Autor: Eduardo Giner, de Ciencias Sagradas de la Red GFU Mundial

A raíz de la muerte de la actriz y cantante Olivia Newton-John, la BBC News Mundo publicó, el 5 de agosto de 2022, un artículo sobre su abuelo, el matemático y físico MAX BORN. Allí pude conocer muchas cosas sobre este maravilloso personaje: fue amigo íntimo de Albert Einstein y fue uno de los científicos más importantes del siglo XX, precursor en el estudio de la física cuántica; sin embargo, de las cosas interesantes que descubrí y se me quedó grabada, fue la advertencia que hizo al mundo sobre lo que consideraba la causa de todos los males:

La creencia de que solo hay una verdad, y que uno mismo está en posesión de la misma es la raíz de todos los males del mundo”.

También la respuesta que le dio su amigo Albert Einstein en una carta de 1945:

Tú crees en un Dios que juega a los dados, y yo, en la ley y el orden absolutos en un mundo que existe objetivamente, y el cual, de forma insensatamente especulativa, estoy tratando de comprender”.

Los dos planteamientos me hicieron reflexionar y, sin contradecir a ninguno de ellos, llegué a esta conclusión: “DIOS JUEGA AJEDREZ CON NOSOTROS”

Este Sistema Inteligente, que ha sido llamado de diferentes formas, “Dios” entre ellas, nos ha dado un extraordinario vehículo: EL CUERPO HUMANO, el cual está programado con la precisión necesaria para activar, cuando corresponda, los diferentes niveles de alma en cada etapa de la vida.

Al nacer, se activa el alma vital mediante la sangre que circula por el cuerpo manteniendo así, en forma automática, la vida en todos los seres vivos.

En el momento del desarrollo biológico (10 a 14 años de vida), comienza la etapa hormonal en la cual se despierta el alma emocional, con la experimentación de los sentimientos y la conciencia en la que lo emotivo es lo preponderante. En esta etapa, ponemos en práctica todo lo aprendido en nuestro entorno cultural y familiar. Esto que ocurre marcadamente en los humanos, también lo experimentan algunos otros seres vivientes en un nivel más instintivo.

A partir de allí nosotros, los seres humanos, ya tenemos el entorno que preparamos para encarnar en este plano, así como las herramientas de disciplina y responsabilidad que coercitivamente (es decir, no por decisión propia) nos fueron inculcadas. Entonces comenzamos a escribir nuestra propia historia de vida ejerciendo el LIBRE ALBEDRÍO con el cual nos debatimos entre satisfacer el deseo del vehículo o cuerpo físico, nuestros instintos y emociones, o lo equilibramos con el deseo de satisfacer nuestro espíritu interior, nuestra alma astral o espíritu.

Ahí es donde comienza nuestro “juego de ajedrez con Dios”, es decir, con el Sistema Inteligente que nunca nos juzga, solo aplica las reglas del juego que vendrían a ser las Siete Leyes Universales que operan en el universo.

Estas siete leyes universales, descritas en el Kybalión: Mentalismo, Correspondencia, Vibración, Polaridad, Ritmo, Causa-Efecto y Generación, atraviesan al todo y a nosotros mismos, y rigen nuestra creación; todo se mueve, vibra y fluye constantemente.

Nuestros movimientos en este juego de ajedrez con Dios son una decisión individual e intransferible, conscientemente o inconscientemente. A cada jugada o decisión que tomamos, el universo responde con el movimiento de la pieza que necesitamos para crecer espiritualmente. El resultado final del juego siempre será a favor si comenzamos a ver en nuestro interior y escuchamos a la conciencia del espíritu, para tomar el control del juego mediante la autodisciplina y la autorresponsabilidad, que es actuar como diría el Dalai Lama: “La autodisciplina con la conciencia de las consecuencias.”

Tú eres lo que es el profundo deseo que te impulsa.

Tal como es tu deseo es tu voluntad.

Tal como es tu voluntad son tus actos.

Tal como son tus actos es tu destino.

– Brihadaranyaka Upanishad IV.4.5.

Por eso te exhorto a que tomes las riendas de tu vida, a que juegues con la conciencia de las consecuencias y aprendas las reglas de tu propio juego de ajedrez

  • Descubre los dones con los que cumplirás tu misión personal en esta encarnación.
  • Cultiva el respeto a todos los seres vivos empezando por ti.
  • Aprende las Leyes Universales y aplícalas en tu vida.
  • No existe castigo ni premio divino, todas las acciones tienen consecuencias.
  • Aprendes por el dolor o por la conciencia.
  • Cuando aprendes la lección, el dolor desaparece.
  • Solo tú puedes cambiar el final de tu propio juego.
  • Todo lo que pasa es consecuencia de tus decisiones.
  • El dar y el recibir generan el flujo de la energía en el universo.

 

La existencia no es buena ni mala, solo es lo que necesitas para desarrollar tu conciencia divina.

 

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