Recordamos este artículo que se publicó hace un año, por su importancia actual en el actual proceso electoral y porque ya tiene candidata presidencial “Fuerza y Amor por México”.
Los extremos o el centro ¿Qué le conviene a México?
José Ignacio Zenteno Dávila
Muchos buscan un liderazgo con cualidades similares a las de Andrés Manuel López Obrador para desde la oposición enfrentar a la 4t; cercano a la gente de abajo, que utilice un lenguaje comprensible para el pueblo, bronco y contestatario, confrontador con tono burlón para hacer propuestas tan simplistas como absurdas.
Antes de elegir el estilo del candidato, veamos algunos casos en donde han derrotado a líderes populistas y cuáles han sido sus características.
El camino que siguió Brasil con Jair Bolsonaro después de los gobiernos de izquierda de Rousseff y Lula es un ejemplo del populismo de derecha. Un excéntrico personaje que significó un cambio atractivo para millones que polarizó a la sociedad brasileña y hoy, después de perder la reelección frente a Lula Da Silva, mantiene confrontados a los brasileños. Lula y Bolsonaro están en los extremos de la política, los dividen posiciones irreconciliables y con escaso margen para la reconciliación social.
Los casos de Estados Unidos con Joe Biden y de Francia con Emmanuel Macron muestran a líderes moderados que se presentaron como opciones de centro que evitaron usar un lenguaje altisonante. Sus estrategias salvaron que se “incendiara la pradera” ante sus respectivos adversarios de estilo populista, y los derrotaron.
Tanto Donald Trump como Marine Le Pen son líderes políticos con posiciones extremistas, sus discursos cargados de violencia verbal seducen a millones, un estilo similar al de Andrés Manuel López Obrador.
En 2014 surge en España el partido de corte populista de izquierda Podemos. Es un caso interesante porque en algún momento de 2015 Podemos estaba en primer lugar de las encuestas de intención de voto en España, apenas un año después de su registro como partido político. Su irrupción en la escena fue tan disruptiva como fugaz, ya que en los votos nunca pasó del tercer lugar, pudo ganar un máximo de 71 diputados de un total de 350 y 16 de 208 senadores. En este momento tiene 35 diputados y ningún senador. En 2019 Podemos formó gobierno con el Partido Socialista Obrero Español y ostenta la vicepresidencia del país. Su entonces líder Pablo Iglesias renunció al gobierno y a la política en 2021. Este es un ejemplo en el que las estructuras partidistas tradicionales resultaron más potentes que el ímpetu del joven partido populista y han contenido su crecimiento.
Boris Johnson en Reino Unido es un caso de auto sabotaje político. La intemperancia del entonces Primer Ministro de corte populista de derecha (fue líder del movimiento que impulsó la salida del Reino Unido de la Unión Europea en 2016), lo obligó a renunciar al gobierno a pesar de contar con un fuerte apoyo popular. La Ley y las buenas costumbres de un sistema político sólido como el británico fueron más fuertes que el estilo disruptivo de Johnson.
¿Cuál de los anteriores modelos puede funcionar en México en las elecciones de 2024? Primero habría que esperar a la resolución de la Suprema Corte de Justicia sobre las reformas al sistema electoral. Si queda vigente el llamado plan B de AMLO, la oposición no tiene ninguna oportunidad de que sea reconocido su triunfo en unas elecciones, por lo tanto, ninguno de los modelos aplicaría en nuestro caso.
Supongamos que la SCJ declara inconstitucional las reformas electorales de López Obrador, entonces habría que evaluar cuál de los modelos es aplicable y le conviene a México.
Siempre existe la posibilidad de construir una candidatura carismática con estilo contestatario como Bolsonaro en Brasil. Lilly Téllez está en esa línea estratégica. El costo de colocarse en el extremo es la polarización política y social que ocasiona; puedes ganar, pero el costo es la ingobernabilidad y el conflicto permanente.