Nuevos riesgos pospandémicos

José Juan Marín.


 

Tras el anuncio del fin de la emergencia internacional por coronavirus declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según el organismo sanitario, toca prepararse ante las próximas y posibles amenazas.

 

El director general, Tedros Adhanom, hizo un llamamiento a la comunidad internacional para tratar de conseguir un tratado de pandemias, «Cuando la próxima pandemia llame a la puerta, y lo hará, debemos estar preparados para responder de forma decisiva, colectiva y equitativa. No podemos dar largas al asunto. Si no hacemos los cambios necesarios, ¿quién los hará? Y si no los hacemos ahora, ¿cuándo?», se preguntó el mandatario.

 

Que existan epidemias y pandemias no es nada nuevo. Basta un repaso a la historia de la humanidad para comprobar que la lucha de las personas contra las enfermedades infecciosas ha sido constante. La peste negra, el cólera, la tuberculosis, la gripe, el tifus o la viruela son tan solo algunos ejemplos de enfermedades que nos han dejado cicatrices imborrables.

 

En general son impredecibles, ya que muchas se originan en animales y son causadas por virus nuevos que solo son detectados una vez producido un brote, alrededor del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes se transmiten entre animales y humanos.

 

Sin embargo, hay varios factores que ya sabemos a ciencia cierta que están vinculados a la aparición de una futura epidemia o pandemia. Los comentó:

 

Uno, Guerras y hambrunas. Los daños causados por la guerra son muchos y complejos.

 

En el año 2006, se informó de brotes de cólera en 33 países africanos, y en el 88 % de los casos los informes procedían de países afectados por conflictos bélicos. En los últimos años, diferentes países de Oriente Medio y África han sufrido brotes infecciosos como efecto directo de la guerra, la muerte las lesiones, agravados por la escasez de alimentos y agua, el desplazamiento y los daños a la infraestructura y a los servicios de salud.

 

Dos, Urbanización descontrolada y aumento poblacional.

 

Los cambios demográficos en el tamaño y la densidad de la población a través de la urbanización afectan a la dinámica de las enfermedades infecciosas. Por ejemplo, la gripe tiende a exhibir brotes más persistentes en regiones urbanas más pobladas y densas.

 

Tres, Cambio climático

 

El cambio climático aumenta el riesgo de transmisión viral entre especies. Muchas especies de virus son todavía desconocidas, pero es probable que tengan la capacidad de infectar a los humanos. Por suerte, en la actualidad la gran mayoría circula silenciosamente en los mamíferos salvajes. Sin embargo, el aumento de las temperaturas provocará migraciones masivas de animales que busquen condiciones ambientales más suaves, facilitando la aparición de puntos críticos de biodiversidad. Si llegan a áreas de alta densidad de población humana, principalmente en Asia y África, surgirán nuevas oportunidades para la propagación de enfermedades al ser humano.

 

Cuatro, Globalización

 

La globalización ha facilitado la propagación de numerosos agentes infecciosos a todos los rincones del planeta. La transmisión de enfermedades infecciosas es el mejor ejemplo de la creciente porosidad de las fronteras.

 

Cinco, Tráfico ilegal de especies y mercados de animales salvajes

 

Un ecosistema natural con un alto grado de riqueza de especies reduce la tasa de encuentro entre individuos susceptibles e infecciosos, disminuyendo la probabilidad de transmisión de un patógeno. Por el contrario, los mercados de animales vivos y los recintos dedicados a ocultar animales destinados al comercio ilegal son lugares donde especies animales de todo tipo son enjauladas y hacinadas.

 

Los animales sangran, babean y se defecan, unos sobre otros, lo que lleva al intercambio de microorganismos patógenos y parásitos, forzando interacciones entre especies que nunca deberían ocurrir.

 

Seis, Colapso del sistema de salud pública

 

En las últimas décadas, en numerosos países, ha acontecido una retirada paulatina del apoyo financiero a los sistemas de salud pública. Esta situación ha diezmado la infraestructura esencial y necesaria para hacer frente a brotes epidémicos sorpresivos. La rápida aparición reciente de nuevas amenazas de enfermedades infecciosas como la covid-19, unida al resurgimiento de afecciones antiguas como el sarampión o la tuberculosis, tiene implicaciones importantes para los sistemas de salud públicos mundiales.

 

Debemos ser conscientes de que la preparación contra posibles futuras epidemias y pandemias requiere de un estudio profundo y concienzudo de los potenciales factores que facilitan la emergencia de enfermedades infecciosas. El análisis sosegado y crítico permitirá diseñar futuras estrategias de previsión y prevención.

 

 

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