José Juan Marín González

Michoacán es un Estado con una gran historia, con matices culturales que lo distinguen del resto del país y con una variedad de vocaciones y productos artesanales que hablan de nuestra singularidad a través del tiempo.

No es momento de detenernos en los grandes aportes que ha hecho Michoacán a la grandeza histórica de México, lo mismo en la Época Colonial, en la Lucha por la Independencia, en la Etapa de la Reforma y en la Revolución Mexicana, porque son muy conocidos.

Lo que aseveró el historiador e intelectual Carlos Pereyra, basta para entender la espiritualidad y la forja cultural del pueblo michoacano, cuando afirmó que esta tierra, nuestra tierra, “está integrada por músicos, pintores, filósofos, oradores y poetas”, en los que se reconoce la raíz y el destino de un gran pueblo.

En este sentido, el mejor homenaje que podemos hacer a nuestra historia no es quedar extasiados y paralizados ante ella, simplemente petrificándola, sino renovarnos y superarnos a partir de sus grandes lecciones.

Pero la grandeza de Michoacán también se explica por su situación geográfica, porque somos una ventana al Pacífico; tenemos mesetas forestales y planicies agrícolas; poseemos una industria minera y metalúrgica importante; somos grandes productores de aguacate, mango, limón y lenteja; y además tenemos un potencial turístico que es de los principales del país.

Por todo esto, importa decirle a los políticos y gobernantes que estamos llamados a cuidar a Michoacán: primero, cuidarlo de nosotros mismos y de nuestra ambición; después, cuidarlo de quienes viniendo de afuera quisieran adueñarse de él.

Michoacán y su riqueza y potencial, sólo podrán ser justamente evaluados en el resto del país, cuando nosotros seamos los primeros en valorar lo que tenemos.

Michoacán podrá ser más rico de lo que ya es, y tener un destino de grandeza, si entendemos que el horizonte de Michoacán está más allá de grupos de poder, más allá de apetitos insanos, más allá de políticos y gobernantes.

Esta tierra nos necesita a todos, nos llama a todos, nos convoca a todos a la acción, ante las acechanzas del crimen organizado y de quienes quisieran ver arrodillado al territorio de Hidalgo, de Morelos, de Ocampo, de Ignacio López Rayón, de Teófilo Olea y Leyva y del jurista Felipe Tena Ramírez.

Michoacán tendrá un futuro de luz y de grandeza, si los que hoy vivimos sabemos comportarnos a la altura de su historia.

 

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