Mario Ensástiga Santiago

Este fin de semana, sábado 17 y domingo 18 de septiembre, se llevó a cabo el Tercer Congreso Nacional del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con la asistencia más de tres mil congresistas para renovar la estructura nacional, el Consejo Nacional y el Comité Ejecutivo Nacional, a excepción de la presidencia y secretaría general, la de los estados ya se han realizado, se buscaba reformar los documentos básicos, la declaración de principios y el estatuto, para adecuarlos a la nueva realidad de Morena y del país con el objetivo de que coadyuve al fortalecimiento y acompañe la Cuarta Transformación.

Era la última y definitiva oportunidad para que Morena de cara al 2014 esté a la altura del partido político que hasta ahora sigue necesitando AMLO, la 4t y el pueblo de México; éste es en deseos democráticos lo que debiéramos esperar, para que Morena sea el instrumento de soporte y blindaje orgánico, social y político del gobierno federal frente a los patológicos a cada minuto, hora y día de embates de la derecha en sus múltiples manifestaciones.

El Tercer Congreso Nacional de Morena se propone en consecuencia la renovación y refundación institucional y programática para asistir al último tramo del gobierno de la 4t, cuestión que es un gran reto y desafío del que tengo serias dudas, por la forma como se dieron las cosas para elegir en los estados la elección de los y las consejeras, y salieron a relucir las viejas prácticas de nuestra subcultura política del viejo régimen neoliberal.

Los métodos y estilos de la elección de los consejeros estatales, nacionales y congresistas, nada tienen que ver con los principios rectores del Nuevo Proyecto de Nación, de la 4t y la Revolución de las Conciencias, por ello la celebración del Tercer Congreso Nacional de Morena, encierra la gran interrogante si verdaderamente se refunda y se aleja del riesgo de convertirse plena y llanamente en el nuevo partido de Estado.

Lo he dicho en varias ocasiones y espacios, que durante las semanas y meses previos a las elecciones federales por la presidencia de la República del 1º de julio del 2018, a muchos mexicanos y mexicanas nos asaltó la certeza de que finalmente veríamos llegar al gobierno nacional a una persona y partido político que no fuera de derecha; con ideas progresistas y democráticas, particularmente para los que provenimos de las viejas izquierdas comunistas, socialistas y populares, nos invadió la esperanza de que por fin habría mejores condiciones para llevar adelante nuestros viejos proyectos y sueños de educación popular, de organización, capacitación y concientización de la gente para participar activamente en la solución de los grandes problemas nacionales.

Con el paso de los acontecimientos y 2 tercios del gobierno de la 4t, vemos que la cuestión no sido fácil, que las cosas no andan del todo bien, como lo pensábamos y deseábamos, muchas son las razones, la pandemia, la crisis económica mundial, la férrea oposición derechista neoliberal para no perder los privilegios mal habidos por décadas, y desde luego hay que reconocer autocríticamente los errores y limitaciones propias.

El actual cuadro político nacional de Morena en el contexto nacional, no es muy alentador, la situación del país sigue siendo la polarización política, el incremento de la inflación y la inseguridad, como  las principales características, ciertamente no las únicas, veo dificultades por los perfiles políticos e intereses de los grupos y corrientes internas que se han posicionado a nivel nacional en los últimos meses y en particular en Michoacán, que desatarán una dinámica de fondo para reinventarse, Morena necesita una cirugía política mayor para que eso suceda.

Está en curso al mismo tiempo 2 procesos paralelos y vinculados a final de cuentas, por una parte el intento de la construcción de la nueva institucionalidad de Morena, y por otro, el claro desprendimiento y distanciamiento de valiosos cuadros y agrupamientos políticos, como el de Rogelio Raya, Juan Pérez y Raúl Morón y otros muchos que en la individualidad y en silencio lo están haciendo; la crisis de los partidos políticos incluyendo a Morena es muy clara, por lo demás explica que a nivel nacional haya esfuerzos y solicitudes ante el INE por constituir 10 Asociaciones Políticas Nacionales (APN) y 156 nuevos Partidos Políticos Locales en 15 entidades de la República, entre ellas Michoacán con 12, a estos procesos en algunos casos han acudido al llamado de la conformación de nuevos partidos políticos personas que en su momento vieron en Morena un verdadera alternativa política.

Creo que la situación de los estados de ánimo popular no dan para  construcción de nuevos partidos políticos, por lo que la mayoría de los casos será muy difícil que logren el poder  competir en las próximas elecciones locales y nacionales para obtener registro como partido político; ojalá que ésta última oportunidad de Morena de fin de semana de su Tercer Congreso Nacional sea para constituirse en un verdadero instrumento político y que los acuerdos a los que lleguen se vean operados en la práctica de manera alternativa, democrática y progresista.

 

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