Piénsalo tres veces

La Productividad de la Conciencia

Por: Francisco Javier Rauda Larios


Comenzaré mi artículo con una cita del Banco Mundial sobre el crecimiento de México en los últimos años.

Durante las últimas tres décadas, México ha tenido un desempeño por debajo de lo esperado en términos de crecimiento, inclusión y reducción de la pobreza en comparación con países similares. La economía tuvo un crecimiento estimado en poco más del 2.0 por ciento anual entre 1980 y 2022, lo que limita el progreso en la convergencia en relación con las economías de altos ingresos.

Fuente: https://www.bancomundial.org/es/country/mexico/overview

Y comencé de esta manera porque, en mi humilde opinión, este crecimiento está intrínsecamente ligado a la productividad nacional y la productividad nacional está intrínsecamente ligada a la conciencia personal.

SI, lo enfatizo. A la conciencia personal.

He de confesar que la inspiración para escribir el presente artículo, me vino de la lectura del libro de David Graeber: “Trabajos de mierda: una teoría” (Ariel: 2018).

En dicha obra el autor cuestiona la utilidad de ciertos tipos de trabajos que, según él, parecen no ser nada útiles. ¡Debo mencionar que, a su vez, el libro de Graeber está basado en un artículo publicado por él mismo en la revista “Strike!” en el año 2013 que, dicho sea de paso, causo gran revuelo a nivel internacional.

Retomando las palabras de Graeber, voy a plantear su idea en el mismo contexto, pero con un enfoque un poco distinto.

Para ello, haré la siguiente pregunta:

¿Somos conscientes de cómo nuestro trabajo impacta, positiva o negativamente, la productividad del país?

Y de esta pregunta derivo las siguientes:

¿Sabemos de manera consciente cómo impactamos, para bien o para mal, la productividad de nuestra Empresa/Organización?

¿Somos conscientes de que tanto nuestro bienestar personal como familiar, y el de la sociedad en general, dependen de ello?

¿En el día a día me esfuerzo por ser, realmente productivo?

Con base en ésta última pregunta, puedo argumentar sobre el hecho de que la productividad, desde mi punto de vista muy personal, se debe considerar en todos los aspectos, desde el clima laboral, las finanzas, la calidad, la comunicación, el liderazgo y la operación de la Empresa/Organización en general.

El párrafo anterior, por sí mismo, detona una espiral ascendente de cuestionamientos, que, en mi opinión, debemos plantearnos de manera personal:

¿Soy consciente de como influyo, dentro de mi Empresa/Organización, en cuanto a:

  • el clima laboral?
  • la satisfacción de los clientes?
  • la calidad de los productos y/o servicios que brinda?
  • la rentabilidad?
  • la sustentabilidad?

Y le cedo mi querido lector un espacio para que usted construya sus propias interrogantes al respecto.

Usted puede agregar, con toda confianza, las que guste y al final, le sugiero, hacerse ésta última, englobando todas las de la lista:

¿Soy realmente productivo?

Este último cuestionamiento se enlaza, obviamente, con el que lo generó, repito:

¿En el día a día me esfuerzo por ser, realmente productivo?

Finalmente, a manera de conclusión, sugiero considerar el hecho de que, si no estamos siendo realmente productivos, no nos quejemos de las circunstancias por las que atravesamos o atraviesan, tanto nuestras Empresas y Organizaciones, como el país en general, y citaré una frase del expresidente de los Estados Unidos, el Sr. Barak Obama que dice así:

“El cambio no vendrá si lo esperamos de otra persona, o si esperamos para otro momento. Nosotros somos los que hemos estado esperando. Somos el cambio que buscamos”.

Apoyándome en las palabras de Barak Obama, argumentaré, como lo hago en reiteradas ocasiones, que el cambio es personal y que en mí está, o no, la decisión, la voluntad, de hacer, de la mejor manera posible, lo que me corresponde para crear un mejor futuro para mí, para mi familia, para mi Empresa/Organización, para mi ciudad, para el país, para el mundo.

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