GUERREROS, MAGIA Y BRUJERÍA

 Autor: Gabriel Silva, Ciencias Sagradas de la Red Mundial GFU


 

El conocimiento es la luz en el camino del hombre. Aunque cabe aclarar que el conocimiento, en este caso, de los Ocho Principios y las Siete Leyes Herméticas que componen a cada uno, no significa que el discípulo sepa y pueda, de un día para otro, aplicar fácilmente dicho conocimiento en todas las cosas de la vida.

Que sepamos todas las letras y palabras de un idioma, no nos convierte en poetas. Hay quienes tienen una capacidad nata, y pueden aplicar rápidamente ese Conocimiento Sagrado, del mismo modo que hay quienes pueden hacer complejísimas operaciones matemáticas sin calculadora, lápiz ni papel.

No se trata de un gran coeficiente intelectual, sino de un tipo de organización cerebral; sin embargo, estas personas han de ser muy cuidadosas a la hora de aplicar el Conocimiento, porque si lo entienden bien, comprenderán también que la Ley Hermética de Causa y Efecto, es tan inexorable como las demás leyes.

A mayor conocimiento y comprensión de cualquier cosa, mayor responsabilidad ética en cualquier campo que se desarrolle el individuo.

Es decir que el Conocimiento de la Metafísica da enormes ventajas, tanto en lo personal, social, económico y demás; le acerca a la comprensión de la Divinidad, pero las experiencias que tenga estarán inextricablemente relacionadas al uso que haga de dicho Conocimiento.

Un individuo sin empatía emocional, lleno de parásitos emocionales, intentará usar el Conocimiento Sagrado para satisfacer su hedonismo, narcisismo, egolatría, objetivos tiránicos, viciosos, etcétera, más el daño producido a otros tendrá consecuencias para él, tan rápidas y nefastas como el nivel de Conocimiento usado.

Por eso la gran mayoría de los brujos (que usan el conocimiento para mal) mueren muy jóvenes. La esclavitud psíquica que algunos practican con trucos esotéricos, usando la Ley del Mentalismo y cualquier otra, ya sea para obtener beneficios económicos, atraer y retener parejas, someter a otros de cualquier manera, aunque se trate de técnicas de neurolingüística y otras de menor elevación que el uso de las Leyes Herméticas conscientemente, es quizá el más aberrante de los crímenes.

Al decir de Madame Helena Blavastky: “No se puede robar los tesoros del cielo tan impunemente como los de la tierra”.

Por otro lado, los Magos son aquellos que entienden y aplican los Principios y sus Leyes Herméticas, así como las derivadas y hasta la medicina con un criterio deontológico, es decir con una “ética Divina”. Para ello han depurado sus emociones, dejando solo los verdaderos sentimientos. Los brujos pueden tener y aplicar unos cuantos conocimientos herméticos, pero lo hacen sin ética, motivados por sus demonios psicológicos.

El nivel de Conocimiento Sagrado que puede alcanzar un Mago es infinito, le lleva directamente por el Camino de la Ascensión, sirviendo Amorosamente en todo su recorrido. Será más o menos sufrido en algunas etapas, porque el servicio en este mundo de mortalidad, que es una cárcel y escuela a la vez, implica liarse en infinidad de batallas; sin embargo, su trayectoria será básicamente feliz a pesar de los errores técnicos que cometa, porque no cometerá “errores éticos”, que son los que la Consciencia Divina nos marca en todo momento.

Su vida será una acumulación de Karma positivo, por lo que los Principios y Leyes actúan de modo “milagroso” y les llamamos “La Divina Providencia”. Simplemente, todas las fuerzas del Universo protegen y ayudan a quien las respeta y favorece la Evolución (Primera Ley del Principio Vida) en los demás, sin atentar éticamente contra ninguna otra Ley.

Estos Magos pueden seguir el “Camino del Santo” o el “Camino del Guerrero”. Los primeros son llamados Santos por su pureza y no intervención en la vida de los demás, salvo con el ejemplo. Sin intervenir en ningún tipo de conflicto, buscan solo su propia evolución y en lo posible, la Ascensión al Reino Crístico.

En cambio, los Guerreros de la Luz están motivados por un tipo de compasión más profunda, una empatía con toda la Humanidad y con todos los Reinos, lo que les hace propensos a batallar contra la esclavitud en cualquiera de sus formas. Por lo tanto, enfrentarán cualquier conflicto con todas sus consecuencias, estando preparados para matar o morir y soportar los peores riesgos personales.

No obstante, la crueldad y violencia del combate exterior, estarán en paz consigo mismos, porque ninguno de sus actos será producto de la ira, el odio, el miedo o psicopatías de cualquier tipo. Hay Guerreros de la Luz que no han aprendido mucho de Metafísica, pero sin duda, por una fuente u otra, han aprendido a hacer Catarsis Cátara, que es la raíz y clave para tomar la decisión que hará a un individuo seguir el Camino de la Magia o el de la brujería.

El Mago puede tener alumnos, que procurará que lleguen a ser sus Camaradas y luego sus Maestros en una especialidad o en todas. Puede tener lectores, amigos, compañeros de acciones mundanas, científicas, espirituales, etcétera, pero jamás aceptará “seguidores” al estilo rebaño, ni “creyentes” en él ni en nada.

Es, sobre todo, un Soberano bajo las Leyes Naturales, que solo influirá en los demás cuando corresponda y se acepte su influencia para sacar de la esclavitud, la enfermedad o cualquier aberración a un individuo, a una comunidad o a toda la Humanidad. De este modo jamás sucumbirá a las tentaciones con que los esclavistas de cualquier jerarquía le querrán desviar.

Si acaso necesitara riqueza material para lograr sus fines, la tendrá de manera lícita y beneficiosa, jamás perniciosa para otros. De hecho, los verdaderos Magos muy raramente son pobres y más raro es que hagan algún ritual, que cuando no son de carácter terapéutico puntual, son solo de tipo didáctico con sus alumnos, amigos y camaradas. Algunas prácticas mágicas para destruir arquetipos esclavistas, pueden confundirse con “rituales”, pero son acciones psíquicas concretas hechas con pleno conocimiento e intenciones lícitas.

El brujo, en cambio, ha dejado de escuchar a ese Juez Implacable de la Consciencia Divina, pierde completamente el rumbo evolutivo, de modo que su trayectoria comenzará a ser una constante acumulación de Karma negativo. Se prestará a cualquier acción retorcida que le procure riqueza material, poder sobre otros, satisfacciones y una aparente “seguridad”.

No tendrá reparos en drogar a otros, realizar maniobras políticas astutas, asesinar o mandar a hacerlo, etcétera. Muchos de los “políticos” de la civilización del mercado practican el satanismo; es decir que refuerzan sus acciones con rituales y brujería que no son “mágicos”, sino justamente lo contrario.

Aunque parezcan nadar en la abundancia, el placer y el éxito (que ocurre en un ínfimo porcentaje de esos individuos), no serán más que un remedo de Ser Humano; no son felices ni un solo día, no gozan de paz, tranquilidad, entusiasmo creativo ni de la plenitud del Ser. Podrán tener grandes placeres sensuales (y sexuales), pero no tendrán Amor verdadero.

No poseerán la riqueza, sino que los bienes materiales les poseerán al punto de temer permanentemente su pérdida. Por lógica, cuando esas personalidades pierden el cuerpo, sus Astrales son “una legión de demonios” que, en general, se extinguen en poco tiempo, aunque algunos perduran algo más, parasitando a personas con sus mismas lacras psicológicas.

Hay quienes suponen que esas personas no tienen Alma, pero lamentablemente sí la tienen… Un Alma atrapada en una materia, con un cuerpo emocional cada vez más podrido, que puede reencauzarse únicamente por una experiencia traumática que haya conseguido generar su Alma o por circunstancias azarosas.

En la experiencia estadística, es muy raro que alguien que se ha entregado a la brujería cambie de rumbo en la vida actual. Las Almas que no tienen la fuerza necesaria para cambiar el rumbo de las personalidades esclavistas, suelen desaparecer tras pocas encarnaciones, porque la Naturaleza del Mundo las expulsa al Avitchi, del que el Maestro Iesus decía: “De donde no hay retorno ni perdón, sólo olvido y desaparición”.

Esta cuestión está explicada en la física cuántica como la última capa del campo magnético de la Tierra (o de cualquier planeta). Las Almas son materia, aunque la oscilación de sus partículas componentes estén en quintillones de Hertzios. Así que la Madre Tierra expulsa a las Almas criminales reincidentes, a un nivel de vibración magnética que las destruye. Esto no ha de confundirse con la Laguna Estigia, que representa el desvanecimiento y la pérdida de la memoria del Cuerpo Astral tras cada encarnación.

En cuanto al coeficiente intelectual de Magos y brujos, la diferencia suele ser evidente. No porque un Mago destaque por su genialidad, sino por el Equilibrio entre Amor, Inteligencia y Voluntad. Esa es la Santísima Trinidad verdadera, que algunos religiosos han distorsionado para someter a la masa a creencias absurdas.

El brujo, en cambio, puede ser un genio intelectual, pero comete infinidad de estupideces y contradicciones, porque no puede tener activa la clave de la Coherencia: Sentir, Pensar, Decir (o callar cuando corresponde) y Hacer (o no hacer nada, cuando así corresponde).

Hay ejércitos de brujos tanto en lo físico como en el Astral, pero nunca sus fuerzas han podido, pueden ni podrán sostenerse contra los Ejércitos de Guerreros de la Luz, aunque estos sean menos numerosos. La razón es que las leyes físicas no operan en la Guerra Kamamanásica (Guerra del Alma o Guerra de las Ideas) igual que en un campo de batalla material. Valga la comparación de la vela y la oscuridad. ¿Puede la oscuridad en sí misma apagar una vela?

Donde hay al menos un Mago, puede que abunden los problemas, sobre todo si se trata de una batalla de cualquier orden, pero el choque arquetípico es tan grande con los brujos, los narcisistas, conspiradores esclavistas y ególatras, que no demoran en “mostrar la hilacha”, cometiendo tonterías que les ponen en evidencia.

Para eso, sobre todo en el ámbito social, político, militar o cualquier otro, los Magos no necesitan hacer mucho, solo hablar con claridad, exponiendo circunstancias, porque, como se deduce de lo explicado, la más grande de las diferencias entre Magos y brujos es la INTENCIONALIDAD, y con ello, también el nivel y la calidad de interpretación del Conocimiento Metafísico, equilibrio personal y Coherencia.

Una clave práctica muy simple para no caer en la brujería en ningún nivel: ponte en el lugar de los demás antes de cualquier acción que afecte a esa persona o colectivo social.

 

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