Dos puntas de la Crisis del agua en Morelia

José Juan Marín


El problema del agua en Morelia es añejo y tiene dos puntas: por un lado, la carencia del vital líquido para uso doméstico y, por otro, los encharcamientos e inundaciones que en tiempo de lluvias afectan a más de 40 colonias en la capital del Estado.

Frente a esta problemática urbana, es necesario que la Autoridad Municipal, hagan su trabajo, y que lo hagan de la mejor manera posible, pensando en los miles de familias que se ven afectadas por ambos problemas.

Ante los problemas que padecen muchas colonias en Morelia, lo cuerdo no es esconderse detrás de un escritorio, ni lamentar desde la función pública la presencia y multiplicación de los problemas.

Lo cuerdo y recomendable es que las autoridades hagan frente a la realidad, buscando y aplicando las soluciones técnicas más adecuadas, para beneficiar a la población que se gobierna.

En Morelia es necesario tomar medidas urgentes en las zonas colindantes con los ríos que atraviesan la ciudad, de igual manera se debe regular el crecimiento urbano, ya que esto pone en serio riesgo a la población.

El desorden surge cuando la población que habita asentamientos irregulares son utilizados de manera política, posteriormente es complejo el intentar brindar los servicios de infraestructura básica, pero también comprometen la seguridad de las zonas bajas de la capital del estado, como la zona del cerro del Quinceo.

La falta de agua potable en Morelia, bien podría resolverse con la construcción de una o dos nuevas presas, obras de gran calado o bien seguir con la construcción de 18 pozos profundos, la construcción de 8 centros de distribución del vital líquido y la ampliación de la red actual de distribución.

¡Lo importante de esto es que vale la pena dedicarle tiempo e invertir en la solución de los problemas de los morelianos!

Con estudios de factibilidad técnica y con proyecciones del Instituto de Ciencias del Agua que se ubica en el Estado de México y con investigadores de la UMSNH y de la UNAM estoy seguro que la crisis del agua se resolvería en Morelia.

Por otra parte, tenemos el grave y recurrente problema de los encharcamientos e inundaciones, que en cada temporada de lluvias vuelve intransitables las principales avenidas y afecta a docenas de colonias del norte y el noroeste de Morelia.

Frente a este problema, es necesario reunir a un equipo de expertos y de ingenieros del agua, a investigadores y académicos que han tratado el problema en grandes ciudades, para resolver este grave problema que paraliza a las familias y le cuesta miles de horas-humano al comercio y la industria.

Hace falta en Morelia una rehabilitación a fondo del sistema hidráulico, para darle salida a las aguas estancadas, cómo el que se impulse el rencauzamiento del río grande, pero también falta hacer limpieza permanente de ríos y canales, porque si esto no hacemos, los encharcamientos e inundaciones seguirán poniendo de cabeza a nuestra ciudad.

Una conducta recurrente de las instituciones gubernamentales y algunas desarrolladoras urbanas que intentan evadir responsabilidades, es recurrir a las fuerzas incontrolables de la naturaleza. Otras más son, culpar a la víctima de su situación de desastre y la transferencia de responsabilidades, apelando a la ignorancia, la flojera o el abuso por vivir en zonas peligrosas. Un ejemplo frecuente es el discurso con respecto a que la basura en las calles genera inundaciones porque tapa las coladeras. Sin embargo, dada la magnitud del problema, no se puede simplificar a tal grado un evento desastroso.

Los desastres se construyen en las sociedades por las decisiones tomadas por sus autoridades y habitantes y la regulación deficiente, la corrupción, así como por condiciones de orden social como la pobreza, la precariedad, y la exclusión social.

Hoy hace falta preguntarle a la ciencia y a la técnica qué es lo que conviene hacer, para resolver a fondo la crisis del agua en Morelia y en otras ciudades.

Y este, Julio, amigas y amigos que nos escuchan, sería mi comentario de esta tarde-noche de lunes.

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