Piénsalo tres veces

Trascender el Conocimiento

Por: Francisco Javier Rauda Larios


El conocimiento no es suficiente para cambiar.

Esta frase puede muy bien argumentarse, de acuerdo con Rafael Echeverría, como la trampa del lenguaje.

Y, muy seguramente se preguntará usted, mi querido lector, …

¿Qué es la trampa del lenguaje?

Dejo el espacio para que usted, apreciado lector, profundice en la respuesta a través de la investigación y no hacer del presente artículo un monólogo sino un diálogo abierto.

Pero, a cambio, le daré un ejemplo:

Cuando veo a una persona fumar, le comento: ¿sabe que el fumar puede provocarte un enfisema pulmonar y deteriorar considerablemente su salud? Y la persona me responde con un rotundo sí, sí sé. Y continúa fumando tranquilamente.

Y podría extender los ejemplos, pero haría muy largo y, muy probablemente, tediosa esta lectura, así que pondré solo uno más.

¡He decidido bajar de peso!

Muchos de nosotros creemos que con el simple hecho de hacer esta declaración bajaremos de peso y no cambiamos en lo absoluto nuestros hábitos alimenticios ni procuramos hacer ejercicio de manera consistente. Luego entonces, no logramos bajar un solo gramo; pero eso sí, seguimos decididos a bajar de peso.

Con todo esto que le expongo se vuelve inminente la siguiente pregunta:

¿Qué necesito para cambiar realmente?

Bueno, la respuesta tiene asociadas varias teorías, entre ellas, la voluntad, despertar la conciencia, la automotivación, un verdadero sentido de urgencia, e, incluso, tener experiencias cercanas a la muerte.

La cuestión aquí, desde el particular punto de vista de un servidor, es el ¿CÓMO?

Tanto a nivel personal como empresarial/organizacional, la verdadera esencia del cambio está en el cómo.

Para ilustrar lo anteriormente dicho le cuento una fábula:

 

Un chapulín que padecía las inclemencias del frio invernal, en su desesperación, va a consultar al búho, el oráculo del reino, y le dice:

  • Ayúdame, los inviernos son cada vez más fríos, me voy a morir, ¿qué hago?

El búho le responde:

  • Conviértete en grillo, hibernas durante el invierno y te despiertas tranquilamente en primavera.

¡Excelente! Responde el chapulín.

  • ¿Cómo me convierto en grillo?

¡Ah! Respondió el búho.

  • Ese ya es tu problema.

Pero ahí no termina la cosa, si bien es cierto, que debemos encontrar los cómo, también lo es el hecho de que tenemos que llevar a cabo las acciones resultantes para, efectivamente, cambiar y evolucionar a un estadio superior.

Debemos, primeramente, desarrollar la comprensión y, acto seguido, la creatividad, para ver, pensar y actuar diferente.

Lo anterior me lleva inevitablemente a pensar:

¿Cómo impactar la conciencia, desarrollando y estableciendo líneas de enlace con el conocimiento?

Este cuestionamiento ha sido, y sigue siendo, la piedra angular de mi trabajo.

Como padre, profesor, facilitador y consultor de empresas y organizaciones, me sigo enfocado en encontrar las respuestas.

Y aún que, gracias a Dios, he logrado avances y ayudado a cambiar la vida de algunas personas, el camino aún es largo, pero, afortunadamente para mí, apasionante.

En mi cotidianidad sigo aprendiendo y buscando la forma de impactar de manera significativamente positiva a las personas y organizaciones con las que tengo el privilegio y gusto de tratar.

Y, a diferencia del búho, me enfoco en proporcionarles los cómo, para que logren pasar del utilitarismo ordinario, cotidiano, a un utilitarismo trascendente.

Para concluir, ampliaré, esperando resolver la duda, el concepto de utilitarismo ordinario y trascendente.

Desde mi perspectiva, el Utilitarismo Ordinario es lo que hacemos en el día a día pero que no causa mayor impacto en nuestra conciencia ni genera cambios evolutivos en nuestro comportamiento.

Ejemplos: Desayunar, tomar un baño, ir al trabajo, …

Estas actividades, y otras más del mismo estilo, que realizamos todos los días, son del utilitarismo ordinario, necesitamos llevarlas a cabo para, si cabe la expresión, sobrevivir; pero no causan mayor cambio trascendente en nuestras vidas.

Independientemente de lo que desayune, sigo siendo la misma persona que era antes de desayunar. ¿me doy a entender?

Por su parte, el utilitarismo trascendente tiene que ver con las cosas que hacemos pero que generan un cambio significativamente positivo, trascendente, en nuestras vidas.

Ejemplos:  Servir a otros, ayudar al prójimo, seguir aprendiendo, meditar, reflexionar, orar, elevar nuestro espíritu.

Si ponemos en práctica, al menos una de estas acciones, en el día a día, entenderemos, plenamente, el concepto de utilitarismo trascendente.

Y lo que es mejor, trascenderemos nuestra vida.

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