Tranquilino González Gómez
Por qué Moisés no encamino sus pasos hacia Michoacán, para encontrar la tierra prometida que le ofreció Jehová a su pueblo elegido. Este comentario de un israelí, que vino a promover el cultivo del brócoli a nuestras tierras, resalta el paraíso que tenemos, pero que no logramos trabajar en todo su potencial. El Gran reto de Michoacán es tener la conciencia de descubrirnos en lo que somos y tenemos, para tener la claridad y firmeza de hacer realidad lo que necesitamos.
La poética del espacio nos ofrece una riqueza de tierras, con climas variados, agua de ríos y lagos, costas en el pacífico, riqueza mineral, superficies cultivables en el bajío y esplendorosas montañas con bosques mágicos. Zonas semidesérticas donde la luz solar gratuita es un regalo para la producción de energía.
No menos importante es la riqueza cultural de nuestros pueblos, arte e historia, tradiciones y leyendas de pueblos mágicos con sus noches y muertos, que, aunado a una cocina de gustos variados y exquisito mezcal, hacen del turismo una receta económica. La gran concentración de instituciones de educación superior en Morelia, con el corazón de Ocampo y el pensamiento de Hidalgo y Morelos en la Universidad Michoacana, son la esencia del humanismo y la razón de ser y del hacer profesional. La vocación de Morelia es una Ciudad del Conocimiento.
Los grandes problemas que enfrentamos hoy en Michoacán son por desórdenes y conflictos sociales; insatisfacciones que a través de grupos organizados desahogan resentimientos guardados, y que exigen soluciones a problemas acumulados que han crecido hasta hacerse casi imposibles de resolver. La inseguridad que crea el crimen organizado, las protestas de estudiantes y maestros, las marchas de los pueblos indígenas, marchas por los desaparecidos y los feminicidios, lo constatan.
Los orígenes de esos problemas surgen de la enorme desigualdad social y de no contar con mecanismos compensatorios estratégicos adecuados, para disminuir la enorme tensión social que promueve la ambición por el dinero y el poder, y una triste realidad de pobreza y necesidades insatisfechas. La violencia ha sido la válvula de escape de una sociedad en crisis moral y económica.
La violencia y los crímenes la promueven precisamente quienes quieren vender seguridad y garantías; obligación que tienen los gobiernos como principal responsabilidad para con la sociedad. Muchos gobernantes simularon la inexistencia de las organizaciones criminales, otros se sumaron a su causa por variados beneficios, la realidad es que no han sabido cómo resolver este problema, ya que crear más policías o fuentes de empleo, por si solos no son la solución. La disyuntiva de pagarle la venta de seguridad al gobierno o las mafias, será un grave problema para los sectores productivos y de servicios.
Los partidos políticos y los representantes populares electos, cumplían anteriormente, una función social importante, al recoger y atender la demanda ciudadana; hoy esa relación se encuentra rota. Lo grave es que muchos piensan en crear nuevos partidos para darle voz y presencia a la ciudadanía. Lo regulación hacendaria es otro de esos mecanismos compensatorios, así como los programas sociales gubernamentales, como instrumentos de los gobiernos para establecer una comunicación más cercana con la sociedad.
Los grandes cambios que ha experimentado la sociedad michoacana como producto de la información que corre por las redes sociales; la crisis de salud por la pandemia que impactó la educación presencial, y dejó serios problemas emocionales en las familias y sus economías, obligan a una revisión profunda sobre como reestablecer y reconstruir las relaciones tan alejadas que existen entre las representaciones políticas institucionales de los distintos gobiernos y la sociedad.
Se requiere establecer nuevos mecanismos compensatorios que equilibren la enorme desigualdad económica y social que persiste en Michoacán, al amparo de los viejos esquemas antes aceptados y alentados en los espacios educativos, la prensa, la televisión y los viejos curas, que sostenían el status quo, para privilegiar la vida ostentosa de unos cuantos. Esa Era se está derrumbando y hay que construir la que viene. El ser social es una expresión de quienes integran la colectividad. En otra entrega daré mis puntos de vista sobre este Ser Humano en Michoacán.