sufrimiento en los seres humanos:

1-Discordia con el padre y la madre interiores. La primera causa es cuando estamos frustrados o enojados con nuestros padres interiores o con alguno de ellos. Cuando no se le da solución al rencor o coraje entonces la sabiduría y energía natural que viene a nosotros a través de ellos se obstaculiza.

El enojo con el padre provoca depresión mental e impide la concentración no permitiendo concluir los asuntos. Si el problema es con la madre, el corazón se debilita, la persona siempre tiene hambre y siente que lo que hace nunca está bien hecho. Para resolver este problema hay que perdonar a los progenitores para así volverse padre de sabiduría y madre en alegría.

 2-La falta de desarrollo de los potenciales. Todas las personas tienen alguna facultad o un don especial, pero muy pocas son capaces de expresarla o de darle salida. Algunos tienen un talento especial para el arte, la ciencia, el deporte y si no lo desarrollan esa energía queda bloqueada.

Parte del hipnotismo generalizado de estos tiempos es evitar que las personas desarrollen esos talentos innatos, y esto trae como consecuencia enfermedades en el sistema reproductor. Las analogías son significativas al respecto. La educación debe orientarse en ese sentido para que todas las personas usen ese don o talento con el que cuentan y los padres estén pendientes de detectarlos en los hijos desde temprana edad para que los estimulen y evitarles complicaciones futuras.

3-Contaminar o romper la armonía de algún lugar sagrado. Hay lugares importantes que deben mantenerse limpios y tenerles respeto. Las personas que ensucian los lugares sagrados o no les guardan el debido respeto se crean problemas en el sistema nervioso, linfático y en la piel.

Existen seres protectores que viven en la naturaleza que pueden causarnos daños si nosotros se lo causamos a ellos o a los lugares donde habitan. Si lo hemos hecho en el pasado, hay que devolver a ese mismo lugar la armonía original o la energía que le hemos quitado haciéndoles ofrendas con comida, cantos y danzas.

 4- No cumplir los compromisos. La cuarta causa que padecemos es hacer compromisos y no cumplirlos por negligencia u olvido. Cuando se hace una promesa o se establece un compromiso, enviamos parte de nuestra energía hacia el futuro y si no lo cumplimos entonces la mente y la fuerza que da la vida se detiene.

5- No seguir la visión del Gran Espíritu. La más importante y de donde se desprenden las enfermedades más agudas es cuando alguien ha tenido una llamada directa de la creación, una visión y no le hace caso. Si una persona ha tenido una visión y no la sigue puede surgir como consecuencia el caos. Estas son para nuestro pueblo el origen de la mayoría de las enfermedades y trastornos que en la actualidad padece el hombre.

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