Ing. Víctor Reguera Martínez


La dinámica económica, social, cultural y política de inicio del tercer milenio de nuestra era, con la ayuda de las tecnologías de la información y la comunicación, se ha acelerado de manera exponencial de suerte tal, que, el ser humano como individuo, aún sin proponérselo, se encuentra inmerso y es partícipe de los procesos de transición hacia otros marcos de referencia en los contextos mencionados, originando en él, conflictos entre lo seguro y lo confiable que conocía y su ubicación en la nueva sociedad del cambio permanente hacia otras estructuras, marcos de entendimiento, reconceptualizaciones y revaloraciones del mundo y de la vida.

 

Ante esta situación, es más que necesario hacer una reflexión sobre la manera en que viene operando la educación en general y los programas de educación extraescolar en lo particular, para que después de un diagnóstico, que sea por lo menos una aproximación a la realidad, se puedan proponer transformaciones curriculares, viables dentro de las múltiples limitantes de diversa índole, incluidas las individuales, que presenten alternativas de educación para la vida y el trabajo, lo más ajustadas que sea posible a los intereses, necesidades y posibilidades de los potenciales alumnos, y así, desde el ámbito institucional se posibilite el acceso de la población a un mejor nivel educativo en general y al desarrollo de competencias laborales que contribuyan a reubicarlo en su realidad y a mejorar su desempeño social y productivo.

 

La problemática educativa nacional, cada día más compleja y de magnitud creciente, es un reto permanente a la capacidad económica, técnica, administrativa y de prospección para el estado, las instituciones, el pueblo y los educadores mismos.

 

Para la Dirección de Educación Extraescolar, la tarea es muy clara: constituirse en un medio para lograr la gran vocación ontológica e histórica de las mujeres y hombres, “la de ser más”, reconociendo que ésa transformación radica en los hombres mismos, sin olvidar que como no hay hombres sin mundo, sin realidad, el movimiento que debe llevarlos a “ser más“, parte de las relaciones hombre-mundo. De ahí que el punto de partida y de llegada sea el “aquí y el ahora”, imaginando para alcanzarlo el futuro deseable y posible.

 

El aprendizaje se enriquece muy notablemente cuando lo aprendido se utiliza o aplica en otra actividad relativamente relacionada o similar. El simple hecho de aplicar lo aprendido en una actividad concreta, sea del trabajo o de la vida de todos los días, le confiere una dimensión nueva que fortalece y enriquece su estructura. El conocimiento, válido por sí mismo, se convierte también en una herramienta, se hace instrumental, lo cual lejos de disminuirlo lo engrandece.

 

Es un imperativo del momento histórico en que vivimos, no solo en nuestro Estado sino en todo el país, continuar la revisión de todo el andamiaje del sistema educativo, a fin de descubrir lo que de él continúa siendo útil y lo que ahora es obsoleto. También es preciso aguzar el ingenio y estudiar acusiosamente los avances de la ciencia pedagógica en el país y en el mundo, a fin de introducir al sistema, las innovaciones estructurales y técnicas que puedan ser adaptadas y acopladas al contexto educativo estatal y nacional.

 

La matrícula abierta durante todo el año, los horarios flexibles,  la adopción de programas por objetivos y unidades de aprendizaje que hacen posible la enseñanza personalizada, la sustitución de los exámenes tradicionales por un sistema de evaluación permanente y de acreditación, y la expedición de certificados de estudio en cualquier periodo del año lectivo, son trascendentales innovaciones que han hecho posible la estructuración de nuevos modelos de centros educativos, mejor adaptados a los fines específicos de cada servicio y a las características y circunstancias de los alumnos, sean estos adolecentes, jóvenes o adultos con y sin discapacidad.

 

Los cambios no han sido ni serán fáciles de realizar, habrá que romper esquemas mentales, habrá que vencer resistencias y conformismos, habrá de continuarse elevando el nivel profesional de nuestros maestros ya que “nadie puede hoy en día pretender enseñar si no posee la técnica de su oficio y si no sigue la evolución y los progresos de la misma”.

 

Analizar parte de las pretensiones de los servicios de la educación de adultos, es enfatizar en lo siguiente: promover el desarrollo cultural, social y económico de las comunidades, ofrecer educación básica y la capacitación formal y no formal para el trabajo, a las personas que se encuentran en rezago educativo y en condición de vulnerabilidad social; que se traduzca en la mejora de las oportunidades y en la oferta de educación integral que contribuya al desarrollo humano de las personas en el ámbito familiar, artístico, recreativo y a la conservación de la salud individual y colectiva, así como promover la formación de hábitos de organización comunitaria que contribuyan a la resolución de problemas personales y colectivos, en una pretensión mayor, nuestra sustentabilidad.

 

Estamos pues, en el umbral de un nuevo horizonte educacional que ofrece magníficas posibilidades para llenar los vacíos existentes. En este sentido, la vigencia y permanencia de los servicios de educación extraescolar como son Misiones Culturales, los Centros de Educación Extraescolar, Los Centros de Educación Básica para Adultos, Los Centros de Capacitación para el Trabajo, en el Sistema Educativo Nacional son necesarios para fortalecer el tejido social de las familias mexicanas, por lo tanto, contribuyentes del pilar central de la actual administración federal, que es: el bienestar social.

 

La educación debe proporcionar el bagaje esencial para la vida; en una sociedad democrática moderna, este subconjunto puede designarse con la expresión “educación para la vida”. La oferta educativa enfocada a desarrollar habilidades específicas de muy diverso tipo, que se requieren para ocupar de manera efectiva posiciones diversas en el aparato productivo, se designa como “educación para el trabajo”.

 

La primera debe tener una orientación práctica, además de abrir el horizonte a los participantes, debe permitirles una mayor oportunidad laboral; esto será posible si tienen completo dominio de la lectoescritura, las matemáticas y otros elementos curriculares de la educación básica y media superior.

 

En relación a la capacitación para el trabajo las necesidades de los grupos sociales son distintas. En el caso de educación extraescolar los demandantes que se atienden incluyen a trabajadores de niveles intermedios o de baja calificación, personas no calificadas, de la economía informal, subempleados y desempleados; quienes necesitan capacitación con esquemas de apoyo al autoempleo, microempresas y modalidades semejantes.

 

“es un desafío y compromiso tanto para quienes demandan la capacitación como para quienes la ofertan” implicaría entonces, nuevos procesos más ágiles y confiables tanto para el proceso académico como para el reconocimiento y certificación de las destrezas y experiencias laborales. En este sentido nuevas figuras curriculares se hacen necesarias: La capacitación por módulos, la temporalidad de anual a semestral y cuatrimestral. Las modalidades escolarizadas y semiescolarizadas o semiabiertas deben complementarse con las abiertas y en línea. En fín ponemos a su consideración estas reflexiones,

 

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