Por: Tranquilino González Gómez

El inicio de la Era de Acuarius, el 21 de marzo de 1948, está produciendo grandes y acelerados cambios, en el aspecto material y espiritual del ser humano. Los avances de la ciencia y la tecnología ofrecen aparatos y utensilios para una vida más cómoda, y nos permiten acortar las distancias y el tiempo con transportes veloces, pero sobre todo con las comunicaciones digitales que nos ofrecen una gran cantidad de información con asombrosa rapidez, lo cual cambia nuestra manera de comprender nuestro mundo.

Si bien por un lado hay cada vez un mayor despertar de la consciencia humana, por otra parte, la inercia de una educación academicista y teórica, y algunos medios de comunicación social tratan de contribuir a mantener el status quo, para que el grueso de nuestras sociedades continúen en la ignorancia y al sometimiento a los intereses de quienes manipulan el poder y los recursos economicos.

El fenómeno más trascendente en esta época es sin duda el mayor despertar de la consciencia del ser humano, y por lo tanto la acción más importante es la reeducación del este ser humano hoy, con todo y los excesos de información que se disponen, por lo que hay la necesidad de aprender a valorar estos contrastes, entre las inercias de esconder verdades y de contar con una sobreinformación.

La realidad que nos mostraban nuestros sentidos, ahora ya no es tan confiable, lo virtual y lo material se han sobrepuesto en una percepción que confunde lo real y verdadero, a partir del uso de las tecnologías y el uso de nuevos equipos que nos han abierto nuevos horizontes.

La ciencia y las religiones hoy parece que coinciden más en muchos aspectos en la explicación de nuestros orígenes cósmicos y humanos. La creación bíblica del mundo, que relata el Génesis, y la teoría del bing bang tienen algunas similitudes.

El antiguo Samkhya de la Indía que buscaba la conexión espiritual del ser humano a través del pensamiento y conocimiento de la naturaleza terrestre, se convierte en el Yoga Sutra cuando Patanyali le colocó en su centro la presencia de Dios.

¿Pero qué significa Ser Humano?

Dicen los conocedores que el Ser es nuestra esencia divina. La vida, la forma y el pensamiento que se individualizan en lo humano. Es la substancia del alma, es lo que nos trasciende más allá del espacio y del tiempo. El Ser es en sí misma el fundamento de nuestro origen, es la esencia de nuestra parte espiritual.

Lo Humano es nuestra parte material, nuestra participación en lo biológico, lo terrestre y sus implicaciones, las necesidades y requerimientos que nos exige nuestra sobrevivencia animal, íntimamente ligada a nuestros instintos, emociones y pensamiento que nos define como humanos.

El ser humano tiene estos dos aspectos esenciales, además, de que cada persona es un individuo único, pero también es un ser social, ya que su vida solo tiene sentido en su integración a la colectividad y su desempeño en ella. El ser humano es un ser social por naturaleza.

Aunado a estas partes ya de por si complejas, el ser humano tiene una percepción objetiva y otra subjetiva de su realidad, y por si fuera poco una parte consciente y otra parte subconsciente de sí mismo en que se resguardan sus sombras, sus temores, sus angustias y sus miedos.

Cómo educar entonces a este ser humano que vive sus múltiples sub personalidades, y que es arrastrado por sus partes animales instintivas que buscan garantizar su sobrevivencia: El sexo y el dinero en lo individual y lo social. Sin olvidar su necesidad de trascendencia por encima del tiempo, que busca la inmortalidad a través de sus hijos y alcanzar la iluminación espiritual.

Para nuestra Reeducación como seres humanos el punto de partida es nuestra Consciencia de Ser.   El Yo Soy Aquí, Ahora.  Yo Soy el Poder de la Vida, Forma y Pensamiento, que se expresa en el espacio y el tiempo. El Poder del Ser en el presente eterno, que se manifiesta como el vicio de Ser, es decir como el servicio.

El Amor es el otro elemento central que se debe atender en nuestra reeducación humana. Ama a tu próximo como a ti mismo. El amor a uno mismo es el punto de partida, entendido este amor hacia mi Ser, Amor por la vida y hacia la vida. El amor al prójimo nos ubica en la esencia de la Fraternidad Universal, es nuestra integración al Ser Social, el propósito que en unanimidad debemos realizar.

El Amor a la vida, al saber respirar nos coloca en el proceso de la vida misma, estar y actuar en el presente: inhalo, retengo, exhalo, retengo. El cuidado de nuestra salud, se nos convierte en el primer compromiso del Ser Humano. La alimentación, el ejercicio, el descanso, son aspectos que debemos saber manejar, al igual que nuestra parte instintiva: la sexualidad, el dinero y el trabajo, debemos aprender a manejarlos hoy en este capitalismo más orientado hacia el placer y la riqueza.

El cuidado de nuestras emociones es la otra parte fuerte en la vida del ser humano. El consciente y el subconsciente del ser humano, la luz y las sombras que se esconden al ser reprimidas en el pensamiento cotidiano, como partes que no deben ser mostradas a los demás. Carl Young, el Eneagrama, Eckhart Tolle, Deepak Chopra, entre otros, nos ayudan con mucha claridad a conocer y trabajar estos aspectos de lo humano. La armonía entre la luz y nuestras sombras. El Ying y el Yang, la polaridad y los opuestos que se tocan.

El cuidado de nuestros Pensamientos, ya que somos y actuamos en base a lo que pensamos. El conocimiento y el lenguaje son las herramientas de comunicación e información necesarias para el accionar de nuestra vida. El pragmatismo y la conceptualización son las formas de procesar nuestra relación con la realidad. La experiencia es el resultado de este proceso de aproximación a la veracidad y constatación del conocimiento aprendido, que se convierte finalmente en sabiduría, cuando se relaciona con el amor y la consciencia de ser.

La honestidad con nosotros mismos es otro de los valores indispensables para crecer como seres humanos. El perdón, el no quejarnos de nada y saber que los sucesos negativos que vivimos nos sirven para adquirir experiencias. Las adversidades que se nos presentan, hay saberlas integrar a nuestras vidas e igual no tenemos el derecho de juzgar a los demás, porque no conocemos sus razones.

La paz y serenidad que se alcanza ante los distintos problemas a enfrentar. La autodisciplina consciente y libremente aceptada. La fe como un conocimiento instintivo e intuitivo. El conocimiento de las leyes y principios universales, son parte del proceso de reeducación de la humanidad.

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