Licenciada en Artes Visuales María Fernanda Rivero González.
Panorama Ambiental A.C.
El hombre y la naturaleza son un binomio indisoluble en todas sus expresiones, la subsistencia del ser humano y el arte en cualquiera de sus expresiones, son piedra angular para que el hombre pueda crear sus obras. Estimula al creador artístico, aflorando la inspiración en la naturaleza como lo son ríos, bosques, selvas, lagos, lluvias interminables, días nublados, noches estrelladas, montañas rocosas y hasta los desiertos son fuente de inspiración. El creador artístico no puede aislarse de estos elementos que le inspiran y llevan a la creación.
Es decir que un artista observa el mundo y su naturaleza llevándolo; el músico en su música, el poeta en sus versos, el pintor en sus lienzos, el escultor en la arcilla, el muralista en sus muros, el fotógrafo en sus retratos y el novelista al describir paisajes, pueblos y a su gente. Por lo tanto, la importancia de cuidar a la naturaleza significa preservar la fuente de inspiración del arte que es la parte importante de la sensibilidad y la cultura de los pueblos.
Nos podemos remontar a las manifestaciones o expresiones de los primeros seres humanos que habitaron nuestras tierras, por ejemplo, las pinturas rupestres nos indican cómo cazaban para conseguir alimentos y al mismo tiempo nos dejaron que de la naturaleza sacaron los elementos para pintar, nos describen con ese lenguaje pictórico como era el mundo de ellos y aquí podemos ver que la naturaleza los alimentaba y les generaba motivos para transmitir su realidad. Esta ha sido parte fundamental del ser humano desde entonces.
Si nos remontamos al México prehispánico, todos los pueblos tenían como base en su cultura a la naturaleza. Basta con ir a la poesía, del Rey poeta Netzahualcóyotl:
“Como una pintura
Nos iremos borrando.
Como una flor,
Nos iremos secando
Aquí sobre la tierra”.
La exponente del siglo XVII de la literatura en español, Sor Juana Inés de la Cruz, en ese México Virreinal, inspira su poesía en la naturaleza y nos dice que debemos cuidar los campos, los montes y los ríos.
En las décadas del siglo XIX, el principal exponente del postimpresionismo y gran artista, Vincent Van Gogh, tomó de inspiración el manto natural nocturno para crear la noche estrellada valorada entre 500 y 1,000 millones de dólares. Todas sus obras representan la visión sobre su entorno social y natural.
En el siglo XX basta leer al ícono literario mexicano Juan Rulfo (escritor, guionista y fotógrafo) en su descripción del polvoriento llano de Comala siendo una de sus obras de mayor altura literaria y con ello comprendemos cuánto ama y percibe la naturaleza el artista.
Algunos más como José María Velasco, famoso pintor, describe majestuosamente los paisajes que en ese tiempo rodeaban con una sutileza de multicolor al valle de México. Y el Dr. Atl, quien fue un investigador de la naturaleza considerado como el ideólogo del movimiento muralista, inspirando a grandes artistas como José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, plasmando en su arte la representación de los volcanes. Los apuntes y pinturas que elaboró sirvieron para publicar el libro como nace y crece un volcán “El Paricutín” en 1950 con su obra pareciese que estamos mirando hermosos paraísos.
“Así, sobre las convulsiones de la Tierra se levantan incomparables de belleza y de desprecio los grandes volcanes de México”.
En la actualidad se crea la corriente artística denominada Land Art (el arte de la tierra) es una corriente del arte contemporáneo que utiliza materiales de la naturaleza como madera, tierra, piedras, arena, viento, rocas, fuego y agua para recrear paisajes naturales.
Concluyo con que el arte y el artista se regocijarían plasmando el equilibrio entre el medio natural, el desarrollo humano y la expresión artística. No podemos permitir que se siga atentando contra la naturaleza, esto nos conducirá al fin de la vida del ser humano y de la civilización.